Christine Lagarde sucumbe tambi¨¦n a la ¡®maldici¨®n judicial¡¯ del FMI
Tras Strauss-Kahn y Rato, es el tercer responsable del organismo con problemas con la justicia
Christine Lagarde se incorpor¨® en julio de 2011 a la direcci¨®n del Fondo Monetario Internacional (FMI) con una misi¨®n clara: adoptar un perfil bajo y calmar las aguas. En una instituci¨®n golpeada por el esc¨¢ndalo de su predecesor, Dominique Strauss-Kahn, que dimiti¨® tras las acusaciones de agresi¨®n sexual, la abogada y exministra francesa buscaba propiciar un efecto bals¨¢mico. Pero Lagarde ha acabado sucumbiendo tambi¨¦n a la maldici¨®n del organismo prestamista con sede en Washington.
Con la sentencia de este lunes de la justicia francesa ¡ªque la considera culpable de negligencia en el desv¨ªo de fondos p¨²blicos cuando era ministra de Econom¨ªa pero sin condenarla penalmente¡ª, Lagarde es el tercer m¨¢ximo responsable consecutivo del FMI que afronta problemas judiciales.
Pero su cargo no corre peligro. Tras reunirse para analizar la sentencia, la junta ejecutiva de la instituci¨®n respald¨® a Lagarde. ¡°La junta reafirma su confianza plena en la habilidad de la directora gerente de continuar llevando a cabo de manera efectiva sus tareas¡±, anunci¨® el Fondo en un comunicado.
El tambi¨¦n franc¨¦s Strauss-Kahn, nombrado director en 2007, dej¨® su puesto en mayo de 2011 tras ser detenido en Nueva York acusado de violaci¨®n de una empleada de un hotel. Acab¨® siendo absuelto en ese caso.
Su predecesor, el espa?ol Rodrigo Rato, que fue director entre 2004 y 2007, se enfrenta, desde su inesperada dimisi¨®n al frente del Fondo (en su caso, en el momento de la salida no hab¨ªa acusaci¨®n alguna), a un sinf¨ªn de casos en los tribunales. El exvicepresidente econ¨®mico del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar est¨¢ imputado en Espa?a por su paso por las entidades Caja Madrid y Bankia y por posible fraude fiscal. El pasado mes de octubre arranc¨® el juicio por uno de los procesos, vinculado al uso de tarjetas de cr¨¦dito opacas en las entidades que presidi¨® y ha acudido a declarar y a seguir las sesiones desde entonces. El fiscal pide contra ¨¦l seis a?os de c¨¢rcel.
El temor en la torre de cristal del FMI, situada en el centro de Washington, es que la sentencia contra Lagarde, pese a que esquiva una multa o la c¨¢rcel, golpee de nuevo la imagen y credibilidad de un organismo que se dedica a recetar buenas pr¨¢cticas a los pa¨ªses a los que presta dinero y a supervisar la econom¨ªa mundial. La francesa, de 60 a?os y a la que no es infrecuente ver como una ciudadana m¨¢s en las calles de la capital estadounidense, afronta sus horas m¨¢s bajas en el Fondo.
Se especulaba con que en la reuni¨®n de la junta, Lagarde, que ha sido elogiada por su gesti¨®n de la crisis griega y defender un mayor protagonismo de China en el FMI, presentara su dimisi¨®n o la junta se la pidiera.
Pero parec¨ªa una posibilidad remota si se tiene en cuenta que Lagarde no ha sido condenada y que el Gobierno franc¨¦s le hab¨ªa brindado su apoyo tras la sentencia. Otro factor clave es que el FMI decidi¨® renovar, desde del pasado julio, cinco a?os m¨¢s su mandato como directora gerente cuando ya se sab¨ªa que iba a ser juzgada por permitir como ministra un arbitraje privado a las demandas del empresario Bernard Tapie.
La incertidumbre de Trump
Las turbulencias judiciales llegan en un momento delicado para el Fondo. Como en otros organismos multilaterales, hay incertidumbre ante el impacto que pueda tener el desembarco a finales de enero de Donald Trump en la Casa Blanca. Estados Unidos es con diferencia el mayor contribuyente al FMI y el que marca su rumbo pese al reciente aumento de poder de los pa¨ªses emergentes. Su cuota de voto es del 16%, muy por delante del 6% que tienen Jap¨®n y China, los siguientes miembros en importancia.
El republicano Trump abraz¨® en campa?a una ret¨®rica contra la globalizaci¨®n y el libre comercio, que choca con el discurso cl¨¢sico de liberalismo econ¨®mico del Fondo y que la propia Lagarde censur¨®. El presidente electo formula un discurso aislacionista en pol¨ªtica exterior, que podr¨ªa traducirse en un menor liderazgo de Washington en las instituciones internacionales.
Desde su creaci¨®n en 1945, el FMI solo ha tenido directores europeos, lo que en los ¨²ltimos a?os le ha valido crecientes cr¨ªticas de pa¨ªses emergentes. La opini¨®n de EE UU es determinante en el nombramiento del director. En el hipot¨¦tico caso de que Lagarde hubiera dimitido, Trump y su equipo podr¨ªan haber optado por presentar un sustituto m¨¢s af¨ªn a su doctrina econ¨®mica, lo que hubiese tenido repercusiones en todo el mundo.
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