Distinguid: la culpa no es de Europa
Los ministros -no la Comisi¨®n ni el BCE- patrocinan la austeridad y el estancamiento
Ya es hora de distinguir y discriminar. La responsabilidad del populismo pol¨ªtico ?y econ¨®mico! extremista no es de Europa. O no solo. Aunque nos latigamos, pocos Gobiernos de la UE pueden tildarse de populistas: el h¨²ngaro, quiz¨¢ el brit¨¢nico. Eurodepresivos sensibles: recordad que EE UU nos lleva la delantera.
Adem¨¢s, los primeros responsables de la expol¨ªtica econ¨®mica de austeridad insensata no son las instituciones europeas, sino los Gobiernos. No enmiendan. Bruselas propuso un giro desde la actual pol¨ªtica fiscal neutral (la que se limita a no detraer fondos de la econom¨ªa real para reequilibrar la macro y tiende a equilibrar gastos e ingresos) a otra algo expansiva. Para a?adir medio punto del PIB a la econom¨ªa real (estancada) desde los presupuestos p¨²blicos de los socios con posibles.
Era la tercera pata rectificativa, que se juntaba a una relectura flexible del Pacto de Estabilidad y al impulso (moderado) de la inversi¨®n p¨²blica mediante el est¨ªmulo comunitario (del Presupuesto com¨²n y del Banco Europeo de Inversiones), mediante el Plan Juncker, ahora duplicado. Y que conectaba con las propuestas expansivas del FMI, la OCDE, el G20 y con el informe 2015/2344 en proceso de debate por el Parlamento Europeo.
Ha topado contra la ceguera de los ministros de Econom¨ªa. La misma ceguera que en 1993 cercen¨® el Libro Blanco del Empleo de Jacques Delors: lamentamos hoy el retraso de sus grandes redes de transportes y telecos; o la escasa inversi¨®n digital, que nos ha convertido en perrito faldero de las grandes tecnol¨®gicas de EE UU. As¨ª que los ecofines adscritos a la ortodoxia del b¨²nquer alem¨¢n y sus vecinos ricos -partidarios de una "posici¨®n fiscal neutra, no positiva"- ser¨¢n los culpables de cualquier rebrote del populismo.
Para m¨¢s inri, deciden eso en el Eurogrupo, un ente de escasa densidad legal, sin apenas estructura leg¨ªtima, sin deberes impuestos por el Tratado, impermeable al control del Parlamento Europeo, y dirigido por un mediocre e ignorante (de las directivas europeas) exconcejal holand¨¦s -dicen que socialista-, Jeroen Dijsselbloem.
Y sin verg¨¹enza alegan que "no es el papel de la Comisi¨®n decir a los Gobiernos que gasten m¨¢s". Esos iletrados deber¨ªan leer el Tratado, que consagra el rol admonitorio de la Comisi¨®n sobre su pol¨ªtica econ¨®mica (TFUE, art. 121, 3 y 4); las Grandes Orientaciones de Pol¨ªtica Econ¨®mica (GOPES) que Bruselas les dedica cada a?o desde el siglo pasado; las conclusiones del Procedimiento de Desequilibrios Macroecon¨®micos. Que machacan, pero no multan a quienes, tanto como los deficitarios, subvierten el equilibrio desde sus super¨¢vits excesivos, ociosos y perversos.
Peor a¨²n: la par¨¢lisis fiscal que esos Gobiernos imponen a la eurozona obliga al Banco Central Europeo a sobreactuar en su (solitaria) pol¨ªtica monetaria expansiva. Hoy volveremos a ver c¨®mo el BCE, otra vez la Europa-instituci¨®n, salva a los ciudadanos europeos de sus pat¨¦ticos Gobiernos nacionales. Pero solo puede hacerlo a medias.
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