Financiaci¨®n territorial insostenible
En el trasfondo, aparece la realidad de un sistema que precisa una revisi¨®n urgente
Uno de los debates pol¨ªtico-econ¨®micos m¨¢s necesarios pero tambi¨¦n m¨¢s viciados y desvirtuados de nuestro pa¨ªs de los ¨²ltimos tiempos es el de los sistemas de financiaci¨®n territorial. Se trata de una de esos temas en los que con frecuencia se un hace uso interesado de metodolog¨ªas t¨¦cnicas con diferente nivel de rigor para exponer, seg¨²n convenga, una posici¨®n de aparente agravio en t¨¦rminos de solidaridad o de reparto del pastel. Una cuesti¨®n que hay que clarificar pol¨ªticamente ¡ªempezando por las conversaciones para formar un nuevo gobierno¡ª y, sobre todo, entre administraciones p¨²blicas a diferentes niveles. En el trasfondo, aparece la realidad de un sistema que precisa una revisi¨®n urgente.
La publicaci¨®n a principios de este mes del sistema de cuentas p¨²blicas territorializadas ha sido el ¨²ltimo motivo de discusi¨®n. Del sistema ahora cuasi-oficial se puede cuestionar alg¨²n aspecto metodol¨®gico (no hay ninguno perfecto), pero hay elementos objetivos que revelan diferencias poco justificables y dif¨ªcilmente aceptables para el ciudadano informado de algunos territorios. La sensibilidad de cada uno se ve influida por su sentido de pertenencia y su experiencia, pero hay diferencias persistentemente llamativas. En mi caso, por ejemplo, soy un valenciano que ha pasado una gran parte de su vida en Andaluc¨ªa y otra en el extranjero. Tres perspectivas muy distintas para evaluar la realidad financiera territorial espa?ola. Por ejemplo, se observa repetidamente que la Comunidad Valenciana es la que menor financiaci¨®n recibe per c¨¢pita. Resulta dif¨ªcil de entender por no emplear palabras m¨¢s gruesas. Esta infrafinanciaci¨®n mostrada sistem¨¢ticamente por las estad¨ªsticas no puede ni debe mezclarse de modo demag¨®gico, como se hace con frecuencia, con otros temas como el posible castigo por una mala gesti¨®n financiera p¨²blica en los a?os anteriores a la crisis. Tambi¨¦n se aprecia, para hacer estas disparidades a¨²n m¨¢s dif¨ªciles de digerir, que algunos de los territorios que menos reciben son tambi¨¦n los que m¨¢s aportan. Diferentes estudios conjuntos de la Fundaci¨®n BBVA e Ivie, entre otros, muestran la urgente necesidad de revisar las elevadas diferencias territoriales de gasto que cuestionan las pol¨ªticas de igualdad de oportunidades. Tambi¨¦n revelan la importancia de adecuar los sistemas de financiaci¨®n a los compromisos constitucionales de equidad interterritorial.
Hay otras disparidades regionales significativas. Llama la atenci¨®n, por ejemplo, en materia de infraestructuras p¨²blicas, que se hayan realizado determinados proyectos del tren de alta velocidad (AVE) ¡ªque pronto ser¨¢n realidad¡ª con dif¨ªcil justificaci¨®n econ¨®mica, mientras no existe fecha para una conexi¨®n de AVE en un eje de crecimiento como el corredor del Mediterr¨¢neo (para empezar, por ejemplo, entre Barcelona y Valencia, segunda y tercera ciudades del pa¨ªs). Porque con datos as¨ª ?qu¨¦ realidad se est¨¢ transmitiendo a los ciudadanos de unas comunidades y otras?
Los matices de este debate merecen un an¨¢lisis mucho m¨¢s detallado que este art¨ªculo, pero las evidencias insostenibles pueden expresarse con pocas palabras. Guste a quien guste y para evitar un enorme coste pol¨ªtico, econ¨®mico y social a largo plazo con consecuencias imprevisibles, el debate de la financiaci¨®n auton¨®mica ¡ªjunto al de determinadas inversiones p¨²blicas¡ª no puede aplazarse ni un minuto m¨¢s.
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