La ciudad que llegar¨¢ antes al futuro
Singapur esculpe su modelo de pa¨ªs a base de tecnolog¨ªa y colaboraci¨®n p¨²blico-privada
Un laboratorio viviente. La ciudad con el metro cuadrado m¨¢s caro del mundo. Un paritorio empresarial? que alumbr¨® m¨¢s de 30.000 startups en la ¨²ltima d¨¦cada. Una naci¨®n que ha multiplicado por 200 su PIB de la mano del discreto y pragm¨¢tico Lee Kuon Yew, abogado sindicalista que impuls¨® la econom¨ªa del pa¨ªs durante m¨¢s de 30 a?os de gobierno. Una isla escrupulosa en la que tirar basura a la calle se multa con 1.300 euros y la verg¨¹enza de llevar un cartel que reza Soy un guarro. Un campo de pruebas de apps, rob¨®tica y veh¨ªculos sin conductor. Singapur, autoproclamada Naci¨®n Inteligente, persigue una visi¨®n ambiciosa y po¨¦tica: alcanzar al futuro antes de que este llegue. Misi¨®n en la que, seg¨²n sus ide¨®logos, se han embarcado con el ¨²nico objetivo de mejorar la vida de sus ciudadanos. ?Qu¨¦ sucede en Singapur?
El 24 de noviembre de 2014, el militar y matem¨¢tico Lee Hsien Loong, actual primer ministro de la naci¨®n, present¨® el proyecto SmartNation. Pol¨ªticos, empresarios y arquitectos de todo el mundo atendieron al modelo de ciudad hiperconectada y feliz que expon¨ªa el dirigente: "Queremos una naci¨®n donde la gente tenga vidas plenas, donde la tecnolog¨ªa elimine problemas y ofrezca oportunidades incre¨ªbles para todos", anunci¨®. "Los efectos tienen que verse en la vida diaria". Los casi seis millones de habitantes de la Ciudad Le¨®n, significado de Singapur en malayo, escucharon el mensaje desde sus casas. Les quedaba esperar y comprobar cu¨¢nta parte de la ret¨®rica se hac¨ªa realidad.
Casi dos a?os despu¨¦s "hay mucho tangible": "Para Singapur el proyecto SmartNation era un paso natural", afirma el arquitecto Alfonso Vegara, c¨®nsul honorario del pa¨ªs asi¨¢tico en Madrid, director de la Fundaci¨®n Metr¨®poli y persona que siente la isla como una "segunda casa". Las promesas cumplidas, asegura, se explican por la din¨¢mica reciente e hist¨®rica del pa¨ªs: "Durante la ¨²ltima d¨¦cada, Singapur ha apostado por la innovaci¨®n intensiva. Adem¨¢s, viene de 50 a?os de crecimiento brutal". Como recuerda el diplom¨¢tico, en los sesenta, reci¨¦n separada de Malasia, lo ¨²nico que Singapur pod¨ªa ofrecer era mano de obra barata. La mercanc¨ªa m¨¢s b¨¢sica que posee cualquier pa¨ªs.
Ahora, la naci¨®n asi¨¢tica exporta su tecnolog¨ªa y metodolog¨ªa a los pa¨ªses m¨¢s punteros. Es tambi¨¦n uno de los nodos de inversi¨®n en startups m¨¢s importantes del mundo. Por sus calles, m¨¢s de 40.000 j¨®venes portan sensores en la ropa que indican la temperatura corporal, las previsiones de lluvia o las rutas m¨¢s despejadas. Los ni?os juegan tanto con drones como con mu?ecos en escuelas donde aprenden a programar videojuegos. La isla, en medio siglo, ha doblado el PIB de Espa?a. El de Indonesia, uno de sus vecinos, es 16 veces menor. Lo ¨²nico que no planea cambiar en Singapur es el Merli¨®n, guardi¨¢n de la ciudad, mitad pez mitad le¨®n. Es de piedra maciza y a¨²n sigue siendo el mismo.
Un pa¨ªs sin obst¨¢culos
La agilidad manda en la isla. All¨ª las trabas log¨ªsticas y burocr¨¢ticas son pocas. Tanto como para montar una empresa o construir un edificio. "Una licencia de obras, si se lleva todo reglado, se puede tramitar en ocho horas", ejemplifica Vegara, "y no en ciento y pico d¨ªas, como pasa en otras ciudades europeas". La centralizaci¨®n legislativa permite al pa¨ªs ser "muy operativo cuando hay que acelerar", remacha. O dicho en palabras del primer ministro: "Se puede vender una compa?¨ªa en 15 minutos en la red o solicitar visados o pasaportes online. Y toda la gente se toma esto con normalidad; es c¨®mo funcionan las cosas en Singapur".
