Crece la pobreza pese a la recuperaci¨®n econ¨®mica
Espa?a solo queda por detr¨¢s de Grecia en el empeoramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos con menos renta
Seg¨²n estimaciones de Eurostat, m¨¢s de 13 millones y medio de personas est¨¢n en riesgo de pobreza y exclusi¨®n social en Espa?a, tres millones m¨¢s que antes del inicio de la crisis. Estos datos se refieren a personas que disponen de una renta inferior a 668 euros al mes, es decir, por debajo del 60% de la renta media. Se trata pues de pobreza relativa, que refleja la distribuci¨®n de la renta nacional. El riesgo de pobreza tambi¨¦n ha crecido en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos. Pero, si exceptuamos a Grecia, el empeoramiento no ha sido tan significativo como en Espa?a. Hoy la tasa de pobreza se sit¨²a seis puntos por encima de la media europea.
El desglose de los datos globales es esclarecedor de la brecha generacional que se ha generado. El riesgo de pobreza afecta uno de cada tres menores y cuatro de cada 10 j¨®venes, y las tendencias siguen siendo preocupantes para ambos colectivos. Sin embargo, la tasa de pobreza ha permanecido estable y por debajo de la media nacional entre los adultos y para los mayores de 65 a?os.
Las consecuencias sociales de esta situaci¨®n son evidentes. La pobreza tiende a perpetuarse. Casi el 40% de las familias monoparentales ¡ªa menudo madres solteras o separadas¡ª est¨¢n amenazadas por la pobreza. Adem¨¢s, el acceso a servicios p¨²blicos como la educaci¨®n y la sanidad, sustentos de la movilidad social, se ha deteriorado como resultado de las restricciones presupuestarias. Gracias a la solidaridad familiar, la pobreza es menos traum¨¢tica que en otros pa¨ªses. Pero ello no impide la erosi¨®n de la cohesi¨®n social. Varios analistas apuntan a una fragmentaci¨®n de los sistemas pol¨ªticos y mayores dificultades para emprender reformas como consecuencia de la agravaci¨®n de las desigualdades y la falta de oportunidades que perciben los j¨®venes.
Baja el paro registrado
Por primera vez desde agosto de 2010, el paro registrado se sit¨²a por debajo de los cuatro millones de personas. El paro registrado disminuye con especial intensidad entre los j¨®venes. Ahora bien, la tasa de cobertura de las prestaciones por desempleo ha disminuido.
Menos de un 53% de los parados reciben una prestaci¨®n. Los j¨®venes sin empleo apenas reciben apoyo para encontrar empleo ¡ªpese a la existencia de un fondo subvencionado por el presupuesto de la UE¡ª mientras que las familias con rentas bajas reciben una ayuda escasa que contrasta con la situaci¨®n en otros pa¨ªses. La reducci¨®n del paro registrado se debe en buena medida a la creaci¨®n de puestos de trabajo. Pese a la reforma laboral, apenas algo m¨¢s de un 8% de los contratos son indefinidos.
Por otra parte, el aumento de la pobreza y de las desigualdades tambi¨¦n conlleva un coste. Conviene recordad que uno de cada 10 titulados universitarios est¨¢ en riesgo de pobreza. La tasa es a¨²n m¨¢s alta entre los j¨®venes titulados, lo que da idea del despilfarro de recursos. La pobreza laboral es a la vez causa y consecuencia de la baja productividad, que es uno de los mayores desaf¨ªos a los que se enfrenta la econom¨ªa espa?ola.
La reducci¨®n de las desigualdades y del riesgo de pobreza tendr¨ªa que ser una prioridad. Claro est¨¢ que la recuperaci¨®n econ¨®mica y del empleo facilitan la reducci¨®n de las desigualdades y de la pobreza. Pero ese v¨ªnculo no es ni suficiente ni autom¨¢tico. Primero, porque los ciclos suelen tener impactos asim¨¦tricos sobre los grupos m¨¢s vulnerables. Mientras las recesiones se repercuten con mayor dureza sobre las rentas bajas, la recuperaci¨®n tarda en generar ingresos para los m¨¢s desfavorecidos.
Adem¨¢s, las pol¨ªticas sociales y de empleo pueden mejorar el v¨ªnculo entre crecimiento y pobreza. La recuperaci¨®n con empleos precarios no permite reducir la pobreza. Por eso es importante reconsiderar las reformas laborales tal y como se han llevado a cabo estos ¨²ltimos a?os. Algunas reformas generan una excesiva rotaci¨®n en el mercado laboral y conllevan un riesgo elevado de precariedad y de pobreza, incluso para aquellos que tienen un empleo. Por ejemplo, en Espa?a el riesgo de pobreza entre los trabajadores aut¨®nomos es el doble del que afecta a los asalariados, y la brecha sigue creciendo. Tambi¨¦n se producen discrepancias entre asalariados con contratos temporales y fijos. A la luz de estos resultados y de lo que se sabe de lo que ha funcionado a nivel internacional, se deben evaluar las reformas llevadas a cabo estos ¨²ltimos a?os por diferentes gobiernos.
El salario m¨ªnimo juega un papel esencial en la lucha contra las desigualdades y la pobreza, siempre y cuando no acabe destruyendo empleo. En Espa?a, el salario m¨ªnimo (en porcentaje sobre el salario medio) est¨¢ muy por debajo de la media europea o de pa¨ªses como el Reino Unido que goza de una tasa de paro reducida.
En definitiva, la reducci¨®n de la pobreza es compleja y requiere de soluciones globales que no perjudiquen la recuperaci¨®n econ¨®mica. Pero las soluciones existen y dependen de la voluntad pol¨ªtica.
Raymond Torres es visiting fellow de la Fundaci¨®n Cajas de Ahorro (Funcas).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.