Un nuevo mapa de la desigualdad en la UE
Variables como la tolerancia, la inclusi¨®n y el desarrollo personal marcan el nuevo paradigma
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Los datos ayudan a comprender el mundo, pero interpretarlos puede ser tan complicado como caminar descalzo por un campo de cactus. El PIB per capita dice que, por ejemplo, un gallego (con 20.619 euros) est¨¢ al mismo nivel que un valenciano (21.468 euros). Sin embargo, en la comunidad del botafumeiro la fortuna de un solo vecino, Amancio Ortega (fundador de Inditex), supera el PIB generado por el resto ¡ª2,7 millones de personas¡ª. Del otro lado, el patrimonio que la revista Forbes asigna a Juan Roig, presidente de Mercadona, servir¨ªa para pagar las pensiones de los 8,5 millones de jubilados espa?oles durante un mes. Saltando el charco, un estadounidense puede sentirse afortunado por formar parte del 10% de la poblaci¨®n m¨¢s rica del planeta. Pero si as¨ª fuera, el Gobierno de la naci¨®n m¨¢s poderosa no habr¨ªa acabado en manos de una persona como Donald Trump.
?C¨®mo hemos llegado al punto de no comprender lo que est¨¢ pasando?, se preguntan muchos analistas ante fen¨®menos como el norteamericano o el Brexit en Europa. Quiz¨¢ no baste con las cl¨¢sicas variables econ¨®micas (renta, riqueza) para calibrar el descontento social, la frustraci¨®n por la falta de empleo o la creciente intolerancia contra los inmigrantes. ¡°Medir la desigualdad no es desde luego f¨¢cil, y aparte de las dificultades t¨¦cnicas del propio c¨¢lculo est¨¢n los temas relacionados con la calidad de la informaci¨®n en la que esos c¨¢lculos se basan¡±, reflexiona el profesor Francisco J. Beltr¨¢n Tapia, historiador econ¨®mico de Magdalene College, de la Universidad de Cambridge.
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Recientemente la Comisi¨®n Europea, junto con el Instituto Vasco de Competitividad (Orkestra), ha aplicado el ¨ªndice de progreso social ideado por la ONG norteamericana Social Progress Imperative a 272 regiones europeas. Este indicador, apadrinado por el economista Michael Porter, valora en cada territorio cientos de variables gracias a las bases de datos publicadas por la oficina estad¨ªstica (Eurostat) y a centenares de encuestas. El resultado es elocuente: las regiones con un mayor PIB per capita no son las que mejor lo hacen en t¨¦rminos de progreso social. Espa?a, y por extensi¨®n los pa¨ªses del arco mediterr¨¢neo, cubre de manera muy eficaz las necesidades b¨¢sicas de sus ciudadanos, pero no facilita oportunidades igualitarias en la medida en que s¨ª lo hacen otros pa¨ªses con el mismo nivel de riqueza.
El ¨ªndice aporta datos sobre tres dimensiones: atenci¨®n a necesidades humanas b¨¢sicas ¡ªah¨ª la mayor¨ªa de las regiones europeas muestran buenos resultados¡ª; fundamentos de bienestar, como acceso a conocimientos b¨¢sicos, informaci¨®n o cuidados m¨¦dicos esenciales y, en tercer lugar (y no menos importante), las oportunidades que ofrece cada territorio en la medida que permite a sus habitantes desarrollarse personal y profesionalmente, proteger sus derechos personales, su libertad para elegir o sus decisiones.
