F¨®rmula 1 hasta en la sopa
Liberty Media, que acaba de hacerse con la competici¨®n, pretende que haya m¨¢s carreras, m¨¢s espect¨¢culo y m¨¢s rivalidad entre las escuder¨ªas
La elevada apuesta por renovar la F¨®rmula 1 (F1) acaba de poner a John Malone al volante de ese espectacular evento global a dos meses de que vuelvan a rugir los motores en el circuito urbano de Melbourne. Es un deporte ¨²nico y ese es el fil¨®n que quiere explotar el patr¨®n de Liberty Media. El rey del cable quiere modernizar la competici¨®n por excelencia del motor. Pero para eso antes deber¨¢ poner en orden el caos financiero que domina el negocio por los intereses de los grandes equipos.La transacci¨®n es el gran ejemplo de c¨®mo est¨¢ desapareciendo la l¨ªnea que separa a los creadores de contenido de las compa?¨ªas que distribuyen los programas. Comcast dio el pistoletazo de salida con la compra de NBC Universal. Verizon se hizo con AOL y Yahoo. Y ahora AT&T lo intenta con Time Warner. Pero nadie trat¨® hasta ahora de controlar una competici¨®n deportiva.
El acuerdo anunciado en septiembre por Malone para tomar el control de la F1, que esta semana fue autorizado por los accionistas, supone un desembolso de 8.045 millones de d¨®lares por el negocio de las carreras. En sus 68 ediciones, la F1 se ha convertido en una de las marcas m¨¢s ic¨®nicas, con 400 millones de televidentes. Los eventos en directo son, adem¨¢s, los que atraen a los mejores anunciantes, que est¨¢n dispuestos a pagar m¨¢s dinero para encajar su publicidad. Por eso el equipo de Malone asegura que la compa?¨ªa cuenta con ¡°una fundaci¨®n s¨®lida¡± para aprovechar su potencial financiero. Pero pese a ser una de las disciplinas deportivas m¨¢s rentables, la batalla por su control es un culebr¨®n.
La operaci¨®n de toma de control por parte de Liberty Media se hace por tramos. En septiembre adquiri¨® el 18,7% del capital con un primer pago en efectivo de 746 millones al consorcio de inversores CVC Capital. La segunda fase se produce ahora, con el desembolso adicional de 1.100 millones y la emisi¨®n de nuevas acciones de la propia Liberty Media por valor de 2.900 millones. Adem¨¢s, asume 4.100 millones de deuda.
La operaci¨®n, valorada en m¨¢s de 8.000 millones de d¨®lares, sienta un precedente en el deporte
El negocio de la F1 se gestiona desde una peque?a casa en el barrio londinense de Knightsbridge. Los ingresos de la sociedad ascienden a 1.830 millones. El 35% se obtiene gracias a los contratos vinculados a la promoci¨®n y eventos por parte de las ciudades que acogen los grandes premios. Los derechos de retransmisi¨®n con un centenar de televisiones generan un volumen similar. El resto llega por v¨ªa de la publicidad y el patrocinio de marcas como Rolex, Heineken, Pirelli, UBS, Emirates o Petronas, junto a otros negocios como las producciones televisivas, licencias o las series GP2 y GP2. Las ganancias, pr¨®ximas a los 1.450 millones, se reparten despu¨¦s entre las once escuder¨ªas que participan en la competici¨®n. Eso le deja un beneficio operativo a la sociedad de 480 millones.
Liberty Media, por su parte, tiene entre sus activos la plataforma de radio v¨ªa sat¨¦lite Sirius XM y es propietaria de sus canales de televisi¨®n as¨ª como infraestructura de cable y telefon¨ªa en EE UU, Europa y Am¨¦rica Latina. Al hablar de las oportunidades de negocio, cita la evoluci¨®n de los canales de distribuci¨®n, especialmente en el ¨¢mbito digital, y la aplicaci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas de realidad virtual.
Sus directivos buscan, en paralelo, expandir el calendario actual de 21 carreras para elevar los ingresos. Es conocido que Malone quiere que se disputen m¨¢s carreras en Estados Unidos. Adem¨¢s de Austin, quiere sumar a Nueva York, Miami, Los ?ngeles y Las Vegas. Eso permitir¨¢ ampliar la difusi¨®n. La NBC Sports, que tiene los derechos de retransmisi¨®n en el pa¨ªs, cuenta con 300.000 seguidores de las carreras. Es una d¨¦cima parte que el Nascar.
Una apuesta fuerte
Liberty Media, a diferencia de CVC Capital, tiene la cartera abierta para invertir en el campeonato hasta el punto de que quiere convertir los grandes premios en eventos que duren toda la semana, como se hace con la Super Bowl. Pero para eso deber¨¢n dar un vuelco al departamento comercial de la F1, que est¨¢ completamente anticuado y no cuenta con una base de datos para explotar esa masa de fans.
El nuevo due?o, John Malone, quiere acabar con los privilegios de los grandes equipos
El elegido para encarrilar las cuentas de la F1 es Chase Carey, uno de los ejecutivos m¨¢s reputados en el mundo audiovisual. El expresidente de 21st Century Fox tendr¨¢ que trabajar de la mano de Bernie Ecclestone, que conserva el cargo de consejero delegado. Lo necesita hasta al menos 2020, cuando vence el actual contrato con las escuder¨ªas para el reparto de las ganancias. La operaci¨®n ayuda a resolver el problema de la sucesi¨®n de Eccleston. Malone es, adem¨¢s, el principal accionista de la F¨®rmula E, la nueva disciplina del b¨®lidos el¨¦ctricos que dirige el espa?ol Alejandro Agag. Una de las hip¨®tesis que se baraja es la de poner las dos competiciones bajo el paraguas de la Formula One Group pese a que puedan tener audiencias diferentes.
La gran dificultad de la operaci¨®n est¨¢ en ganarse la confianza de los equipos, principalmente de Mercedes, Red Bull, Ferrari y McLaren. Malone quiere acabar con la de sociedad de dos clases que domina en el paddock. Para ello se dispone a poner l¨ªmite al dinero que gastan los equipos. La l¨®gica es que el inter¨¦s por la competici¨®n crece si las escuder¨ªas que est¨¢n al fondo de la parrilla tienen opciones de ganar en lugar de arruinarse, como pas¨® con Marussia o Caterham.
Cualquier intento en este sentido deber¨¢ ser negociado con cuidado con los equipos porque los anteriores intentos por controlar el gasto para dar m¨¢s opciones a los peque?os equipos pusieron en pie de guerra a los m¨¢s poderosos, hasta el punto de que en 2009 amenazaron con partir la competici¨®n. Eso implicar¨¢, a su vez, que se modifiquen las reglas de juego para simplificarlas y eliminar lagunas que perjudican la competencia.
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