500 tenderos contra la obsolescencia programada
Comerciantes inscritos en la iniciativa Alargascencia combaten la cultura de usar y tirar
Los altos lo pasan mal en la tienda de Rub¨¦n C¨¦spedes. Una peque?a estancia atestada de l¨¢mparas, tulipas, brazos de bronce y cuentas refulgentes que cuelgan del techo y hacen que cualquier paso en falso acabe en un sonoro cling cling. C¨¦spedes, 22 a?os reparando l¨¢mparas de todo tipo, hijo de un padre al que considera un maestro que le da "sopas con honda", madridista y optimista es tambi¨¦n, casi sin saberlo,?alguien que al desempe?ar su oficio combate el avance de la obsolescencia programada. Es decir, es un resucitador de objetos. De objetos iluminadores, en su caso. "Yo no es que piense que cuido el medio ambiente, pero genero menos basura que nadie", afirma. "Lo que hago es darle vida a las l¨¢mparas que me traen aqu¨ª para que sigan siendo ¨²tiles". Y aunque este artesano no haga milagros como el de la centenaria bombilla de la estaci¨®n de bomberos de Livermore (EE UU), una luz que no se apaga desde 1901 y que demuestra que los fabricantes pueden facturar objetos que duren toda la vida, ¨¦l y otros establecimientos similares ofrecen un servicio cada vez m¨¢s raro: la reparaci¨®n.
Como el de C¨¦spedes se cuentan cerca de 500 comercios en Espa?a adheridos y listados en la iniciativa Alargascencia, un directorio recopilado por la ONG Amigos de la Tierra que recoge aquellos negocios que se dedican principalmente a reparar y recuperar objetos. En el mapa que han elaborado se puede encontrar una miscel¨¢nea de tiendas donde arreglar pertenencias de todo tipo. Por ejemplo, Talleres del PC, un lugar que por fuera podr¨ªa parecer un ultramarinos antiguo y que por dentro esconde una trastienda de est¨¦tica bladerunneresca; o TabaHack, un punto de encuentro en la madrile?a Tabacalera de reciclaje de equipos calificados como obsoletos. Fotocasi¨®n, como insin¨²a su nombre, aloja, repara y vende c¨¢maras antiguas. Y en Recycled City Music, Flavio, aka DJ F, recibe colecciones particulares de vinilos de electr¨®nica usados y las pone a la venta, dando un nuevo significado ecol¨®gico al intercambio y compraventa de discos.
Son espacios que, en mayor o menor medida, consciente o inconscientemente, pal¨ªan un signo inequ¨ªvoco del siglo XXI: la cultura de usar y tirar. Comprar un aparato nuevo en vez de reparar aquel que podr¨ªa seguir funcionando.
"La gente cada vez demanda m¨¢s este tipo de servicios para que tambi¨¦n el fabricante se vaya poniendo las pilas en cuanto a la reparaci¨®n y no piense solo en la venta", explica Alodia P¨¦rez, una de las impulsoras de Alargascencia, proyecto que empez¨® hace seis meses con 200 establecimientos y ya se acerca al medio millar. "Pensamos en dar visibilidad al zapatero de toda la vida, al se?or que te arregla desde la cafetera a la plancha, a esos comercios que existen en todos los barrios pero solo los conocen los que viven ah¨ª". En su opini¨®n, estos negocios est¨¢n entre los m¨¢s verdes. Y muchos ni lo saben. "No tratar de vender m¨¢s y m¨¢s reduce much¨ªsimo el impacto medioambiental del consumo, y eso es precisamente lo que hacen estas tiendas", apostilla.
C¨¦spedes, l¨¢mpara en mano, se expresa en la misma l¨ªnea: "Nos estamos cargando todo. No es normal que compres cualquier cosa y a los dos meses la tengas que cambiar", argumenta. "En mi casa recuerdo toda la vida la misma lavadora y la misma nevera, la nevera dur¨® 30 a?os y se tir¨® porque necesit¨¢bamos una m¨¢s grande". Para ¨¦l, la frase "antes las cosas duraban m¨¢s" es de todo menos un t¨®pico.
?Necesitamos lo que compramos?
