Un ¡®banco de noches¡¯ para veranear en casa de otros sin pagar un euro
Nightswapping es una nueva plataforma de alojamiento donde cedes tu vivienda pero ni usas dinero como en Airbnb ni la intercambias con otro
Mar Rayo, por placer, ha viajado poco. Era una de esas carencias que pasan inadvertidas, absorbidas por la din¨¢mica de un trabajo exigente como ingeniera agr¨®noma y madre. Hasta que un divorcio demoledor la dej¨® en el paro, con dos hijos a su cargo y atrapada en una enorme finca en Colmenar Viejo (Madrid). Entonces, aquella caseta de jardiner¨ªa en la que sus hijos celebraban los cumplea?os se ilumin¨® como oportunidad.
Pens¨® en sacarle rentabilidad, alquilarla para ir tirando con esos ingresos. Las espl¨¦ndidas vistas de la sierra de Guadarrama ven¨ªan incorporadas, y lo dem¨¢s lo construyeron poco a poco entre los tres. El techo con pal¨¦s desmontados, los electrodom¨¦sticos reciclados, una barbacoa y una canasta en el patio. Cuando public¨® el anuncio de la caba?a en Airbnb (la aplicaci¨®n de alquileres entre particulares), los usuarios se la rifaban. ¡°Es una gran opci¨®n, porque no tienes que tener a un inquilino continuamente aqu¨ª, que a m¨ª me echaba un poco para atr¨¢s¡±, explica. Satisfecha la necesidad econ¨®mica, echaba en falta algo m¨¢s. Quer¨ªa conocer gente nueva y, sobre todo, viajar. Mar se uni¨® al ¡°trueque de noches¡± de la plataforma Nightswapping, una startup francesa a¨²n embrionaria en Espa?a. ¡°Al final, con una aplicaci¨®n como Airbnb no tienes por qu¨¦ tener contacto con la gente que viene. Puede pasar, pero en general les das las llaves y cada uno hace su vida independiente. Te pagan por alojarse aqu¨ª, y eso influye en ciertas cosas. Por eso busqu¨¦ otras alternativas por internet, y encontr¨¦ Wimdu y finalmente, Nightswapping¡±, cuenta.
Esta es un h¨ªbrido entre Airbnb y Couchsurfing, que opera bajo un lema sencillo: ¡°Trueque de noches¡±. El anfitri¨®n oferta una cama, una casa completa o una estancia, para acoger a viajeros. Genera un saldo de noches, que despu¨¦s consume aloj¨¢ndose en cualquier otro lugar del globo donde haya un nightswapper, totalmente gratis. No hay transacci¨®n econ¨®mica entre ellos, solo con la plataforma. Se abonan 9,90 euros a cambio de un seguro de la compa?¨ªa Alliance, que protege a anfitri¨®n y hu¨¦sped en pr¨¢cticamente cualquier circunstancia, incluida la repatriaci¨®n o el robo. Suena parecido al ¡°intercambio de casas¡± de Home Exchange, pero no lo es. En Nightswapping no existe una reciprocidad directa: es decir, los dos usuarios de la comunidad no intercambian las casas simult¨¢neamente. Cada cual elige a qui¨¦n acoge y tiempo despu¨¦s puede optar por viajar y alojarse donde quiera, sin que coincida necesariamente con la casa de su hu¨¦sped.
Su fundador, el empresario Serge Duriavig, cre¨® la empresa en 2013 tras experimentar con la mayor¨ªa de las alternativas de alojamiento colaborativo. La idea era subsanar ciertos errores de las herramientas actuales y abrirse a un p¨²blico m¨¢s amplio: ¡°Lo mejor, para m¨ª ni siquiera es el tema del seguro. Es el hecho de que abre la posibilidad de viajar a gente con menos recursos, como me ocurre a m¨ª ahora mismo¡±, reflexiona Mar. Reconoce que el importe del alquiler que gana con Airbnb lo destina a otras cosas, no le llega para plantearse desplazarse a otro destino. ¡°Pero de esta forma, puedo coger unos billetes baratos y s¨¦ que tengo alojamiento garantizado y gratuito. Adem¨¢s, puedo tener una peque?a cocina para no tener que hacer todas las comidas fuera, con el gasto que supone¡±, explica. La plataforma estima que, en un fin de semana en una capital europea, puede garantizarse un ahorro de un 66% respecto a un viaje 'tradicional'.
Un mercado en auge en busca de especializaci¨®n
Nightswapping se desenvuelve en el mismo terreno de econom¨ªa colaborativa que Airbnb, la l¨ªder del mercado, y de momento, crece a su sombra. Su comunidad, de 180.000 miembros est¨¢ a¨²n en crecimiento, con 50.000 usuarios en Francia y 25.000 en Espa?a. Disponen de 3.900 alojamientos en nuestro pa¨ªs.
