La empresa llega al espacio
Una nueva generaci¨®n de multimillonarios tecnol¨®gicos convierte el turIsmo fuera del planeta y la miner¨ªa de asteroides en la nueva fiebre del oro
El error es el gran motor que impulsa el mundo. El 28 de enero de 1986, a los 73 segundos de haber despegado, el transbordador espacial Challenger, un s¨ªmbolo de la hegemon¨ªa tecnol¨®gica de la NASA, explotaba. En la detonaci¨®n mor¨ªan los siete astronautas que viajaban a bordo. Ese d¨ªa cuatro chicos contemplaban at¨®nitos en la televisi¨®n el mayor desastre de la historia aeroespacial estadounidense. Jeff Bezos, Elon Musk, Larry Page y Peter Diamandis, quienes revolucionan hoy la tecnolog¨ªa y el espacio, entendieron en ese instante que el Gobierno tambi¨¦n se equivoca. Pero al mismo tiempo intuyeron que el mundo llamaba a la puerta de una era distinta.
En 1989, tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y el final de la Guerra Fr¨ªa, la aventura espacial pareci¨® congelarse (agudizada por la p¨¦rdida del transbordador Columbia en 2003) y la industria qued¨® sin coartada. Sin embargo, unos pocos la defendieron. ¡°Es una idea est¨²pida que el fallo no es una opci¨®n en la NASA. El fallo siempre lo es. Si las cosas no fallan significa que no eres lo suficientemente innovador¡±, comentaba Elon Musk en 2005 en la revista Fast Company.
Cuatro a?os m¨¢s tarde, el propio Musk (quien en 2003 ya hab¨ªa creado el disruptivo fabricante de veh¨ªculos el¨¦ctricos Tesla) anunciaba el fin de la vieja industria espacial y el comienzo de un tiempo nuevo. En 2009 su compa?¨ªa SpaceX lanz¨® su primer cohete con ¨¦xito e hizo algo ins¨®lito en uno de los sectores m¨¢s opacos del mundo: revel¨® sus costes. ¡°La combinaci¨®n de menores precios de lanzamiento, miniaturizaci¨®n tecnol¨®gica y transparencia han provocado que por primera vez en la historia el espacio est¨¦ al alcance de las startups¡±, reflexiona Chad Anderson, consejero delegado de la red de inversores Space Angels Networks. Desde entonces cientos de nuevas compa?¨ªas espaciales han captado solo del sector privado 7.000 millones de d¨®lares (6.700 millones de euros). De esa cantidad, unos 3.000 millones proceden de inversores particulares y business angels.
El negocio, ah¨ª arriba, surge inmenso. En 2014 la consultora The Motley Fool estimaba la riqueza minera de la luna entre 150 y 500 trillones de d¨®lares. Suficiente para crear 500 millones de nuevos multimillonarios. Pero si, por una vez, el ser humano pudiera ignorar lo material ver¨ªa un horizonte cegador. ¡°Todo a lo que damos valor en este planeta: minerales, tierra, fuentes energ¨¦ticas, metales, combustibles se halla cantidades casi infinitas en el sistema solar¡±, coment¨® en una conferencia de 2013 Peter Diamandis, uno de los fundadores de Planetary Resources, firma especializada en la explotaci¨®n minera de asteroides respaldada por los ejecutivos de Alphabet (filial de Google) Larry Page y Eric Schmidt.
El negocio surge inmenso, la riqueza mineral en la luna se calcula entre 150 y 500 trillones de d¨®lares
Sin embargo existe un problema tan profundo como el espacio: el coste. La expedici¨®n Osiris-Rex (NASA) emplear¨¢ 960 millones de euros para traer en 2023 solo dos kilos de material procedente de un asteroide. ¡°El transporte contin¨²a siendo el cuello de botella de todos los proyectos espaciales¡±, reconoce Jos¨¦ Mariano L¨®pez-Urdiales, consejero delegado de Zero2Infinity, una empresa espa?ola que desarrolla globos estratosf¨¦ricos para lanzar sat¨¦lites. Pese a todo, la industria mejora su viabilidad. Llevar un kilo de masa a la ¨®rbita baja terrestre (entre 200 y 2.000 kil¨®metros sobre la Tierra) utilizando el Space Shuttle costaba 16.364 d¨®lares. Una cifra muy alta. Hoy el Falcon Heavy de SpaceX toma el relevo por 1.654 d¨®lares. Estos son los n¨²meros que propone Bill Ostrove, analista del sector aeroespacial de la consultora Forecast International. ¡°Aun as¨ª el coste del transporte espacial tendr¨¢ que bajar todav¨ªa m¨¢s antes de que sea rentable trasladar minerales desde los asteroides¡±, apunta el experto.
Desde luego una v¨ªa para abaratar el viaje ser¨ªa crear coloniales espaciales en Marte o la Luna, pero esto tardar¨¢ d¨¦cadas. Otra soluci¨®n imaginada por los ingenieros es utilizar los asteroides como si fueran gasolineras. Algo que aligerar¨ªa la carga. Porque escapar de la gravedad terrestre consume m¨¢s combustible que viajar 480 millones de kil¨®metros a trav¨¦s del espacio. Y en esta combinaci¨®n de distancia y tiempo, la industria reivindica la esencia. ¡°El agua es el recurso m¨¢s importante en un viaje espacial. Puede dividirse en ox¨ªgeno e hidr¨®geno, los elementos b¨¢sicos del combustible de los cohetes. Por eso asteroides cercanos a la Tierra podr¨ªan funcionar como gasolineras y ayudar a las naves espaciales a viajar m¨¢s lejos¡±, sostienen en Planetary Resources.
Obligaci¨®n moral
La constante reducci¨®n de los costes de las operaciones alientan las inversiones de los emprendedores
El futuro y el espacio buscan justificarse en la viabilidad econ¨®mica aunque existen otras motivaciones m¨¢s poderosas. Los seres humanos ¡ªsostiene Peter Diamandis¡ª tienen la ¡°obligaci¨®n moral de convertirse en una especie interplanetaria¡±. Ese viaje ser¨ªa un Arca de No¨¦ que dar¨ªa sentido a la curiosidad humana y resguardar¨ªa el planeta. ¡°Si finalmente [la miner¨ªa espacial] resulta factible parece ¨¦sticamente preferible explotar la Luna y los asteroides para buscar materias primas que destruir los h¨¢bitats terrestres¡±, observa I.A. Crawford, profesor de Ciencia Planetaria y Astrobiolog¨ªa en el Birkbeck College de Londres.
Nunca el brillo de las estrellas estuvo tan cerca del hombre. SpaceX lanzar¨¢ su primera misi¨®n tripulada a Marte en 2024; Blue Origen, puesta en marcha por Jeff Bezos, creador de Amazon, est¨¢ teniendo ¨¦xito con los cohetes reutilizables; Vulcan Aerospace, respaldada por Paul Allen, cofundador de Microsoft, propone el Stratolaunch, un avi¨®n con una envergadura r¨¦cord de 117 metros que reinventa la forma en la que se lanzan los sat¨¦lites en ¨®rbita baja y Moon Express ha sido la primera compa?¨ªa privada que recibe permiso de la Administraci¨®n estadounidense para alunizar una sonda en nuestro rocoso vecino. Lo har¨¢ en 2017. En ese mismo espacio y tiempo coincidir¨¢ con las fireflies (peque?os sat¨¦lites) de Deep Space Industries y su b¨²squeda de hielo y minerales. Mientras, en la Tierra, el multimillonario Richard Branson (Virgin Galactic) acerca a unos pocos el sue?o del turismo espacial.
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