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Mar¨ªa Luisa Bl¨¢zquez de la Hera, del Centro Internacional de Competitividad del IESE y colaboradora del proyecto, subraya que, si bien hay una correlaci¨®n muy estrecha entre la medici¨®n de las necesidades b¨¢sicas y el PIB per capita (cuanto m¨¢s PIB, mejor cubiertas est¨¢n), en el terreno de las oportunidades hay mucha m¨¢s dispersi¨®n. ¡°La riqueza no necesariamente se emplea en mejorar los derechos personales, la tolerancia, o en facilitar el acceso a la ense?anza superior¡±, se?ala. Con este an¨¢lisis, resalta, han comenzado a bucear en un territorio inexplorado. ¡°Este tipo de conceptos [por ejemplo, analizar la obesidad en una regi¨®n o la tolerancia hacia los homosexuales] no se suelen incorporar y desde el ICC cre¨ªmos que era una buena idea hacerlo, porque, recordemos, lo que no se mide, no existe¡±. El baremo utilizado en el estudio suma variables b¨¢sicas ¡ªcomo acceso a la sanidad, alcantarillado, mortalidad infantil o calefacci¨®n en el hogar¡ª junto a otras menos previsibles, como muertes por accidentes de tr¨¢fico, seguridad por la noche, confianza en el sistema pol¨ªtico, penetraci¨®n de la corrupci¨®n, acceso de la banda ancha en el hogar o contaminaci¨®n del aire.
?ndice de Gini y OCDE.
Espa?a sale mal parada en casi todos los estudios sobre la desigualdad. Uno de los ¨²ltimos, de la OCDE, muestra c¨®mo entre 2010 y 2014 los empleados espa?oles con los sueldos m¨¢s bajos sufrieron el mayor recorte salarial de entre los 34 pa¨ªses que forman la organizaci¨®n, solo por detr¨¢s de Portugal. El ¨ªndice de Gini, adem¨¢s, coloca al pa¨ªs en una de las peores posiciones de Europa.
Si el mundo fuera un pa¨ªs, obtendr¨ªa 62 puntos en la escala marcada por el estudio (en un rango del 1 al 100). China, con niveles de progreso medios, e India, con registros bajos, influyen fuertemente en los resultados al combinar una poblaci¨®n de 2.000 millones de personas. Rusia, Arabia Saud¨ª y Venezuela, con ingresos relativamente altos, presentan bajos niveles de progreso social y, en Europa, las regiones n¨®rdicas (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Suecia y Noruega) confirman que su modelo funciona pese a sus hist¨®ricos talones de Aquiles, como las elevadas tasas de suicidios.
Con 85 puntos, Espa?a figura en el puesto n¨²mero 17 entre los Estados con un mejor resultado en el ¨ªndice de 133 pa¨ªses analizados. La clasificaci¨®n la encabezan Finlandia, Canad¨¢ ¡ªcon su modelo multicultural¡ª y Dinamarca; y la cierran la Rep¨²blica Centroafricana, Afganist¨¢n y Chad. Pese a la buena posici¨®n global de Espa?a, acercando la lupa a las autonom¨ªas el estudio constata que a la hora de ofrecer mejores oportunidades a sus ciudadanos para progresar, ninguna de las 17 obtiene una mejor nota respecto a otras regiones del globo con niveles de riqueza similares. Un total de 11 presentan registros m¨¢s bajos que la media. ¡°Tenemos que conseguir, por ejemplo, mayores oportunidades de acceso a la ense?anza superior. Aunque tenemos muchas y buenas universidades, no es suficiente¡±, cree Bl¨¢zquez.
Las oportunidades de los j¨®venes espa?oles respecto a otros europeos son, de partida, inferiores. ¡°Espa?a es un pa¨ªs que ofrece un s¨®lido acceso a conocimientos b¨¢sicos, aunque en alfabetizaci¨®n de sus adultos est¨¢ en desventaja. Es un pa¨ªs con un buen sistema de salud y bienestar, pero con desventajas relativas en temas de tolerancia, por ejemplo, tolerancia religiosa¡±, apunta Bl¨¢zquez. Susana Franco, investigadora de Orkestra, destaca que el pa¨ªs acarrea un gran d¨¦ficit en educaci¨®n por culpa de que gran parte de su fuerza laboral abandon¨® en su d¨ªa la secundaria. ¡°Otro de los indicadores que peores resultados ofrece tiene que ver con la poca confianza en las instituciones, en el sistema legal y pol¨ªtico¡±, que enlaza con la sensaci¨®n de hartazgo por los casos de corrupci¨®n.