"Desde hace diez a?os, Singapur identifica y forma talento. Es una econom¨ªa intensiva en innovaci¨®n", dice Vegara. Alrededor de la mitad de las startups de los pa¨ªses del sudeste asi¨¢tico (m¨¢s de 600 millones de habitantes) adquiridas por sociedades financieras nacieron en Singapur. A su desarrollo influye que la base de datos gubernamental sea de libre acceso, un mar de oportunidades para los expertos en big data que auxilian a las empresas.
El dinero, la otra pata del despegue singapurense, fluye. De los 65.000 millones de euros todav¨ªa por aprobar del ¨²ltimo presupuesto, 13.000 millones est¨¢n destinados a desarrollo econ¨®mico y 530 millones a la organizaci¨®n a cargo de SmartNation. ?Cu¨¢les son las dianas de esta inversi¨®n?
Ni?os y robots en las aulas
Pepper, un androide blanco y alto con un aire a C-3PO, recita la f¨¢bula La tortuga y la liebre a estudiantes de preescolar. NAO, su compa?ero bajito, ameniza las lecciones bailando y respondiendo preguntas. Los dos c¨ªborgs forman parte de una experiencia piloto en las escuelas de Singapur, en la que el gobierno y la Universidad Tecnol¨®gica de Nanyang est¨¢n probando ayudantes humanoides para "explorar el uso de robots sociables en la infancia a trav¨¦s de los juegos colaborativos", seg¨²n explic¨® Yaacob Ibrahim, ministro de Comunicaciones e Informaci¨®n, a la prensa local.
El programa Code@SG ense?a a m¨¢s de 100.000 alumnos de entre seis y 12 a?os a programar. Todo ello en un entorno muy especializado: profesores con m¨¢s de 15 a?os de experiencia en programaci¨®n, todo tipo de hardware para los alumnos (desde el dron BB8 de Star Wars a ordenadores de bolsillo y smartphones Android) y softwares espec¨ªficos (Scratch en las etapas iniciales y Phyton en las fases avanzadas) para que los ni?os aprendan. ?Sus creaciones? Videojuegos a la altura de los mejores arcades, drones, m¨²sica digital, historias animadas...
Los alumnos m¨¢s peque?os tienen su primer acercamiento a la rob¨®tica a los se produce a los tres a?os. El programa Playmaker se aplica ya a 10.000 alumnos de hasta seis a?os para que conozcan los aspectos b¨¢sicos del pensamiento computacional y comiencen a interactuar con robots como Kibo y Bee-Bot.
Hacia una movilidad sin conductores ?
En la isla, matricular un veh¨ªculo es tan caro que la mayor¨ªa de la gente declina esta opci¨®n. Si un coche cuesta unos 40.000 euros, la licencia puede rondar los 50.000. A¨²n as¨ª reducir el parque m¨®vil es una de las obsesiones del gobierno de Singapur, que busca pasar de casi un mill¨®n de veh¨ªculos a 300.000. Por ahora apunta hacia el coche aut¨®nomo compartido como camino a explorar, una v¨ªa que reducir¨ªa los kil¨®metros recorridos y la contaminaci¨®n. Ya est¨¢n en pruebas.
Los primeros en echar a rodar han sido seis taxis aut¨®nomos de la empresa estadounidense nuTonomy, unos veh¨ªculos teledirigidos que circulan por los cuatro kil¨®metros cuadrados de la zona empresarial One North. El modelo, un h¨ªbrido entre un Renault Zoe y un Mitsubishi i-MiEV Electrics, cuenta con l¨¢seres de detecci¨®n y dos c¨¢maras para localizar obst¨¢culos. En esta fase de prueba a¨²n debe viajar un piloto humano en el veh¨ªculo. Cuando el servicio se estandarice, solo habr¨¢ que pedirlo con una app y esperar a que el ch¨®fer invisible aparezca. "Los taxis representan un 3% del parque m¨®vil pero cubren el 18% de los trayectos (en distancia). Es muy diferente usar un coche una hora al d¨ªa por una ¨²nica persona y que el resto del d¨ªa est¨¦ aparcado a que continuamente est¨¦ llevando gente de un lado a otro", comenta a EL PA?S Gerhard Schmitt, director del Centro de Arquitectura ETH de Singapur, que observa el tr¨¢fico a diario aunque vive a caballo entre Z¨²rich y la isla.
Monitorizado por m¨¢s de 1.000 sensores, el movimiento del mill¨®n de coches que circula por Singapur es regulado con datos recolectados en tiempo real. "El Congestion charge lleva unos 20 a?os vigente. Cuando el tr¨¢fico es fluido no hay peaje, y cuando est¨¢ congestionado se activa: es una regulaci¨®n v¨ªa precio que se ha exportado o adaptado en varias ciudades, incluido Londres", explica Vegara.
