Alta tensi¨®n tecnol¨®gica
La acumulaci¨®n acelerada de cambios tecnol¨®gicos est¨¢ produciendo la impresi¨®n de que estamos viviendo una nueva revoluci¨®n industrial (como poco) o, incluso, un cambio sin precedentes en los modos de operar en la econom¨ªa mundial. La percepci¨®n puede ser apresurada, al menos si se considera la innovaci¨®n desde el punto de vista schumpeteriano: la innovaci¨®n es un cambio de la funci¨®n de producci¨®n que no es susceptible de ser descompuesto en grados infinitesimales. Que esto est¨¦ sucediendo en estos momentos en la sociedad y en la econom¨ªa mundial es dudoso; no est¨¢ claro que los cambios en las funciones de propiedad no puedan ser explicados por acumulaci¨®n. En cualquier caso, convendr¨ªa analizarlo detalladamente antes de enunciar un diagn¨®stico hist¨®rico. Los que s¨ª es cierto es que en un periodo de tiempo relativamente corto se amontonan, por decirlo as¨ª, los avances tecnol¨®gicos y que este apilamiento (rob¨®tica, big data, comunicaci¨®n inteligente, fintech, biolog¨ªa, Internet, plataformas digitales¡) est¨¢ generando cambios en el comportamiento de los consumidores que, por desgracia, tampoco est¨¢n suficientemente analizados o, si se quiere ser menos rotundo, sobre los que s¨®lo existe una informaci¨®n fragmentaria.
Casi todos los an¨¢lisis de la acumulaci¨®n tecnol¨®gica est¨¢n orientados hacia la perspectiva o seudofilos¨®fica o macroecon¨®mica. Sin embargo, queda un an¨¢lisis pendiente, un flanco por cubrir. Dicha acumulaci¨®n se percibe en las estructuras empresariales como una saturaci¨®n. Dicho de otro modo, las empresas reaccionan ante la aceleraci¨®n tecnol¨®gica con ansiedad ¡ªel t¨¦rmino es psicol¨®gico, pero, con licencia, y para entendernos, puede aplicarse a las corporaciones¡ª , porque suma a las tareas convencionales de la empresa (c¨¢lculo de la demanda, proyecci¨®n de ingresos y beneficios, gesti¨®n financiera) la obligaci¨®n de adaptarse al cambio que muy pocos segmentos profesionales, dentro y fuera del entorno societario, dominan con claridad, en parte por la propia imprecisi¨®n del t¨¦rmino. Este stress, intensificado por la confusi¨®n e indeterminaci¨®n que produce la propia acumulaci¨®n tecnol¨®gica, sugiere que pocas empresas conseguir¨¢n integrar tal adaptaci¨®n en un esquema fluido de ingresos y beneficios.
En realidad, en la microeconom¨ªa actual presionada por la aceleraci¨®n tecnol¨®gica, se trata de evitar dos errores. El primero ser¨ªa introducir modificaciones tecnol¨®gicas en una empresa que no est¨¦n avaladas por un an¨¢lisis previo; carece de sentido introducir avances tecnol¨®gicos simplemente por el hecho de aceptarlos. Las empresas deber¨ªan asegurarse de que los cambios se integran en el proceso de producci¨®n, lo mejoran, se traducen en ventajas competitivas y tienen efecto favorable final sobre la cuenta de resultados. Cualquier otro an¨¢lisis o concesi¨®n acabar¨ªa en dispendio. El ¨²nico factor impredecible es el futuro; resulta dif¨ªcil saber si una decisi¨®n de mejora tecnol¨®gica que no se adopte hoy, porque no suponga beneficios inmediatos, tendr¨¢ importancia a medio plazo. Pero para eso est¨¢ la intuici¨®n empresarial. O la capacidad para reaccionar ante el riesgo.
El segundo error evitable es el del proteccionismo. Es el m¨¢s dif¨ªcil de conjurar, porque es un reflejo arraigado, casi condicionado. Y no sin raz¨®n; a pesar de los da?os globales que causa el proteccionismo, lo cierto es que muchas empresas han prosperado, crecido y mutado en transnacionales gracias a las muy variadas y sutiles formas de ayuda p¨²blica legal. Si lo que se dice (liberalizaci¨®n de mercados) es lo contrario de lo que se hace (protecci¨®n estatal) es porque lo que se hace tiene buenos resultados a corto plazo en un alto n¨²mero de casos. El problema es que el ¨¦xito de las pr¨¢cticas proteccionistas en una empresa s¨®lo se comprueba cuando las ayudas desaparecen; y entonces es tarde para volver atr¨¢s. Por esa raz¨®n, la garant¨ªa de mercados abiertos es la mejor estrategia directa (para el reforzamiento de la compa?¨ªa) e indirecta (no provoca medidas de retorsi¨®n) a medio plazo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.