Tenemos que hablar
El d¨¦ficit de habilidades comunicativas est¨¢ muy extendido entre los profesionales
Si su pareja o su jefe le dicen: "Tenemos que hablar", prep¨¢rese para lo peor. Tal vez esta conocida m¨¢xima sea algo exagerada, pero es sintom¨¢tica de que en la cultura popular la mera menci¨®n al acto de sostener una conversaci¨®n medianamente seria provoca desa?sosiego. Y es que para algunas personas dialogar es una actividad de alto riesgo. Algo sorprendente teniendo en cuenta que, tanto en el trabajo como en la vida en general, los seres humanos hablan entre s¨ª continuamente. "Conversamos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Con compa?eros, jefes, clientes... Una reuni¨®n, un seminario o una entrevista de trabajo no son otra cosa que conversaciones. Y sin embargo es algo que nadie nos ha ense?ado a hacer", reflexiona Fernando Botella, presidente de Think & Action.
Aunque hay conversaciones y conversaciones. Y no ser¨¢ lo mismo comentar con un compa?ero el ¨²ltimo cap¨ªtulo de Juego de Tronos que tener que llamarle la atenci¨®n porque no est¨¢ cumpliendo con sus tareas o pedirle explicaciones por un comportamiento deshonesto. "En las empresas se habla mucho pero se comunica poco", sentencia Juan Carlos Cubeiro, consejero delegado de Right Management. Cotilleos, rumores o quejas representan cerca del 80% de las comunicaciones en el seno de la empresa, seg¨²n este experto. Pero, a?ade, "pasar de la ch¨¢chara intrascendente a una conversaci¨®n de alto impacto requiere mucha confianza y madurez".
Despedir a un colaborador, pedir un aumento de sueldo o afrontar un conflicto con un colega supone un verdadero suplicio para muchas personas. "Las conversaciones movilizan emociones", recuerda Miriam Ortiz de Z¨¢rate, socia directora del Centro de Estudios del Coaching (CEC). Y el miedo, incide Elisa S¨¢nchez, profesora de Psicolog¨ªa de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), es una de las m¨¢s poderosas. "Nos preocupa mostrarnos vulnerables, que nos perciban como no v¨¢lidos para desempe?ar nuestro trabajo, que nos critiquen o rechacen por decir que algo no nos gusta o que no estamos de acuerdo", explica. Por esa raz¨®n, muchos tratar¨¢n de ahorrarse ese mal trago "eludiendo esa conversaci¨®n, posterg¨¢ndola indefinidamente o teni¨¦ndola pero de forma precipitada", comenta Ortiz de Z¨¢rate. ?El resultado? "Problemas enquistados, soluciones que llegan tarde y malos entendidos", remata.
Talk the Talk, un estudio de ?Right Management, revela que las conversaciones de carrera impulsan el ¨¦xito de las empresas. "Dos tercios del rendimiento de las compa?¨ªas est¨¢n vinculados a charlas que mantienen jefes y empleados acerca de lo que se espera de ellos, las habilidades que necesitan desarrollar o c¨®mo se reconoce su talento y contribuci¨®n a la empresa", asegura Cubeiro. No obstante, puntualiza, la elocuencia tiene un l¨ªmite. "La sinceridad no puede convertirse en sincericidio. Hay determinados temas personales que no deben abrirse. No es imprescindible que todas las personas de la empresa sean amigas, pero s¨ª que cuenten con la confianza y el compromiso necesarios para hacer equipo".
Las conversaciones m¨¢s delicadas
El Centro de Estudios del Coaching (CEC) ha identificado algunas de las conversaciones m¨¢s dif¨ªciles en el trabajo y ofrece consejos para superarlas.
Comunicar un despido. No intente tapar sus emociones de tristeza o disgusto bajo una coraza de profesionalidad. La persona despedida podr¨ªa percibirlo como frialdad.
Dar un mal feedback a un colaborador. Apoye esa mala calificaci¨®n en datos y busque v¨ªas de mejora con el afectado.
Pedir disculpas. Fundamental para reparar relaciones y restaurar la confianza. Provoca un extraordinario efecto en la salud del equipo.
Revocar un compromiso. Si una incidencia le impide cumplir lo prometido, comun¨ªquelo inmediatamente y explique las medidas que est¨¢ adoptando para intentar solventar el problema.
