?Se puede hacer caja con Instagram?
Usuarios particulares de la red social han logrado hacer de su afici¨®n una fuente de ingresos estable
En una plataforma donde abrir una cuenta, subir una foto y seguir a otros sale totalmente gratis, hay quienes reciben dinero por divertirse. En algunos ¡ªpocos¡ª casos, el ocio digital se ha convertido en una profesi¨®n a tiempo completo. Jessie Chanes, una malague?a de 27 a?os, es una de esas instagramers afortunadas.
Jessie comenz¨® hace cinco a?os un blog como parte de su estrategia?para encontrar trabajo. Amante de la moda, so?aba con trabajar en las revistas de cabecera del sector, como Elle o Vogue. Estaba de Erasmus en una facultad de Psicolog¨ªa de Polonia cuando empez¨® a escribir y compartir los mejores instantes de su viaje. El resto no le cost¨® mucho: "Poco a poco fui ganando seguidores; en aquel momento, a mucha gente le atra¨ªa ver la vida de una espa?ola viviendo afuera". Hoy, ella, su marido y su hijo viven de los ingresos que genera su cuenta @Jessiekass.
Esta instagramer no es modelo, ni estrella de rock, ni futbolista de la primera divisi¨®n, pero congrega a 250.000 seguidores en la red social, entre ellas la actriz colombiana-estadounidense Sof¨ªa Vergara. En su cuenta abundan las fotos de su hija y su perra, tambi¨¦n im¨¢genes de comidas y viajes y, por supuesto, de su ropa y sus accesorios. Fue una de las pioneras en crear una cuenta sobre moda en Espa?a.
Jessie Chanes dice?que, cuando empezaron las primeras colaboraciones, no recib¨ªa ning¨²n dinero por ellas: como mucho, le regalaban la ropa que ella mostraba. Luego, poco a poco, empez¨® a recibir peque?as cantidades por mostrar determinados productos y servicios. En un primer momento, las firmas no se fijaban tanto en la cantidad de seguidores o me gusta que suscitaba su cuenta. Al contrario, se interesaban sobre todo por la est¨¦tica de las fotos y el perfil espec¨ªfico del p¨²blico que la segu¨ªa. "Cuando yo empec¨¦, la gente no entend¨ªa lo que hac¨ªa. Me preguntaban: '?c¨®mo funciona?' y '?qu¨¦ es lo qu¨¦ haces?'. Hoy, aunque sigue siendo dif¨ªcil vivir de esto, ya no soy la ¨²nica", explica.
La pionera Asos, una p¨¢gina de comercio electr¨®nico especializado en ropa y accesorios, lanz¨® sus operaciones en 2000 en Inglaterra y en 2011 desembarc¨® en Espa?a. Las tiendas m¨¢s recientes, en especial las que nacieron ya como portales digitales, comenzaron a invertir dinero en las redes sociales a trav¨¦s de cuentas destacadas. En aquella ¨¦poca la pr¨¢ctica de publicitar productos a trav¨¦s de influencers no estaba tan extendida como en la actualidad, pero de alg¨²n modo se premi¨® a los pioneros. "Escrib¨ªa en ingl¨¦s porque no cre¨ªa que hubiera inter¨¦s por la moda aqu¨ª, pero al poco tiempo lleg¨®", asegura Jessie. Hoy, afirma haber rechazado ofertas que no le encajan con su estilo. Para ella, lo que prima es cuidar su l¨ªnea est¨¦tica.
Pocos sueldos en pocas manos
?Se puede vivir de Instagram? "S¨ª, pero no mucha gente". As¨ª de contundente lo explica Philippe Gonz¨¢lez, fundador de la comunidad Instagramers y director digital de la productora americana AMC en Espa?a. "Un instagramer con m¨¢s de 100.000 seguidores puede llegar a cobrar entre 500 y 750 euros una foto. Si tiene una tasa alta de interacci¨®n con el contenido [o?engagement, como se conoce entre los especialistas], de comentarios y me gustas, el valor se acerca a los 750 euros".