Para conocer la realidad social de manera m¨¢s precisa otros economistas ofrecen sus propias recetas. ¡°No podemos basarnos en un solo indicador porque, por definici¨®n, son limitados, miden unas cosas y olvidan otras. Adem¨¢s, el crecimiento por s¨ª solo no nos asegura el progreso social¡±, cree Ra¨²l Flores, analista e investigador social de C¨¢ritas. Habla de hasta cuatro referencias (¨ªndices Gini y 80/20, tasa Arope e informes de la OCDE) para aproximarse a la fotograf¨ªa real, esa que puede explicar por qu¨¦ una ola de extremismo hace que la ultraderecha est¨¦ tomando posiciones en pa¨ªses clave de Europa.
El poder es m¨ªo
Luis Molina, miembro de Economistas frente a la Crisis, recuerda en sus estudios publicados que, seg¨²n el reparto del patrimonio, ¡°el 1% de la poblaci¨®n espa?ola posee el 27,2% de la riqueza conjunta¡±. Su diagn¨®stico sobre el futuro es muy sombr¨ªo. ¡°Lo que est¨¢ salvando la situaci¨®n en Espa?a (como en Grecia, que registra una distribuci¨®n de patrimonio muy parecida) es el hecho de que amplias capas de la poblaci¨®n vienen compartiendo su modesto patrimonio familiar para paliar las consecuencias de las pol¨ªticas de austeridad. Una soluci¨®n de emergencia, porque comerse el patrimonio por carecer de rentas es pan para hoy y hambre para ma?ana¡±. Los recortes de derechos sociales y los desahucios corroboran, seg¨²n ¨¦l, el proceso de vaciamiento patrimonial de los que menos tienen. Y la reforma laboral vendr¨ªa a dar la puntilla a un marco de relaciones laborales que permite ¡°trabajar y seguir siendo pobre¡±, como lo demuestra el hecho de que casi seis millones de trabajadores ingresen el salario m¨ªnimo (o menos), sin ¡°ensombrecer¡± las estad¨ªsticas.
En este punto se detiene la reflexi¨®n de otro economista, Luis Ayala, coordinador de dos informes sobre desigualdad (Los Libros de la Catarata, Fundaci¨®n Alternativas, 2015). Ayala cree que los salarios bajos derivados del sistema productivo (centrado en la construcci¨®n y los servicios) hacen que estemos ¡°peor que hace 15 o 20 a?os¡±. Es lo que Ra¨²l Flores llama ¡°la p¨¦rdida del espacio de seguridad¡±. Porque para muchas familias tener un trabajo ha dejado de ser una forma de satisfacer sus necesidades.
Pero ?y si el problema no est¨¢ en la desigualdad? El profesor de sociolog¨ªa de la Universidad Complutense Julio Caraba?a desaf¨ªa el aparentemente s¨®lido consenso sobre el aumento de las diferencias sociales que trasladan economistas de Europa y EE UU, desde Thomas Piketty a Joseph Stiglitz o los investigadores de The Luxembourg Income Study (LIS), un centro apoyado por personas como Paul Krugman, Nobel de Econom¨ªa. ¡°La desigualdad social en el mundo est¨¢ disminuyendo, lo dicen los datos. En Espa?a ha aumentado durante la crisis el equivalente a lo que disminuy¨® durante la ¨¦poca de bonanza¡±, cree Caraba?a. ¡°En la Europa de los 15 no ha aumentado en absoluto desde el a?o 1995, en el ¨²ltimo ciclo econ¨®mico, aunque s¨ª lo ha hecho en EE UU¡±. ?Por qu¨¦, seg¨²n ¨¦l, se exagera? ¡°Porque hay un desplazamiento perverso de la atenci¨®n, porque parece que el problema es que haya mucha gente rica, y no que haya pobres. Pero el aumento de las rentas en la parte alta de la tabla no es el problema¡±.