Decir que no. El "s¨ª" autom¨¢tico y sin reflexi¨®n a jefes y clientes es una fuente de problemas. Reempl¨¢celo por un "s¨ª" con condiciones.
Mostrar desacuerdo. Fundamente su disconformidad en hechos y datos m¨¢s que en opiniones y juicios de valor.
Pedir algo que se quiere. C¨¢rguese de razones objetivas para su demanda.
Solicitar ayuda y dar las gracias. Ambas conductas le hacen m¨¢s vulnerable. Le humanizan.
Ret¨®rica del nuevo siglo
En la antigua Grecia, Dem¨®stenes y sus contempor¨¢neos se valieron de la ret¨®rica para persuadir a sus auditorios. ?Cu¨¢les de esas habilidades comunicativas que ya pusieron en pr¨¢ctica aquellos grandes oradores cuatro siglos antes de Cristo siguen vigentes en la empresa de hoy? Mar¨ªa del Mar G¨®mez Cervantes, doctora en Lengua Castellana y Ling¨¹¨ªstica General y autora de Ret¨®rica en la empresa (LabCom Books, 2009), cree que todas. "La comunicaci¨®n interna deber¨ªa caracterizarse por la persuasi¨®n, la claridad, la concisi¨®n, la eficacia, la efectividad y el reconocimiento del verdadero motivo que impulsa a establecer la relaci¨®n comunicativa. O dicho de otro modo: "Intellectio, inventio, dispositio, elocutio, memoria y actio o pronuntiatio". Despu¨¦s de todo, que el orador tenga ¨¦xito en sus intervenciones discursivas o textuales ha sido la finalidad de la ret¨®rica desde sus or¨ªgenes. "Correcci¨®n gramatical, amplitud del repertorio l¨¦xico, dominio de la comunicaci¨®n no verbal, coherencia y cohesi¨®n del discurso", contin¨²a, son algunas de sus armas.
Para Fernando Botella, uno de los secretos de la comunicaci¨®n persuasiva radica en saber hacer buenas preguntas. "La pregunta es la herramienta ling¨¹¨ªstica que mayor influencia genera, la mejor palanca cuando se quiere que alguien haga algo". ?La raz¨®n? "Nos gusta demasiado hablar de lo que pensamos nosotros, pero prestamos muy poca atenci¨®n a lo que piensan los dem¨¢s. El poder de las preguntas est¨¢ en que no se centran en el yo, sino en el t¨²", sostiene. Las buenas preguntas ser¨¢n aquellas que permitan visualizar el futuro en lugar de centrarse en lo que ya no tiene remedio. "Un jefe que pregunte a su subordinado: '?Por qu¨¦ este mes s¨®lo han salido tres camiones del almac¨¦n?' tal vez consiga una explicaci¨®n plausible de ese bajo rendimiento. Pero si la pregunta se plantea como: '?Qu¨¦ necesitamos hacer para que el mes pr¨®ximo salgan cuatro camiones?', es posible que adem¨¢s logre un cambio positivo en ese resultado venidero y en la actitud necesaria para obtenerlo".
Juan Carlos Cubeiro piensa que la mejor manera de afrontar una conversaci¨®n dif¨ªcil es con lo que el neurocient¨ªfico franc¨¦s Olivier Oullier denomina "emorracionalidad", en la que "la emoci¨®n mueve y la raz¨®n gu¨ªa". Por su parte, la receta de Elisa S¨¢nchez incluye "asertividad para expresar nuestros deseos, hacer respetar nuestros derechos y alcanzar nuestros objetivos respetando los derechos, deseos y objetivos de los dem¨¢s. Y empat¨ªa para entender, comprender y respetar el punto de vista del otro". ?Cu¨¢ndo ser¨¢ el mejor momento para tener esa charla inc¨®moda? La profesora de la Udima aconseja hacerlo "cuando no haya otras personas presentes, nos encontremos emocionalmente tranquilos y no estemos apremiados por las prisas". Por ¨²ltimo, advierte de que tener raz¨®n no siempre garantiza salir airoso de este tipo de situaciones. "Es mucho m¨¢s efectivo buscar un consenso que facilite una relaci¨®n positiva a largo plazo que establecer estrategias de ganar o perder a corto".
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