Su reducido tama?o es su tal¨®n de Aquiles. ¡°Trat¨¦ de buscar un trueque de camas en Mosc¨² para uno de mis viajes, pero solo hab¨ªa una casa en toda la ciudad¡±, cuenta Miguel Aguado. ?l, acostumbrado a viajar y asiduo de couchsurfing, descubri¨® la plataforma hace un a?o, y ya ha alojado a una pareja de alemanes y otra de brasile?as en su estudio de Pozuelo de Alarc¨®n (Madrid). ¡°Lo que me llam¨® la atenci¨®n, y lo que le da un plus respecto a couchsurfing es que Nightswapping es algo dise?ado espec¨ªficamente para el alojamiento¡±, dice. Y es que, couchsurfing es un caj¨®n de sastre en el que se engloba de todo: desde la b¨²squeda de un compa?ero de viaje hasta oferta de circuitos tur¨ªsticos gratuitos. ¡°Sin embargo, esta plataforma ofrece un intercambio real, una transacci¨®n no dineraria, y al ser solo espec¨ªfico para eso es m¨¢s controlable. Me parece m¨¢s serio¡±, valora. Miguel subraya que Couchsurfing no se basa en una idea de trueque, sino que el usuario puede alojarse en casas ajenas durante a?os y jam¨¢s prestar la suya. En cambio, en la startup francesa esto es posible solo a medias. Ofrecen una alternativa para los que carezcan de espacio de hospedaje, pero quieran entrar en la comunidad. En esos casos se abona de 7 a 49 euros (dependiendo de la categor¨ªa del alojamiento escogido) que la plataforma se queda ¨ªntegramente. El anfitri¨®n no recibe nada del importe, y el viajero puede alojarse sin tener un ¡°saldo de noches¡± en su cuenta. No obstante, esta f¨®rmula se trata de algo excepcional, y seg¨²n nos explican, se analiza cada caso individualmente.
Miguel da en la diana de cu¨¢l es la esencia del trueque de noches, y c¨®mo Nightswapping podr¨ªa ensanchar el circuito de viajes colaborativos a usuarios recelosos: ¡°Sobre todo, la seguridad. Porque la gente que no tiene h¨¢bito de viajar de esta forma, tiene cierto miedo a no saber donde se mete. Y es comprensible, porque pueden darse situaciones inc¨®modas, especialmente para las mujeres¡±, aduce. Los habituales de couchsurfing saben que no son extra?as las cancelaciones de ¨²ltimo minuto que te dejan con las maletas en la puerta, alojamientos de ¨ªnfima calidad o anfitriones con intenciones dudosas. La gratuidad no siempre compensa. Al introducir un intermediario que eval¨²a la calidad del hospedaje, la fiabilidad del hospedador y el viajero (se requiere no solo un registro en redes sociales, sino identificaci¨®n mediante DNI o pasaporte) y la garant¨ªa del seguro; la desprotecci¨®n disminuye.
Adem¨¢s se refuerza la idea de comunidad, algo que introdujo Airbnb y que Nightswapping hereda. Aqu¨ª no hay pr¨¢cticamente diferencias entre una y otra: ambas comparten el atractivo de la hospitalidad del particular frente a la frialdad de un hotel, y las articula el sistema de valoraciones de otros usuarios. ¡°Es la propia comunidad la que se autorregula¡±, subrayan desde la startup. A¨²n as¨ª, ellos ejercen una actuaci¨®n vigilante, castigando los malos h¨¢bitos (cancelaciones injustificadas, falsas expectativas...) y fomentando coincidencias entre viajeros. ¡°Hemos notado que funciona muy bien conectar a dos personas que tienen la misma profesi¨®n, como artistas, por ejemplo. Aqu¨ª la gente no accede para ganar dinero con el alojamiento, busca la experiencia¡±, a?aden. Su beneficio son los 9,90 euros del seguro, y la lucha por la rentabilidad prev¨¦n que ser¨¢ larga. El verano pasado abrieron una ronda de inversi¨®n con la que recaudaron dos millones de euros, y est¨¢n a las puertas de cerrar la segunda, de similar importe. ¡°En Blablacar o Airbnb al principio las pasaron canutas, pero al final lograron que funcionara. Lo importante es que hay un nicho de gente que quiere compartir¡±, apuntan.
Mar ha comprado manolitos, un dulce t¨ªpico de Colmenar con el que espera deleitar a sus futuros hu¨¦spedes. No sabe sus nombres, pero para ella ya son ¡°invitados¡±. Tiene preparadas unas fotocopias con rutas de senderismo por las estribaciones de Guadarrama, y planea que una empresa de paintball les facilite alguna rebaja para los visitantes de su caba?a. Ganar¨¢ buenas cr¨ªticas, una experiencia, y adem¨¢s, noches con las que viajar. Por eso su cabeza est¨¢ en el siguiente paso: ¡°Me encantar¨ªa poder llevar a Roma a mis hijos, que tienen muchas ganas. O a Grecia, porque les apasiona la cultura cl¨¢sica¡±, dice. Quid pro quo.
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