El recurso de aprender
La econom¨ªa espa?ola necesita una reforma de su sistema empresarial
Nadie conoce con exactitud la mutaci¨®n l¨¦xica que va desde empresario a emprendedor; es probable que m¨¢s que designar a una figura o agente social, defina un estado de ¨¢nimo y que el cambio quiere significar "cualquiera puede dedicarse al trabajo empresarial". Pero tambi¨¦n tiene adeptos la teor¨ªa de que el vocablo empresario ten¨ªa ya una carga negativa, algo as¨ª como una mancha original. El caso es que el tr¨¢nsito ha producido una trivializaci¨®n del concepto empresario, atacado ya desde otros flancos por evidentes cambios sociales. Desde El Nuevo Estado industrial de Galbraith se tiene la certeza de que los empresarios han sido sustituidos por los directivos y que la clase de personas que tomaban decisiones f¨¦rreas para jugarse su propio dinero ha sido sustituida (en unos estratos empresariales m¨¢s que en otros, l¨®gicamente) por una clase managerial que ni maneja su propio dinero ni es aficionada por lo general a suscribir apuestas fuertes ni, como previ¨® el economista norteamericano, persigue la socorrida maximizaci¨®n del beneficio, sino la extensi¨®n m¨¢xima del poder.
El emprendedor no act¨²a propiamente como un empresario, aunque asuma la gesti¨®n social, sino m¨¢s bien como un coordinador o, en ciertos aspectos, como un entertainer, al modo de Joel Grey en el escenario de Cabaret. Como el poder real de cualquier compa?¨ªa, con pocas excepciones, se ha desplazado ostensiblemente hacia la financiaci¨®n, el emprendedor opera como con la coartada o motivo de una idea empresarial y orquesta en torno a ella una red de poderes que implican al industrial, administrativo y financiero; y como la financiaci¨®n bancaria se ha restringido de forma muy acusada desde 2007, el emprendedor tiene que recurrir a otros m¨¦todos para conseguir dinero. Esto es particularmente significativo en el caso de Espa?a, donde existen pocas alternativas al dinero de los bancos para poner en marcha empresas, porque no existe tradici¨®n de "recurrir al mercado" (bolsa, mercados de capitales). El crowdfunding, la expansi¨®n del venture capital y la multiplicaci¨®n de las llamadas startups obedece a estas causas restrictivas.
Dicho de otro modo, la aparici¨®n del emprendimiento tiende a significar una respuesta todav¨ªa no muy bien articulada a la ausencia de v¨ªas s¨®lidas para iniciar proyectos empresarias de tama?o medio o peque?o. ?Qu¨¦ el llamado emprendimiento implica para aparici¨®n de malos profesionales o apuntes de fraude? Pues s¨ª; un fil¨®sofo de la historia dir¨ªa que eso forma parte de la espuma que aparece en todos los fen¨®menos relativamente nuevos y sin consolidar. De hecho, tambi¨¦n aparece en los consolidados. ?Que el emprendimiento va a resolver el problema empresarial espa?ol o, dig¨¢moslo as¨ª, dar salida a la creatividad empresarial frenada por redes econ¨®micas obsoletas? Pues no. La aparici¨®n de grupos empresariales de ¨¦xito que partieron e iniciativas fragmentadas y financiaci¨®n m¨¢s fragmentada todav¨ªa no cancela ni mejora los problemas estructurales de la empresa espa?ola.
Pueden citarse sin orden para que cada uno los sit¨²e en la prioridad que prefiera: ausencia de canales de comunicaci¨®n con la administraci¨®n, falta de inversi¨®n (p¨²blica y privada) disponible para la innovaci¨®n tecnol¨®gica, exceso de empresas peque?as (barrera a la competitividad) que no son capaces de aumentar de tama?o, dependencia de multinacionales, falta de preparaci¨®n en los empresarios, graves obst¨¢culos a la financiaci¨®n, exceso de regulaci¨®n administrativa complicada por la mir¨ªada de legislaciones auton¨®micas... Y los males estructurales no se agotan en ¨¦stos. Resu¨¦lvanse o mit¨ªguense esos impedimentos y la aparici¨®n del emprendimiento como algo m¨¢s que un odre nuevo para vino viejo ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil y tendr¨¢ un sentido; es decir, un prop¨®sito y un cauce para que la empresa se estabilice y, si es necesario, crezca. La econom¨ªa espa?ola necesita una reforma empresarial.
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