Deuda p¨²blica y recuperaci¨®n econ¨®mica
Lo que importa es el modelo productivo sobre el que se tiene que asentar la pol¨ªtica presupuestaria
La deuda p¨²blica ha batido un nuevo r¨¦cord. Seg¨²n los datos del Banco de Espa?a publicados esta semana, el endeudamiento del conjunto de las administraciones p¨²blicas supera ya el bill¨®n de euros, por encima de la riqueza que se produce cada a?o. Se trata pr¨¢cticamente de la tasa m¨¢s elevada desde principios del siglo pasado. El dato es preocupante. Por ahora, los bajos tipos de inter¨¦s reducen el coste de financiaci¨®n de la deuda, pero esta circunstancia podr¨ªa cambiar si el BCE decidiera endurecer la pol¨ªtica monetaria y poner fin a las medidas de inyecci¨®n de liquidez.
Tampoco se pueden descartar nuevas tensiones en la zona euro ¡ªpor ejemplo en julio pr¨®ximo cuando se eval¨²e la oportunidad de un nuevo rescate a Grecia¡ª y que podr¨ªan repercutir sobre las primas de riesgo de pa¨ªses de la zona euro como Espa?a. Todo ello encarecer¨ªa el servicio de la deuda, justo cuando el debilitamiento de la econom¨ªa mundial ensombrece las perspectivas econ¨®micas. Existe pues el riesgo de una espiral de la deuda.
Ahora bien, en algunos casos el endeudamiento puede servir para fortalecer el tejido econ¨®mico. La inversi¨®n p¨²blica en educaci¨®n, tecnolog¨ªa, sanidad, pol¨ªticas activas de empleo, cohesi¨®n social y un sistema judicial eficaz son ingredientes importantes de la competitividad. Estas pol¨ªticas conllevan un gasto que en per¨ªodo de crisis no es f¨¢cil financiar mediante el aumento de impuestos. Luego crece el d¨¦ficit y la deuda, pero la contrapartida es una econom¨ªa m¨¢s fuerte que deja esperar mayor capacidad para hacer frente al pago de intereses y la amortizaci¨®n de bonos y pr¨¦stamos.
Escasa colocaci¨®n de parados
Seg¨²n indicadores detallados de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa para el 2015, solo el 1,7 por ciento de los asalariados consiguieron empleo mediante una oficina de empleo p¨²blica. En el 2014, el porcentaje fue del 2 por ciento. La contrataci¨®n ocurre mayormente mediante las empresas, contactos personales y empresas de trabajo temporal. Esta situaci¨®n perjudica a los j¨®venes y parados de larga duraci¨®n que son los que m¨¢s necesitan un apoyo p¨²blico para encontrar empleo. Las oficinas de empleo carecen de un n¨²mero suficiente de orientadores para apoyar la b¨²squeda de empleo, circunstancia que ha empeorado estos ¨²ltimos a?os como consecuencia de las restricciones presupuestarias. Dot¨¢ndolas de medios adecuados, y reforzando las pol¨ªticas activas del mercado laboral, las oficinas de empleo podr¨ªan jugar un papel esencial en la lucha contra el desempleo.
Algo as¨ª ha ocurrido en EE UU desde el inicio de la crisis. El American Recovery and Reinvestment Act facilit¨® un impulso a la inversi¨®n p¨²blica en torno a 763.000 millones de d¨®lares, mejorando las infraestructuras despu¨¦s de a?os de descuido y ampliando las redes tecnol¨®gicas. La reforma sanitaria y la extensi¨®n de la prestaci¨®n por desempleo a parados de larga duraci¨®n han mejorado algo la cohesi¨®n social, aunque todav¨ªa queda mucho por hacer para reducir las desigualdades en ese pa¨ªs. Sin duda todo ello ha repercutido sobre la deuda p¨²blica, pero tambi¨¦n ha propiciado la recuperaci¨®n econ¨®mica. La tasa de paro en EE UU se ha reducido hasta niveles anteriores a la crisis.
En Espa?a la deuda p¨²blica ha crecido con mayor intensidad que en EE UU sin que se fortalecieran en la misma proporci¨®n los fundamentos de la econom¨ªa. La productividad se ha estancado, las tasas de fracaso escolar se mantienen en niveles alarmantes y la pobreza laboral est¨¢ ganando terreno, merced de un mercado de trabajo polarizado y que ofrece pocas perspectivas de empleo para j¨®venes cualificados.
El pa¨ªs se ha enfrentado a una doble crisis, la internacional y la del ladrillo, fruto de una burbuja de endeudamiento privado (de empresas y sobre todo de hogares) facilitada por el sector bancario. El estallido de la burbuja provoc¨® una ca¨ªda del gasto en consumo e inversi¨®n privada que justificaba un papel m¨¢s activo del Estado para limitar el desplome de la econom¨ªa. Pero la respuesta deber¨ªa haber tenido en cuenta la necesaria reconstrucci¨®n de la base productiva del pa¨ªs.
Europa tiene algo que ver con las decisiones que se han tomado. La reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico por debajo del 3% del PIB se ha convertido en objetivo fetiche. Pero se echa en falta un debate m¨¢s estrat¨¦gico. El llamado plan Junker ha permitido dar un paso en el buen sentido, pero representa apenas 21.000 millones de Euros de inversi¨®n p¨²blica, cifra muy inferior al programa americano. ?ltimamente la Comisi¨®n Europea parece estar haciendo m¨¢s caso a la composici¨®n del d¨¦ficit. As¨ª pues, la reducci¨®n de impuestos en pa¨ªses con un d¨¦ficit abultado no es vista con buenos ojos por parte de la Comisi¨®n, tal y como se ha podido comprobar en sus recomendaciones a varios pa¨ªses entre otros Espa?a. En cambio se empieza a reconocer que la inversi¨®n en pol¨ªticas activas de empleo es prioritaria.
Lo que importa es el modelo productivo sobre el cual se tiene que asentar la pol¨ªtica presupuestaria. Lo contrario es priorizar el desendeudamiento sin considerar las consecuencias sobre la econom¨ªa y el bienestar.
Raymond Torres es visiting fellow de la Fundaci¨®n de Cajas de Ahorros (Funcas)
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