Alternativas
El ¨ªndice del Social Progress Imperative y otros an¨¢lisis econ¨®micos arrojan otra conclusi¨®n: hay margen para que los Gobiernos cambien las cosas porque es la pol¨ªtica la que favorece o ataja esos desequilibrios. Francisco Beltr¨¢n pone como ejemplo las trayectorias de EE UU y Reino Unido, donde el porcentaje de riqueza en manos del 1% de la sociedad no ha dejado de crecer desde los a?os setenta (alcanza el 18% y 14%, respectivamente), frente al camino opuesto recorrido por pa¨ªses como Alemania o Dinamarca (que est¨¢n por debajo del 10%). ¡°Mientras la Europa continental ha logrado mantener relativamente controlada la desi?gualdad medida, los ricos en EE UU y Reino Unido han incrementado de forma sustancial la parte del pastel econ¨®mico que acaba en sus manos¡±.
Bajo la globalizaci¨®n capitalista, piensa Luis Molina, es dif¨ªcil actuar: ¡°Cualquier s¨ªntoma de irracionalidad colectiva se produce porque el sistema responde a una raz¨®n econ¨®mica minoritaria, y por cierto irracional: la acumulaci¨®n patrimonialista sin l¨ªmite en un entorno de desigualdad extrema y creciente¡±. Para enfrentarlo propone que la mayor¨ªa social recupere la capacidad de hacer que el poder pol¨ªtico represente sus intereses. ¡°Se pueden mejorar las desigualdades de renta, destinar transferencias donde m¨¢s se necesitan, potenciar los servicios p¨²blicos, organizar mejor la carga de la fiscalidad, subir el salario m¨ªnimo, acabar con las puertas giratorias ...¡±. Otros economistas recetan m¨¢s mecanismos de redistribuci¨®n para corregir los fuertes d¨¦ficits. ¡°Tanto desde el punto de vista de impuestos como de prestaciones sociales. Gastamos menos que otros pa¨ªses con un PIB per capita m¨¢s bajo¡±, recuerda Ayala.
¡°Tenemos que generar elementos propositivos, ir hacia adelante¡±, enfatiza Ra¨²l Flores. ¡°No podemos dejar que el ascensor social, ese que en los a?os de bonanza sub¨ªa, no pare en las plantas m¨¢s bajas¡±.
Radiograf¨ªa de la falta de oportunidades
Yugoiztochen, la peor de la UE. Al sudeste de Bulgaria se encuentra Yugoiztochen, una regi¨®n con poco m¨¢s de un mill¨®n de habitantes, apenas 5.237 millones de PIB y una renta de 9.000 euros. Seg¨²n el Social Progress Index, es la que menos oportunidades ofrece a los ciudadanos de toda la UE. Le sigue Severozapaden, en el mismo pa¨ªs, zona donde apenas hay universidades y que tiene la peor tasa de esperanza de vida.
La zona con m¨¢s oportunidades. Rodeada por vastos paisajes, ?vre Norrland, la regi¨®n m¨¢s septentrional de Suecia (forma parte de S¨¢pmi, Laponia) encabeza el r¨¢nking regional de las zonas que ofrecen m¨¢s oportunidades del continente. M¨¢s del 20% de su poblaci¨®n tiene estudios superiores (las mujeres, en proporci¨®n, est¨¢n mucho mejor formadas que los hombres). Es una gran exportadora de madera y minerales.
Madrid, la mejor situada de Espa?a. En el puesto n¨²mero 92 entre 273 regiones del continente se sit¨²a Madrid dentro de la clasificaci¨®n del ¨ªndice que mide el progreso en Europa. A su favor, ofrece un buen acceso a servicios b¨¢sicos y aceptables niveles de tolerancia. En su contra, la baja confianza de sus ciudadanos en el sistema pol¨ªtico as¨ª como una alta percepci¨®n de la corrupci¨®n.
Londres, ?una gran capital? Con un PIB per capita de 80.400 euros, el m¨¢s alto de la UE, Londres ofrece, comparativamente con otras ciudades de su nivel, muy malos resultados en sanidad (mortalidad infantil y muertes antes de los 65 a?os altas), calidad del agua, sanidad b¨¢sica y seguridad personal. Tambi¨¦n falla en aspectos como su alto n¨²mero de j¨®venes que ni estudian ni trabajan.
