Christine Lagarde se juega en Francia su reputaci¨®n
La Corte de la Rep¨²blica se pronuncia este lunes sobre la presunta negligencia de la directora del FMI en la adjudicaci¨®n de 403 millones a un empresario amigo de Sarkozy
Christine Lagarde ha acudido con gesto digno cada d¨ªa al Palacio de Justicia de Par¨ªs. Impecable en el atuendo, tomando nota, ha estado muy sola durante una semana sentada en el banquillo de los acusados. En la gran sala primera del palacio, solo sus hijos y un hermanos han acompa?ado a Lagarde ante una semana tan dura. Ausentes han estado sus correligionarios e incluso alguno de sus m¨¢ximos colaboradores.
Su alegato final, el viernes pasado, de pie, frente al tribunal, corto y escrito de antemano, estuvo cargado de emoci¨®n. "Acut¨¦ en conciencia y en confianza. Siempre defend¨ª los intereses de Francia. Analic¨¦ todos los riesgos de esta operaci¨®n, pero no contempl¨¦ la posibilidad de un fraude".
La imagen de gestora competente de Christine Lagarde se ha puesto en entredicho esta semana en Par¨ªs. La Corte de Justicia de la Rep¨²blica ha valorado las pruebas y ha escuchado los testimonios que la se?alan como la ministra que actu¨® negligentemente favoreciendo al empresario amigo de Nicolas Sarkozy Bernard Tapie con 403 millones euros de fondos p¨²blicos. En su descargo, Lagarde se?ala que estaba muy ocupada al frente de un macroministerio y gestionando la crisis mundial y apunta a que todo se hizo a sus espaldas y fue quiz¨¢ v¨ªctima de un fraude. La condena es improbable, pero no imposible. Su puesto al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI), en caso de veredicto en su contra, se tambalear¨ªa.
La Corte de Justicia de la Rep¨²blica que ha visto su caso prev¨¦ hacer p¨²blico su veredicto este lunes. La prensa es esc¨¦ptica. Este tribunal especial que solo juzga a aforados, formado por tres jueces y doce parlamentarios, tiende a ser benevolente con los encausados; con sus pares. El fiscal Jean-Claude Marin ha pedido la absoluci¨®n de la exministra por la debilidad de las pruebas que, dice, denotar¨ªan una falta pol¨ªtica, pero no penal.
En este caso, sin embargo, los magistrados de la comisi¨®n de instrucci¨®n de este mismo tribunal, as¨ª como la presidenta que la juzga, Martine Ract-Madou, han sido duros con Lagarde. ¡°Su comportamiento¡±, dice la instrucci¨®n, ¡°no comporta solo una incuria y una precipitaci¨®n criticables, sino que tambi¨¦n re¨²ne una conjunci¨®n de faltas que, por su naturaleza, su n¨²mero y su gravedad, sobrepasan el nivel de simple negligencia¡±.
Este caso data de 2007. Nicolas Sarkozy ganaba las presidenciales y nombraba a Christine Lagarde ministra de Econom¨ªa, Finanzas, Industria y Empleo. Era un macroministerio, ha alegado ahora la directora del FMI, que requer¨ªa confiar la gesti¨®n en sus m¨¢s estrechos colaboradores. Tapie, tras vender Adidas a trav¨¦s del Cr¨¦dit Lyonnais por 318 millones de euros en 1992, llevaba a?os exigiendo otros 229 millones por las plusval¨ªas logradas por la entidad p¨²blica. Lagarde, inmediatamente despu¨¦s de aterrizar en el ministerio, dio luz verde al arbitraje privado desatendiendo las voces cr¨ªticas de su propio ministerio y un a?o despu¨¦s aprobaba la fabulosa adjudicaci¨®n a Tapie de 403 millones.
La entonces ministra, asegura ahora, no sab¨ªa que el empresario, un exsocialista que apoy¨® la campa?a de Sarkozy, era ¨ªntimo de este y del director de su propio gabinete, St¨¦phane Richard, aut¨¦ntico hacedor del arbitraje que cost¨® tanto dinero al Estado. Hoy Richard es presidente ejecutivo de Orange y se ha negado a testificar en este caso.
La justicia francesa anul¨® el a?o pasado el arbitraje y la jurisdicci¨®n penal analiza si hubo un fraude en el ministerio para favorecer a Tapie. Richard est¨¢ imputado en esa causa. De ah¨ª que Lagarde se haya preguntado qui¨¦n o qui¨¦nes abusaron de su confianza. Pero en la vista tambi¨¦n ha quedado al descubierto el punto m¨¢s d¨¦bil de su acci¨®n. En los 403 millones de euros se incluyeron 45 en concepto de perjuicio moral a Tapie. Fue un detalle que escandaliz¨® a Francia y tambi¨¦n a la propia Lagarde, que desech¨®, sin embargo, la posibilidad de recurrir el acuerdo. ¡°?Qu¨¦ habr¨ªa cambiado por ello? Intent¨¦ entenderlo, pero no era el ¨²nico asunto en el que yo trabajaba entonces¡±, ha declarado ahora.
Lagarde no ley¨® las notas contra el arbitraje que le enviaban los servicios del ministerio y desestim¨® las que le indicaban que pod¨ªa recurrir el resultado. Estaba demasiado ocupada con la crisis econ¨®mica mundial, alega, para atender un asunto que no era prioritario. A rengl¨®n seguido, admite haber comido un d¨ªa con Tapie cuando era ministra por curiosidad hacia el personaje. ¡°Dije que no hablar¨ªamos del arbitraje. No hubo conflicto de intereses¡±, explica.
Lagarde ha defendido su desconocimiento de los hilos que un¨ªan a unos y otros en el El¨ªseo y en su propio equipo recordando que aterriz¨® en el Ministerio de Econom¨ªa desde Chicago, donde ejerc¨ªa la abogac¨ªa, lo que no es del todo cierto, pues ya en 2005 se mud¨® a Par¨ªs para ser ministra de Jacques Chirac. La presidenta del tribunal le record¨® que el cambio de peones en puestos clave para luego lograr un arbitraje favorable a Tapie era tan p¨²blico que lo predijo con todo acierto en 2007 la revista Le Canard Enchain¨¦. ¡°No lo le¨ª¡±, dice Lagarde. ¡°Me recomendaron que no leyera la prensa y, sobre todo, Le Canard¡±.
En un registro realizado en su casa por este asunto la polic¨ªa encontr¨® en su ordenador un borrador de carta a Sarkozy. ¡°Util¨ªzame durante el tiempo que te convenga a ti, a tu acci¨®n y a tu casting¡±, dec¨ªa Lagarde. ¡°Lo del casting¡±, ha explicado ahora, ¡°es porque soy una mujer y ellos quer¨ªan un gobierno paritario¡±¡ ¡°Este borrador no lo reescribir¨ªa ahora¡±.
Formalmente, el riesgo que corre Christine Lagarde es menor: un a?o de c¨¢rcel (probablemente con suspensi¨®n de pena) y 15.000 euros de multa. Su sueldo anual, seg¨²n ha recordado esta semana pasada en Par¨ªs es de 450.000 d¨®lares.
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