Cesiones, acuerdos y gobierno
El PP ha entendido lo que supone un gobierno en minor¨ªa y el PSOE ha aceptado que sin estar en el Ejecutivo puede conseguir que sus propuestas salgan adelante
En las ¨²ltimas semanas de 2016 hemos sido testigos de un proceso de di¨¢logo, cesi¨®n y pacto que hace tiempo no ve¨ªamos. En contra de lo que muchos analistas preve¨ªan, el Gobierno del Partido Popular, en esencia el mismo que en la legislatura anterior en el ¨¢rea econ¨®mica, est¨¢ entendiendo lo que supone estar al frente de un gobierno en minor¨ªa que precisa de otras fuerzas pol¨ªticas para avanzar. Y el partido socialista ha aceptado que, sin estar en el Ejecutivo, puede conseguir que salgan adelante parte de sus propuestas e ideas si juega inteligentemente. Ciudadanos ya se apunt¨® a esta l¨®gica desde el principio y en ello sigue.
La consecuencia de lo anterior son medidas que el Partido Popular no contemplaba en su programa y que, sin duda, le suponen una renuncia parcial a sus planes. La sustancial subida en el Salario M¨ªnimo Interprofesional (SMI); el recurso a los impuestos para que el ajuste fiscal no recaiga de nuevo y fundamentalmente sobre los servicios p¨²blicos; el di¨¢logo en la fijaci¨®n del objetivo de d¨¦ficit auton¨®mico para 2017; o la apertura de un proceso de reforma educativa pactada son cuatro buenos ejemplos.
Y esto es algo francamente positivo. Primero, porque el clima de di¨¢logo y pacto es la traslaci¨®n razonable de la actual fragmentaci¨®n electoral y, en ¨²ltima instancia, de las preferencias sociales. Segundo, porque tenemos un buen n¨²mero de reformas pendientes para las que la existencia de un amplio consenso pol¨ªtico garantiza estabilidad en el tiempo (no podemos estar cambiando la estructura de la casa cada cuatro a?os) y apoyo social (todas las reformas exigen el concurso y la cooperaci¨®n de los afectados).
Me refiero, entre otras, a la reforma del sistema tributario espa?ol, que deber¨ªa marcar un punto de inflexi¨®n como el que vimos en este ¨¢mbito en la d¨¦cada de los a?os ochenta. Hay que ponerse de acuerdo en una nueva estructura que luego permita optar por men¨²s diferentes en funci¨®n de la ideolog¨ªa de cada gobierno. Y lo mismo podemos decir de la de la financiaci¨®n auton¨®mica y local; en este segundo ¨¢mbito, acompa?ada por una revisi¨®n a fondo de la fallida reforma aprobada hace tres a?os. En lo que ata?e a las pensiones, tenemos m¨¢s camino transitado, pero necesitamos pactar los ajustes finos del sistema para los pr¨®ximos a?os.
Finalmente, por el lado del gasto, toca introducir en el ADN de la Administraci¨®n la cultura de la evaluaci¨®n de inversiones y programas de gasto corriente para evitar disparates como los de la d¨¦cada pasada. Pero tambi¨¦n la idea de que el emprendimiento no debe ser algo exclusivo del mundo de la empresa o de la sociedad. Los experimentos y la innovaci¨®n son claves para adaptar la Administraci¨®n p¨²blica a las nuevas realidades y demandas sociales.
Santiago Lago Pe?as. Director de GEN (universidad de Vigo)
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