Yo comparto mi empleo y mi salario
Repartir un puesto de responsabilidad entre dos trabajadores gana adeptos en Europa
Caroline Pusey dirige un departamento mastod¨®ntico del Ministerio de Defensa brit¨¢nico y empieza su semana laboral como cualquier otro cargo directivo de su pa¨ªs, los lunes por la ma?ana. La diferencia es que cuando llega el mi¨¦rcoles, Pusey le cede el testigo a Heather McNaughton, la persona que dirigir¨¢ a sus 120 subordinados hasta el viernes. Desde hace cinco a?os, Pusey y McNaughton comparten su trabajo gracias a un modelo que permite ocupar puestos de responsabilidad a trabajadores que no quieren o no pueden trabajar una jornada completa. ¡°Quiero avanzar en mi carrera profesional, pero tambi¨¦n quiero dedicarle a mis hijos el tiempo que necesitan¡±, explica Pusey por tel¨¦fono desde Londres.
Esta nueva vuelta de tuerca de la econom¨ªa colaborativa no deja de ganar adeptos en algunos pa¨ªses europeos, donde el trabajador exige cada vez m¨¢s flexibilidad para poder compaginar el empleo con otras facetas de su vida o con otros trabajos. Las empresas que lo ofrecen son cada vez m¨¢s conscientes de lo beneficioso que resulta contar con dos cabezas por el precio de una. Jueces, profesores de universidad, pol¨ªticos, periodistas y hasta curas anglicanos son algunas de las profesiones que se han atrevido con el job sharing. Suiza, Reino Unido, Alemania o Australia son pa¨ªses en los que compartir el trabajo se ha convertido en una f¨®rmula relativamente frecuente. En Espa?a, el sistema no est¨¢ extendido ni etre las empresas, ni en la Administraci¨®n.
¡°Tienen dos cabezas pensando por el precio de una. Cuando hay problemas dif¨ªciles, somos dos perfiles distintos para solucionarlos", dice una directiva
El sistema es el siguiente: dos personas se reparten las horas de un mismo puesto de trabajo en d¨ªas o turnos consecutivos. As¨ª por ejemplo un jefe como Pusey trabaja de lunes a mi¨¦rcoles y su compa?era ocupa la misma jefatura de mi¨¦rcoles a viernes. La pareja de trabajadores pacta un sistema de organizaci¨®n y comunicaciones que se repite cada semana. En el caso de Pusey y McNaughton, los martes a ¨²ltima hora ambas mantienen una conversaci¨®n telef¨®nica fija de una hora. El mi¨¦rcoles es el d¨ªa en que coinciden en la oficina y encadenan las reuniones de la semana. Y el jueves empieza el turno de McNaughton. Funcionan con una cuenta de correo conjunta, una sola mesa y un ¨²nico n¨²mero de tel¨¦fono fijo. Mantienen adem¨¢s un compromiso firme de respetar las decisiones de la otra mitad y nunca enviar ¨®rdenes contradictorias a los subordinados.
Pusey le ve muchas ventajas, tambi¨¦n para su empleador. ¡°Tiene dos cabezas pensando por el precio de una. Cuando hay problemas dif¨ªciles, somos dos perfiles distintos para solucionarlos. Adem¨¢s, cuando vuelvo el lunes a la oficina, estoy fresca y llena de energ¨ªa para trabajar¡±. Evidentemente, su salario, de unos 95.400 euros al a?o se resiente de forma proporcional a las horas que deja de trabajar, pero Pusey asegura que le compensa, teniendo en cuenta lo que tendr¨ªa que pagar a una persona que cuide de sus hijos esas horas sumado al precio de dejar de verlos.
