Atenci¨®n: su empresa le vigila
El inter¨¦s del empresario a supervisar la actividad de sus trabajadores choca con el derecho de estos a su intimidad
Ten¨ªa usted que vivir (¡) con la seguridad de que cualquier sonido emitido por usted ser¨ªa registrado y escuchado por alguien y que, excepto en la oscuridad, todos sus movimientos ser¨ªan observados¡±. Este pasaje de 1984, la inmortal novela de George Orwell, describe un mundo en el que los ciudadanos son sometidos a un asfixiante control por parte del Estado, hasta el punto de anular por completo su privacidad. Trasladado al entorno empresarial, el leg¨ªtimo derecho del empresario a supervisar la actividad y rendimiento de sus trabajadores topa con los l¨ªmites que le impone el derecho fundamental de estos, reconocido por la Constituci¨®n espa?ola, a que sea respetada su intimidad.
El caso de Edward Snowden ha venido a demostrar que las organizaciones necesitan tomar medidas para proteger su informaci¨®n sensible. Porque si la mism¨ªsima NSA (Agencia de Seguridad Nacional) norteamericana no est¨¢ a salvo de que uno de sus empleados filtre datos confidenciales al exterior, ?qui¨¦n lo est¨¢?
¡°El 55% de los ataques inform¨¢ticos que tienen lugar en las organizaciones provienen de empleados con intenciones maliciosas y otras personas en las que la empresa confiaba¡±, destaca Deepak Daswani, experto en ciberseguridad de Deloitte CyberSOC y profesor del m¨¢ster en Ciberseguridad de IMF Business School. El descontento de estos insiders ¡ªcomo se les conoce en el argot¡ª con su situaci¨®n laboral o sus desa?venencias con la direcci¨®n suelen estar detr¨¢s de estos ataques.
Lo que dice la ley
?Puede un empleado utilizar el ordenador de la empresa para enviar un tuit, entrar en su banco online o leer el peri¨®dico? En septiembre de 2007 una sentencia del Tribunal Supremo reconoc¨ªa ¡°la existencia de un h¨¢bito social generalizado de tolerancia con ciertos usos personales moderados de los medios inform¨¢ticos y de comunicaci¨®n facilitados por la empresa a los trabajadores¡±. Si bien, apunta Enrique Ceca, socio del ¨¢rea laboral de Ceca Mag¨¢n Abogados, esa misma sentencia y otras posteriores obligan al empresario ¡°a establecer las normas que regulen dicho uso y medidas preventivas que deben ser debidamente informadas a los empleados y sus representantes¡±.
De hecho, la legislaci¨®n permite al empresario prohibir completamente su utilizaci¨®n ¡°sin que por ello sean vulnerados los derechos fundamentales del trabajador, al no existir una expectativa de intimidad¡±. Aunque, advierte Enrique Ceca, ¡°demasiadas restricciones generan rechazo y pueden ser contraproducentes¡±. En su lugar, recomienda:
1.? Delimitar qu¨¦ puede y qu¨¦ no puede hacer la empresa en materia de control.
2. Procurar que las medidas sean lo menos invasivas posible.
3. Establecer mecanismos preventivos:
¡ªCapar determinadas p¨¢ginas web.
¡ªLimitar o impedir las descargas de software desde Internet.
¡ªNo permitir la recepci¨®n de correos a partir de una determinada capacidad.
4. Informar a los empleados para que conozcan claramente las reglas del juego.
Pero impedir que un empleado hostil se descargue la lista de clientes o pase informaci¨®n a la competencia no es la ¨²nica preocupaci¨®n de las empresas. Medir la productividad de la plantilla es otra de sus viejas aspiraciones, un campo en el que los avances tecnol¨®gicos han abierto enormes posibilidades. La empresa espa?ola WorkMeter ha desarrollado una herramienta que registra el tiempo de conexi¨®n de un empleado a aquellas aplicaciones, redes corporativas o dispositivos que utiliza para su trabajo. Es el propio profesional quien decide cu¨¢ndo se pone en marcha o se detiene la medici¨®n, y recibe informaci¨®n del sistema de c¨®mo est¨¢ gestionando su tiempo. Para su fundador y presidente, Joan Pons, la tecnolog¨ªa ha desdibujado el concepto de empleo tradicional. ¡°Ya no es un puesto y un horario. Es una actitud, un esfuerzo y un objetivo¡±.