El d¨¦bil coraz¨®n europeo. Bruselas es otro de esos ejemplos sorprendentes: ocupa el tercer puesto en la generaci¨®n de riqueza pero queda relegada al 81 (de 272 regiones) en relaci¨®n a lo que ofrece a sus ciudadanos. Un bajo nivel educativo, el alto coste de la vivienda (que comparte con Londres), una alta tasa de muertes por enfermedades card¨ªacas o una alta tasa de homicidios lastran su puntuaci¨®n.
Poca potencia italiana. Cinco de las 10 regiones que menos oportunidades de desarrollo ofrecen a sus ciudadanos (en relaci¨®n a su PIB) est¨¢n en Italia. Se trata de V¨¦neto, Liguria, Piamonte, el Valle de Aosta y Lombard¨ªa. Adem¨¢s, las regiones del sur del pa¨ªs registran las peores puntuaciones globales, entre otras cosas por la baja calidad de los servicios p¨²blicos y la escasa confianza en las instituciones.
Los grupos de la cabeza y la cola. Junto a la capital de Espa?a, las regiones m¨¢s avanzadas del pa¨ªs son el Pa¨ªs Vasco, Navarra, Cantabria y Castilla y Le¨®n. El informe sit¨²a en la cola, por este orden, a Melilla, Ceuta, Andaluc¨ªa, Baleares y Castilla La Mancha. Los autores del estudio destacan el gran desequilibrio que existe entre las autonom¨ªas espa?olas, mayor que el que se detecta en pa¨ªses de tama?os similares.
Educaci¨®n. Baleares presenta la tasa de inscripci¨®n en educaci¨®n secundaria m¨¢s baja del pa¨ªs, seguida de Melilla, Ceuta y Canarias. En cambio, Ceuta, Extremadura y Andaluc¨ªa son las tres regiones donde el abandono temprano de la escuela es mayor. Extremadura, Baleares y Castilla La Mancha tienen las peores puntuaciones en acceso a la educaci¨®n superior. En el lado opuesto est¨¢n Pa¨ªs Vasco, Madrid y Navarra.
Sanidad. Espa?a sale muy bien parada en los par¨¢metros que miden la salud y el bienestar, as¨ª como en el acceso a cuidados sanitarios b¨¢sicos y nutrici¨®n. Y eso pese a que el presupuesto para sostener hospitales y centros de salud ha ca¨ªdo un 14% durante la crisis (m¨¢s de 10.000 millones). Sin embargo, los indicadores de opini¨®n de los ciudadanos y las listas de espera anticipan que esa situaci¨®n puede terminar por revertirse.
Corrupci¨®n.La corrupci¨®n es un grave problema en un buen n¨²mero de regiones de Italia, Bulgaria, Ruman¨ªa o Grecia. Espa?a se encuentra en posiciones intermedias en la tabla. La clasificaci¨®n tiene en el lado opuesto la limpieza de los pa¨ªses n¨®rdicos. En Espa?a a principios de este a?o hab¨ªa un millar de pol¨ªticos con causas judiciales pendientes. Un 95% de ciudadanos est¨¢n convencidos de que el sistema favorece la impunidad.
La pobreza de los salarios. Seg¨²n un estudio de UGT, un total de 5,9 millones de personas, es decir, el 35% de los asalariados, cobra menos del Salario M¨ªnimo Interprofesional (SMI), fijado en 655,20 euros para 2016. A eso se a?ade, seg¨²n datos del INE, que en la ¨²ltima d¨¦cada los trabajadores con ingresos bajos, (en especial los trabajadores a tiempo parcial), han perdido un 11,4% de salario.
J¨®venes con la vida dif¨ªcil. Solo el 20% de la poblaci¨®n joven (entre 16 y 29 a?os) ha conseguido emanciparse de sus padres, seg¨²n los datos del Consejo de Juventud espa?ol. El 92,5% de las contrataciones realizadas a personas menores de 30 a?os son de car¨¢cter temporal y la tasa de paro en ese colectivo se eleva al 34,4%. Un panorama desolador que marcar¨¢ el futuro econ¨®mico del pa¨ªs.
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