La colocaci¨®n p¨²blico-privada de parados, m¨¢s eficiente que las oficinas de empleo
La colaboraci¨®n con empresas logra reinsertar un 10% de los parados atendidos, una ratio muy superior a la del antiguo INEM
El Gobierno ya tiene en sus manos el primer balance de la colaboraci¨®n p¨²blico-privada para reinsertar parados. Se trata de una iniciativa experimental en la que se asigna a empresas privadas grupos de desempleados de larga duraci¨®n y se les paga por cada desocupado al que encuentran trabajo. Los resultados pueden tildarse de esperanzadores, con una media del 10% de recolocaci¨®n pese a la dificultad de los perfiles. Estos n¨²meros abren la puerta a que el m¨¦todo pueda ampliarse. Si bien no es estrictamente comparable, cabe recordar que el Servicio P¨²blico de Empleo s¨®lo coloc¨® al 1,7% de los asalariados en 2015.
El Ministerio de Empleo estableci¨® en 2013 el marco regulatorio para que las empresas privadas puedan cobrar de las comunidades por encontrar trabajo a parados. Tras no pocas dificultades, algunos Gobiernos auton¨®micos arrancaron en 2015 los programas piloto seleccionando empresas de trabajo temporal y de formaci¨®n. No todas las autonom¨ªas se apuntaron al plan, cuya dotaci¨®n ascend¨ªa en total a los 40 millones de euros. Pero las que s¨ª lo hicieron ya han obtenido sus primeros registros: de las 189.878 personas enviadas, las agencias privadas atendieron a 81.638, un 43%. Y de esas personas atendidas se encontr¨® empleo para 8.051, el 4,2% de las individuos enviados y el 9,9% de las atendidos, unas ratios muy superiores al 1,7% que, seg¨²n el INE, colocaron las oficinas p¨²blicas de empleo en 2015.
Aunque a primera vista los resultados no parezcan espectaculares, este plan se destin¨® a parados de larga duraci¨®n extra¨ªdos del Prepara, con la prestaci¨®n acabada y con muchas dificultades para emplearse. Y ello explica que la valoraci¨®n del Ejecutivo sea positiva, por m¨¢s que algunas comunidades aleguen que sus porcentajes de intermediaci¨®n alcanzan el 4%.
Una vez se resta el IVA y el descuento del 30% de media ofrecido por las empresas, el precio de estas reinserciones oscila entre los 170 euros por un trabajador que ha estado seis meses en el paro y los 1.700 euros por uno mayor de 55 a?os y m¨¢s de dos a?os desempleado. Si la agencia no da trabajo al parado, obtiene un fijo siempre que le haya prestado un servicio durante seis meses. Para contabilizarse como un ¨¦xito, las reinserciones han de contar al menos con seis meses de trabajo a tiempo completo.
Las agencias s¨®lo buscaron empleo para algo menos de la mitad de los ciudadanos remitidos, un dato que arroja algunas dudas porque las empresas pudieron haber dejado fuera los curr¨ªculos m¨¢s complicados de reinsertar. Probablemente, parte de estos casos sin tratar se deban a cuestiones de falta de tiempo, de no reunir la estructura suficiente o, simplemente, incomparecencias. Pero el Ministerio no aclara en sus cifras el motivo de que se quedasen tantas personas sin atender.
No obstante, los expertos consultados concluyen que se trata de un primer dato esperanzador y sobre el que hay una buena base para trabajar. Algunas como Arag¨®n o Murcia han conseguido por esta v¨ªa recolocar a un desempleado de cada cuatro, un logro meritorio y que merece un estudio detallado, pues sus formatos bien podr¨ªan copiarse en otras regiones.
¡°Los primeros resultados no importan tanto. La colaboraci¨®n p¨²blico-privada puede mejorar si los Gobiernos premian a las agencias privadas m¨¢s exitosas con la asignaci¨®n de un mayor n¨²mero de parados. La evidencia internacional demuestra que todo depende de un dise?o adecuado. En Reino Unido, el sistema p¨²blico-privado genera ahorros en prestaciones que compensan las primas a las agencias. Por el contrario, en Alemania los resultados fueron menos favorables. ?C¨®mo salir de dudas? Hay que probarlo y evaluarlo para identificar lo que funciona y lo que no. No se deber¨ªa suprimir por posiciones puramente ideol¨®gicas¡±, explica Marcel Jansen, profesor de la Aut¨®noma de Madrid y miembro de Fedea.