Internet o las redes sociales son vistas por algunos empresarios como una peligrosa fuente de distracciones. Suprimirlas, sin embargo, no parece una opci¨®n. En primer lugar, recuerda Gabriel de Diego, director de Estrategia y Planificaci¨®n de Recursos Humanos de Telef¨®nica, porque ¡°son herramientas de trabajo que facilitan al profesional estar al tanto de lo que sucede en su ¨¢rea de conocimiento o contexto de negocio¡±. Adem¨¢s, a?ade Joan Pons, ¡°?de qu¨¦ sirve bloquear el acceso a Facebook en la empresa si ahora el trabajador puede conectarse con su m¨®vil? Eso s¨ª, luego no le cuentas la media hora que pas¨® en su casa a las nueve de la noche contestando a correos de trabajo urgentes¡±. Ambos especialistas coinciden en que existen otras pr¨¢cticas mucho m¨¢s perniciosas para la productividad que las redes sociales, como el exceso de reuniones o la insuficiente informaci¨®n que reciben los profesionales acerca del desempe?o de sus funciones.
Acceso a los datos
Los expertos vaticinan que el imparable aterrizaje del big data en la gesti¨®n de personas va a permitir en muy corto espacio de tiempo anticipar futuros problemas. ¡°Los datos permitir¨¢n detectar y analizar muchas de las conductas, competencias y comportamientos humanos, entre ellos, la honestidad¡±, asegura Pau Hortal, consejero delegado de Facthum Cat. Se trata, ahonda Enrique Benayas General, de ICEMD (ESIC), de minimizar riesgos ¡°intentando saber qu¨¦ tipo de personas estoy metiendo en mi organizaci¨®n y cu¨¢les son sus valores y actitudes frente a la vida¡±.
?Atentan estos sistemas contra la privacidad de las personas? Gabriel de Diego opina que no y apuesta no tanto por controlar como por medir. ¡°El big data maneja la informaci¨®n de manera agregada y an¨®nima; lo que se trabaja son perfiles con relaci¨®n a su productividad para detectar posibles mecanismos de mejora¡±. Pau Hortal, en cambio, s¨ª piensa que los trabajadores tienen motivos para sentirse observados, aunque no m¨¢s que en otros ¨¢mbitos de la vida. ¡°No se le pueden poner puertas al campo. Lo relevante no es desterrar la tecnolog¨ªa, sino gestionar adecuadamente su uso¡±.
Y ?qu¨¦ piensan los empleados? Para Deepak Daswani, la clave est¨¢ en la transparencia. ¡°Si la compa?¨ªa informa a los empleados de que el correo electr¨®nico, la informaci¨®n del equipo o el tr¨¢fico que generan por Internet pueden ser monitorizados para garantizar la seguridad de la informaci¨®n, no habr¨¢ problemas¡±. No obstante, agrega, es dif¨ªcil delimitar d¨®nde est¨¢ el equilibrio. ¡°Las medidas deben ir en sinton¨ªa con que los trabajadores puedan desarrollar su labor en un clima de trabajo ¨®ptimo. Los mecanismos de control no pueden ser ni tan r¨ªgidos que acaben ralentizando el trabajo ni tan laxos que carezcan de efectividad¡±.
Entonces, ?se f¨ªan las empresas de sus trabajadores? Para De Diego, as¨ª deber¨ªa ser. ¡°La flexibilidad que impera en las f¨®rmulas de trabajo actuales requiere establecer mecanismos m¨¢s o menos expl¨ªcitos de confianza entre empresa y trabajador¡±, explica.
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