No existen datos oficiales que registren esta f¨®rmula de trabajo, que en las estad¨ªsticas se computa como empleos a tiempo parcial. S¨ª hay estimaciones, como las de un estudio de Robert Half, la gran multinacional de recursos humanos, que indica que un 25% de las empresas europeas ofrecen puestos para compartir. El porcentaje var¨ªa seg¨²n los pa¨ªses. En Reino Unido alcanza el 48%, en Alemania 15%, en Holanda y en B¨¦lgica el 23% y en Austria el 19%. Espa?a no figura en el estudio, para el que entrevistaron a 1.200 empresas de toda Europa y que se public¨® en diciembre de 2014. Desde entonces, proliferan las plataformas de trabajo compartido.
La Administraci¨®n brit¨¢nica promueve esta manera de trabajar y publica un manual en el que anima a los empleados del sector p¨²blico a compartir puestos y les ayuda a presentar candidaturas conjuntas. Explica adem¨¢s c¨®mo se llevan a cabo los procesos de selecci¨®n, incluida la entrevista simult¨¢nea a los dos candidatos. ¡°Compartir trabajo puede ser muy satisfactorio, pero requiere flexibilidad, confianza y buen trabajo en equipo¡±, concluye el manual. Tiene adem¨¢s una p¨¢gina web donde los candidatos pueden inscribirse para contactar con potenciales compa?eros de puesto. El sistema tambi¨¦n funciona en el sector privado y en profesiones con jornadas tan intensivas como el periodismo, donde por ejemplo Anushka Asthana y Heather Stewart comparten la jefatura de la secci¨®n de Pol¨ªtica del diario brit¨¢nico The Guardian desde el a?o pasado.
Caroline Gatrell, profesora de gesti¨®n empresarial de la Universidad de Lancaster, matiza que en Reino Unido el sistema est¨¢ m¨¢s extendido en universidades y oficinas del Gobierno y algo menos en el sector privado. Y piensa que si no se extiende m¨¢s es porque es dif¨ªcil quebrar la inercia de la cultura laboral dominante. ¡°A muchos empresarios les da miedo romper el patr¨®n de trabajo de nueve a cinco, pero se puede trabajar de muchas maneras¡±.
En Alemania, el trabajo compartido tambi¨¦n experimenta un cierto auge. ¡°Compartir el empleo forma ya parte de la agenda pol¨ªtica en Austria y en Alemania y no hay eventos de recursos humanos en los que no se dedique un espacio a este tema", explica por tel¨¦fono desde Berl¨ªn Jana Tepe, codirectora de Tandemploy, una empresa de recursos humanos dedicada al trabajo compartido. Asegura que en su plataforma digital hay 5.000 personas registradas en busca de pareja para trabajar, de las 40.000 que desfilan por su web cada mes.
Tepe trabajaba hace tres a?os en una agencia de empleo convencional cuando le lleg¨® un curr¨ªculum de dos personas que aspiraban a compartir un ¨²nico puesto de trabajo. Aquello le pareci¨® un poco marciano, pero despert¨® su inter¨¦s, as¨ª que entrevist¨® a los candidatos. Para su sorpresa, ten¨ªan un plan muy detallado de c¨®mo pensaban compartir el puesto. Aquella experiencia le anim¨® a poner en pie Tandemploy.
L¨ªder pol¨ªtico a tiempo parcial
La pol¨ªtica tambi¨¦n ha sucumbido a los nuevos modelos laborales. Un ejemplo es Jonathan Bartley, col¨ªder del Partido Verde brit¨¢nico. Bartley tiene un hijo discapacitado al que quiere dedicar tiempo, pero no quiere renunciar al liderazgo del partido. ¡°As¨ª puedo hacer lo que me apasiona y ocuparme de mi hijo¡±, cuenta por tel¨¦fono. Algo parecido le sucede a Caroline Lucas, con quien comparte la direcci¨®n el partido, quien dedica la mitad de su tiempo a su distrito electoral.