Un Instagramer con mas de 100 mil seguidores puede cobrar entre 500 y 750 euros una foto
En esos niveles de ¨¦xito, "monetizar cuatro o cinco fotos por mes permite juntar un sueldo para vivir", afirma tajante Gonz¨¢lez. Representa otro perfil de quienes han conseguido una fuente de ingresos estables a partir de la red social, aunque en su caso no es la ¨²nica. Su comunidad se extiende por 80 pa¨ªses y acu?¨® el t¨¦rmino igers?(diminutivo de instagramers) que, con el tiempo, se convirti¨® en una etiqueta habitual en 180 millones de fotos.
Su proyecto se concibi¨® sin intenci¨®n comercial. Han sido las empresas las que, propuesta tras propuesta, empezaron a ver su potencial como soporte publicitario. Una de las f¨®rmulas habituales de colaboraci¨®n es la invitaci¨®n a un grupo de instagramers a un destino determinado para que inunden sus cuentas de fotos en torno a una idea. Adem¨¢s de contenidos de moda, sus usuarios se re¨²nen en grupos para viajar a un destino y promocionar los productos y servicios de una determinada marca.?Philippe Gonz¨¢lez calcula que, para una cuenta que alcance los 100.000 seguidores, se suele pagar el viaje. Por encima de los 300.000, la empresa puede abonar un dinero a?adido al usuario.
Desde entonces, la herramienta de Instagram (ha pasado de 100 millones de usuarios mensuales en 2012 a 500 millones en la actualidad) se ha vuelto cada vez m¨¢s apetecible para las marcas. Ayuda que ampl¨ªe sus prestaciones. En 2013 incorpor¨® la opci¨®n de capturar y compartir videos, y desde este mes, la funci¨®n historias?(publicaciones que desaparecen al cabo de 24 horas), un formato m¨¢s espont¨¢neo y que remite directamente a la red social por excelencia de los millenials, Snapchat.?
Dinero de bolsillo
Elisa Serrano tiene 22 a?os y estudia periodismo en Madrid. Desde este a?o su cuenta @elisaserranot le genera peque?os ingresos que usa como dinero de bolsillo. Su ¨²nico consejo para quienes quieran ganar dinero en las redes es ser uno mismo. ?No suena eso a frase manida de libro de autoayuda? En la era de Internet, parece que su consejo es un hecho: "Esforzarte por captar los gustos del p¨²blico se nota muy r¨¢pido y genera rechazo en los seguidores. Los j¨®venes que se ponen cualquier cosa que les mandan o se pasan todas las tardes haci¨¦ndose fotos pierden espontaneidad", reflexiona Serrano. El postureo no es bien recibido por el p¨²blico.
Elisa no descarta convertir afici¨®n en profesi¨®n. Cuando alcanz¨® los primeros 10.000 seguidores (ahora atesora 98.000), peque?as marcas de bisuter¨ªa comenzaron a enviarle sus productos, a modo de obsequio, para que publicara sobre ellos. "Hace poco una marca de cosm¨¦tica me envi¨® un producto y por subir tres fotos me pagaron 300 euros". La cifra no le sorprende, porque es consciente de que otras cuentas, con menos seguidores, reciben m¨¢s dinero, pero se conforma. Se considera "una persona totalmente normal", que comparte fotos de su casa, comidas con amigas y curiosidades con las que se top¨® durante su erasmus?en Lisboa, Portugal.
El dinero por publicidad no es el ¨²nico provecho que saca de su cuenta. Junto al nombre de usuaria y su foto de perfil figura un enlace a una web que vende ropa usada. Y Elisa tiene mucha: ya ha ganado 500 euros con el primer paquete de prendas.
Como Elisa, Alexis Rateau tampoco se gana la vida con su cuenta de Instagram pero los ingresos que genera le permiten peque?os lujos. Hace un a?o y medio, adem¨¢s de estudiar dise?o en Tours, Francia, abri¨® su cuenta y ya lo siguen 44.000 usuarios. Hace poco recibi¨® una invitaci¨®n, con todos los gastos incluidos, de la oficina de turismo de Rochefort Oc¨¦an para que pasara un fin de semana en la ciudad haciendo fotos. La marca de relojes Daniel Wellington le regala productos si los muestra en sus fotos.
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