"Compramos un nuevo tel¨¦fono cuando tenemos el anterior perfecto", opina Rub¨¦n S¨¢nchez, de la asociaci¨®n de consumidores FACUA. "Eso s¨ª, lo compramos porque el fabricante no le ha dado todas las prestaciones que le podr¨ªa dar". S¨¢nchez incide en que los productores no equipan sus lanzamientos con el m¨¢ximo nivel tecnol¨®gico del que disponen: "Nos provocan un deseo, no una necesidad. As¨ª se garantizan que el consumidor adquiera el siguiente modelo", se?ala.
La reparaci¨®n de los art¨ªculos, en muchos casos, es prohibitiva. "Los servicios oficiales no dan opciones", dice S¨¢nchez, "y esto, sumado a la crisis y a la merma del poder adquisitivo de los ciudadanos, hace que proliferen los arreglos en otro tipo de talleres". Sin ir m¨¢s lejos, la revisi¨®n oficial de un iPhone hay que pagarla. Al margen de que despu¨¦s el aparato tenga arreglo o no.
"Nos gustar¨ªa que el consumidor supiera qu¨¦ supone comprar cada producto, qu¨¦ materiales tiene, c¨®mo se ha fabricado, c¨®mo impacta en el planeta", reivindica la activista P¨¦rez. En Espa?a, la media de multas puestas por pr¨¢cticas de obsolescencia programada asciende a 600 euros, seg¨²n datos de FACUA. La m¨¢s alta fue de 30.000 euros. En cambio, el Parlamento franc¨¦s aprob¨® en 2014 el castigo con penas de hasta dos a?os de prisi¨®n y multas de 300.000 euros a las empresas que estuvieran fomentando esta cultura de consumo con la excusa de estar adapt¨¢ndose a los vaivenes de la demanda. "Las acciones legales son microsc¨®picas, la permisividad es total en Espa?a", explica S¨¢nchez. "Debemos desarrollar protocolos para detectar este fraude".
De vuelta en su terreno, el se?or de las l¨¢mparas C¨¦spedes sonr¨ªe tras el mostrador, enmarcado entre los miles de cristalitos que penden de los objetos de sus amores. Y hace una profec¨ªa: "Dentro de 20.000 a?os, cuando no haya aqu¨ª nada y llegu¨¦ un despistao para explorar el planeta, y empiece a sacar porquer¨ªa por un tubo, pensar¨¢: ?pero qui¨¦n vivi¨® aqu¨ª?".
?Aver¨ªas por arte de magia?
Varios documentales han indagado acerca de c¨®mo algunos objetos est¨¢n programados para dejar de funcionar o estropearse tras un cierto n¨²mero de usos. Aqu¨ª, algunos ejemplos extra¨ªdos del c¨¦lebre Comprar, tirar, comprar, de la alemana Cosima Danoritzer:
- Impresoras: Las impresoras llevan instalado un chip que contabiliza el n¨²mero de usos, y cuando se supera el l¨ªmite establecido por el fabricante estos aparatos dejan de funcionar. Adem¨¢s, arreglar uno suele costar m¨¢s que comprar una nueva. Con la instalaci¨®n de algunos programas de software libre se puede eliminar esta restricci¨®n.
- Bombillas: Edison comercializ¨® en 1881 la primera bombilla, un invento que entonces pod¨ªa dar luz durante 1.500 horas. Pero en 1924 y con la intenci¨®n de dinamizar el consumo, los principales fabricantes de Europa y EE UU limitaron la vida ¨²til de las bombillas a 1.000 horas.
- iPods: La empresa Apple fue demandada colectivamente porque la duraci¨®n de la bater¨ªa de sus primeros iPods no superaba el a?o. Tras el litigio, la compa?¨ªa de la manzana se comprometi¨® a prolongar la duraci¨®n de este producto a un m¨ªnimo de dos a?os.
- Coches: Actualmente la vida media de un autom¨®vil es algo menos de 30 a?os, mientras que en los a?os 60 pod¨ªa durar hasta dos veces m¨¢s. Las cajas de cambio, por ejemplo, est¨¢n dise?adas para aguantar 250.000 kil¨®metros. Sin embargo, existen otras de uso industrial que pueden funcionar indefinidamente.
- Medias: El ilustre fabricante textil DuPont hizo fortuna a finales de los a?os 20 vendiendo unas medias de nailon de gran calidad. M¨¢s tarde se dio cuenta de que las ventas descend¨ªan por lo irrompibles que eran sus confecciones. DuPont comenz¨® entonces a comercializar un modelo mucho m¨¢s fr¨¢gil, estrategia que relanz¨® otra vez los beneficios de la compa?¨ªa.
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