Las motivaciones de Bartley son tambi¨¦n filos¨®ficas.¡°Este sistema permite a los pol¨ªticos tener otras ocupaciones y estar en contacto con la vida real. Adem¨¢s, hace posible que gente con otras profesiones pueda participar en pol¨ªtica¡±. Explica que el cambio cultural, sin embargo, lleva tiempo y que continuamente tiene que enfrentarse a la misma pregunta: ?s¨ª, s¨ª, pero qui¨¦n toma las decisiones en el partido? La respuesta siempre es la misma: ¡°Los dos¡±. Las entrevistas las hacen juntos o por separado, seg¨²n les cuadre en la agenda, e igual sucede con los m¨ªtines. ¡°Mire, la gente necesita trabajar, pero tambi¨¦n calidad de vida. Cuando te vayas a morir, no dir¨¢s: lamento no haber trabajado m¨¢s y pasado menos tiempo con mi familia y amigos. Ser¨¢ m¨¢s bien al rev¨¦s¡±.
Suiza es despu¨¦s de Holanda, el pa¨ªs europeo con un mayor ¨ªndice de trabajo a tiempo parcial, 36,5% de los empleos frente al 15,6% de Espa?a o el 26,85% de Alemania, seg¨²n los datos que proporciona Eurostat. No es extra?o que un suizo pregunte qu¨¦ porcentaje trabajas, es decir, si haces la jornada completa (100%), un 80%, un 50%... Thomas Geiser, profesor de derecho laboral de la universidad de St. Gallen, en Suiza, defiende esa flexibilidad, pero no acaba de comulgar con las ventajas del job sharing, en parte porque la cultura laboral suiza ya tiene interiorizada esa manera de trabajar. ¡°Aqu¨ª se puede tener un puesto de responsabilidad a tiempo parcial. Hay much¨ªsima gente que trabaja al 80% o que no trabaja un d¨ªa a la semana. Para un tribunal de 10 jueces, por ejemplo, elegimos 15, porque algunos de ellos trabajar¨¢n al 50%. Es algo muy frecuente¡±. Para Geiser, uno de los inconvenientes de compartir trabajo es que si un miembro de la pareja laboral se va, algo relativamente frecuente en contextos laborales tan fluidos, el otro tiene que buscar un nuevo compa?ero.
PTO, una agrupaci¨®n suiza dedicada a la ¡°optimizaci¨®n del tiempo parcial¡±, destaca en uno de sus estudios el llamado job sharing intergeneracional. Hay personas en edad de jubilarse a las que les gustar¨ªa seguir trabajando en lo suyo pero no necesariamente a jornada completa. Compartir trabajo les permite trabajar un 30%, por ejemplo, y ejercer a la vez de mentores para la persona menos veterana, que ocupar¨ªa el otro 70% del puesto.
En Espa?a, sin embargo, compartir el trabajo est¨¢ muy lejos de ser una opci¨®n m¨¢s del abanico laboral. La reducci¨®n de jornada relega a menudo a tareas menores a los trabajadores ¨Cmayoritariamente mujeres- que la eligen. Un portavoz del Ministerio de Trabajo explica que el trabajo compartido como tal no existe y que en cualquier caso aqu¨ª el debate es otro. ¡°La prioridad en Espa?a es la estabilidad, que se asocia con una jornada de ocho horas. Hay que tener en cuenta que venimos de cinco a?os de crisis¡±.Apuntan sin embargo, que en 2013 sali¨® adelante una reforma que facilita el acceso a las pensicomo consecuencia de una sentencia del Tribunal Constitucional del pasado mismo a?o, qu e consideraba el c¨®mputo de horas trabajadas a tiempo parcial discriminatorio.En la CEOE no tienen constancia de que los empresarios espa?oles recurran al empleo compartido. La paulatina salida de la crisis podr¨ªa alterar sin embargo las prioridades de buena parte de los trabajadores.
El 63,2% de los empleados a tiempo parcial en Espa?a lo son porque no encuentran un trabajo a tiempo completo, seg¨²n recoge Eurostat. El resto decide voluntariamente no trabajar toda la jornada porque tiene otras necesidades o deseos. Ellos, como sus colegas del norte de Europa, probablemente tambi¨¦n aspiran a mantener su categor¨ªa profesional y a seguir haciendo lo que saben y para lo que sirven.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.