33.000 investigadores
Desde que Singapur aprobar¨¢ su primer Plan Tecnol¨®gico Nacional, en 1991, la naci¨®n ha invertido unos 26.000.000 millones de euros en investigaci¨®n cient¨ªfica y tecnolog¨ªa. Y el n¨²mero de investigadores, actualmente unos 33.000, se ha duplicado en los ¨²ltimos diez a?os. Una l¨ªnea de actuaci¨®n que ha cristalizado en los centros Fusionopolis 1 y 2, un complejo de 30 hect¨¢reas enclavado en el distrito de One North consagrado a la investigaci¨®n de las ciencias f¨ªsicas y la ingenier¨ªa. Junto al pionero Biopolis, el hub en ciencias biom¨¦dicas, son terreno f¨¦rtil para la comuni¨®n p¨²blica y privada.
Materiales avanzados, fot¨®nica del silicio, centros de datos, tecnolog¨ªas de almacenamiento y nanofabricaci¨®n son algunas de las investigaciones que tienen lugar en Fusionopolis. Adem¨¢s, un gran objetivo: mejorar la vida de los ciudadanos en el hogar. En Biopolis, una instalaci¨®n de 13 edificios, reside la iniciativa POLARIS, que trabaja en la puntera medicina gen¨®mica. En los millones de datos que aporta la secuenciaci¨®n del ADN? puede estar la clave para un diagn¨®stico precoz de enfermedades como la tuberculosis o el c¨¢ncer, o la llave para identificar las cepas m¨¢s resistentes a los medicamentos.
El oasis de One North
En One North, un ecosistema de startups al que el c¨®nsul Vegara ayud¨® a nacer hace diez a?os, hay apps de todos los colores. Algunas figuran de forma oficial en la web del proyecto, como MyResponder, que alerta a los vecinos cuando a un enfermo del coraz¨®n le da un infarto o BeeLine, que combina opciones p¨²blicas y privadas para dar las mejores rutas de transporte. Y al lado de estas empresas primerizas, mano a mano, grandes corporaciones como Facebook y Google, ya con cuarteles generales en la isla, despliegan sus tent¨¢culos en busca de ideas que absorber o rentabilizar. El intercambio es continuo y beneficioso para ambas partes. Y el secreto est¨¢, seg¨²n Vegara, en la educaci¨®n y la colaboraci¨®n.
¡°Lo m¨¢s relevante del proyecto de Singapur es su condici¨®n de laboratorio experimental¡±, dice el c¨®nsul. Un laboratorio donde impera la colaboraci¨®n inteligente con los mejores del mundo. Seg¨²n Vegara, la estrategia del pa¨ªs contratar a las empresas m¨¢s prestigiosas para que lleven a cabo proyectos junto a las compa?¨ªas locales. Una estrategia de excelencia ¡°poderos¨ªsima¡±, dice. Acciones que le han valido a Singapur, por ejemplo, alzarse durante cinco a?os consecutivos como la segunda econom¨ªa m¨¢s competitiva del mundo (por detr¨¢s de Suiza en 2016) seg¨²n el prestigioso ranking publicado en The Competitiveness Report, un informe elaborado por el Foro Econ¨®mico Mundial.
Carrera sin fin
La isla no vende una colecci¨®n de avances aislados ni de gadgets efectistas. Oferta al mundo su m¨¦todo para volver inteligente y sostenible una naci¨®n. "Las tecnolog¨ªas usadas en Singapur no son muy diferentes a las definidas en Europa y otras partes del mundo. Sin embargo, est¨¢n implementadas y mantenidas de una forma m¨¢s completa y estable, con las consecuencias que eso conlleva", dice el profesor Schmitt.
"Pronto los robots ser¨¢n m¨¢s numerosos que los propios seres humanos y replicar¨¢n muchas de nuestras funciones. Los coches aut¨®nomos los son, y tambi¨¦n los drones que mucha gente usa en su tiempo libre. Y dentro de poco aparecer¨¢n exoesqueletos".
Singapur, con tecnolog¨ªa, m¨¦todo, educaci¨®n y esp¨ªritu, sigue corriendo para adelantar al futuro: "Vamos mucho m¨¢s all¨¢ de la iluminaci¨®n inteligente de las calles, la recolecci¨®n de la basura o la eficiencia del tr¨¢fico urbano. Queremos usar la tecnolog¨ªa de manera global para mejorar la vida de todos los habitantes". Y el ciudadano es el principio y fin de esa visi¨®n.
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