Resistencias de las comunidades
Aun as¨ª, varias comunidades han decidido bajarse de este tren. Llama especialmente la atenci¨®n el caso de Arag¨®n, que ha colocado al 25% pero que de todos modos ha cancelado el proyecto. Andaluc¨ªa nunca suscribi¨® el acuerdo marco que regula el sistema debido a la coalici¨®n que ten¨ªan los socialistas con IU, que lo vet¨®. Baleares y Extremadura se desmarcaron de esta iniciativa al cambiar de gobierno. Valencia tiene todo parado en materia de empleo por discrepancias entre cargos del PSOE y de Comprom¨ªs. Y Castilla-La Mancha se sali¨®, pero est¨¢ analizando la posibilidad de colaborar con perfiles poco empleables. Fuentes del Gobierno no entienden estas resistencias, que achacan a razones ideol¨®gicas: ¡°Igual que las carreteras no las hace el Estado, hay que asumir que el sector p¨²blico no es bueno recolocando parados¡±. No obstante, el Ministerio de Empleo matiza que son los propios equipos del SEPE quienes han puesto sobre la mesa esta iniciativa y quienes la est¨¢n desarrollado.?
La mediaci¨®n con empresas se extiende por toda la OCDE
Ahorros significativos
Las pol¨ªticas activas de empleo se crearon en los a?os ochenta y han evolucionado en la mayor parte de pa¨ªses hacia programas de formaci¨®n y acuerdos de colaboraci¨®n con agencias privadas. En estos momentos, aprovechar la iniciativa privada para labores de intermediaci¨®n es una pr¨¢ctica muy extendida. Hasta el a?o pasado, todos los pa¨ªses de la OCDE lo aplicaban salvo Espa?a. Incluso Estados como Francia, con una acendrada tradici¨®n de la funci¨®n p¨²blica, acumulan una larga experiencia en este campo.
Desde hace tiempo, en Reino Unido se abona a las empresas un dinero por cada parado colocado, sin m¨¢s. Lo cual a veces crea problemas porque las agencias prefieren centrar sus esfuerzos en los desempleados m¨¢s f¨¢ciles de reintegrar en el mercado laboral. Se trata del m¨¦todo conocido por los expertos como la caja negra.
Para evitar este fen¨®meno, en Francia se opta por pagar por un proceso y no un resultado. Los galos contratan a la empresa para que preste una orientaci¨®n y unos cursos, sin importar si se consigue o no colocar al demandante de empleo. En Alemania, se reparten cheques de formaci¨®n para que el parado busque por su cuenta el curso con el que reciclarse. En Holanda, en cuanto un parado entra por la puerta se efect¨²a un diagn¨®stico detallado, con el prop¨®sito de dise?arle una trayectoria y buscarle la formaci¨®n precisa.
Seg¨²n los expertos consultados, en Espa?a ser¨ªa muy f¨¢cil reconvertir a graduados de Historia o Filosof¨ªa en, por ejemplo, programadores inform¨¢ticos. Sin embargo, el principal problema reside en hallar una salida a los expulsados de la construcci¨®n, unos perfiles con una formaci¨®n muy baja.
¡°En Espa?a los servicios p¨²blicos de empleo desembolsan 14.000 euros para formar a alguien como pe¨®n. Tan solo colocan a un porcentaje muy peque?o de los demandantes de empleo. Y si a eso le sumamos que los funcionarios del antiguo INEM est¨¢n desmoralizados, el sistema est¨¢ roto. Hay que darle una vuelta a todo y la colaboraci¨®n p¨²blico-privada puede introducir competencia en este ¨¢rea¡±, explica una fuente del sector.
Y a?ade: ¡°En Reino Unido han calculado que, por cada euro destinado a este tipo de programas, se gana entre 1,3 y 1,4 euros. S¨®lo por el ahorro de tres meses de prestaci¨®n ya deber¨ªa ser suficiente para que esta f¨®rmula de colaboraci¨®n p¨²blico-privada se generalizase. Por eso, con el grave problema que padecemos aqu¨ª, extra?a que no se dediquen m¨¢s fondos y que no se apueste m¨¢s decididamente por esta v¨ªa, que a?ade muchos recursos que luego no tienes por qu¨¦ mantener cuando la cosa mejore¡±.
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