Nike, esa idea descabellada
Phil Knight, cofundador de la marca, revela en una autobiograf¨ªa las dificultades que tuvo la marca hasta convertirse en una de las grandes del deporte

A lo largo de su autobiograf¨ªa, titulada Nunca te pares (Shoe Dog en ingl¨¦s), Phil Knight atribuye la existencia de Nike a una ¡°idea descabellada¡± que se le ocurri¨® en la universidad californiana de Stanford durante un seminario sobre el emprendimiento. ¡°Me apasionaba el mundo de los negocios, sab¨ªa que las c¨¢maras de fotos japonesas hab¨ªan revolucionado ese mercado, dominado hasta ahora por los alemanes. Hab¨ªa afirmado en un trabajo de investigaci¨®n que las zapatillas para correr japonesas podr¨ªan hacer lo mismo¡±, cuenta.
Knight, que hab¨ªa sido corredor de ¨¦lite, estaba convencido de que su ¡°idea descabellada¡± ten¨ªa un enorme potencial comercial. A sus 24 a?os, despu¨¦s de haberle pedido dinero prestado a su padre, inici¨® una vuelta al mundo que le llevar¨ªa a Jap¨®n para encontrar al socio adecuado. Y que sin ese pa¨ªs, Jap¨®n, el grupo Nike ¡ª??que se llamaba Blue Ribbon al principio¡ª, sin duda, no existir¨ªa.
La aventura de Knight en el mundo del calzado empez¨® en 1962 asociado con el grupo japon¨¦s Onitsuka, un fabricante de equipamiento deportivo conocido hoy en Europa por su marca Asics. Durante 10 a?os, Onitsuka le suministr¨® calzado y permiti¨® al empresario estadounidense sentar las bases de un imperio.
El famoso logotipo de la marca cost¨® 35 d¨®lares y lo dise?¨® una joven artista
A lo largo de esa d¨¦cada, las relaciones entre los dos socios fueron tensas. Seg¨²n el empresario, no solo las entregas de los japoneses se retrasaban siempre y pocas veces conten¨ªan los modelos de zapatilla solicitados, sino que hubo deslealtad de su socio. ?Knight cuenta, por ejemplo, que dos meses despu¨¦s de la creaci¨®n de Blue Ribbon recibi¨® un correo de un tal Manhasset (un exmodelo de Marlboro) que le explicaba que le hab¨ªan nombrado distribuidor de Onitsuka en EE UU. Por tanto, antes de conseguir una licencia de venta exclusiva para todo el territorio estadounidense, tuvo que compartir el pastel y conformarse con los 13 Estados del oeste.
Pero su aventura japonesa no se limit¨® a importar zapatillas. Ante la desconfianza de los bancos estadounidenses, que se mostraron reacios a prestarle dinero a pesar de que el tama?o de su empresa no dejaba de aumentar a?o tras a?o, el empresario pudo sobrevivir gracias a Nissho, un socio financiero japon¨¦s. El tema financiero resultaba clave para Knight porque nunca hab¨ªa tenido dinero. Aunque hoy d¨ªa este empresario posee una fortuna que Forbes calcula en unos 24.000 millones de d¨®lares, siempre tuvo dificultades econ¨®micas a lo largo de los primeros a?os de existencia de su grupo. ¡°El verano de 1970 fue el de la liquidez. Durante este periodo, me pasaba casi todo el tiempo pensando en la liquidez que no ten¨ªa y mirando al cielo para suplicar que me la concediesen¡±, relata.
Falta de fondos
Estuvo a punto de quebrar varias veces porque carec¨ªa de financiaci¨®n para crecer
En aquella ¨¦poca, su principal preocupaci¨®n era bancaria. Las palabras ¡°capital riesgo¡± apenas empezaban a conocerse en EE UU y los bancos cl¨¢sicos se mostraban poco dispuestos a financiar el desarrollo de Blue Ribbon. Entre 1962 y 1975, el banco que le aseguraba l¨ªneas de cr¨¦dito al joven empresario le dej¨® dos veces en la estacada, a pesar de tener un volumen de facturaci¨®n que en 13 a?os pas¨® de unos pocos miles de d¨®lares a cerca de 10 millones.
Adem¨¢s, esta incesante b¨²squeda de dinero puso en peligro a la empresa varias veces y la dej¨® muy cerca de la quiebra. La opci¨®n de abrir el capital se plante¨® varias veces, pero hasta 1980 Knight y sus socios siempre prefirieron otra soluci¨®n porque les preocupaba depender de miles de accionistas y correr el riesgo de perderlo todo si se produc¨ªa una oferta de adquisici¨®n hostil.
Es cierto que Knight es el creador de Nike, pero la historia hubiese sido diferente sin los fieles lugartenientes que le han acompa?ado a lo largo de esta aventura empresarial. El primero es Bill Bowerman, su entrenador en Oreg¨®n. Knight lo describe como ¡°el entrenador de atletismo m¨¢s famoso de EE UU¡± y, sobre todo, es el primero que crey¨® y particip¨® en su proyecto y que invirti¨® en ¨¦l. Juntos fundaron Blue Ribbon, en la que el entrenador ten¨ªa el 49%, y su pupilo, el 51%. Pero el compromiso de Bowerman fue m¨¢s all¨¢ del aspecto financiero, porque no dej¨® de perfeccionar los modelos de zapatillas que vend¨ªa Blue Ribbon. ¡°?Era consciente de que era el D¨¦dalo de las zapatillas y de que escrib¨ªa la historia al revolucionar una industria?¡±, se pregunta todav¨ªa hoy Knight.
Otras dos personas resultaron esenciales para el ¨¦xito de Nike: su compa?ero de promoci¨®n Jeff Johnson y Bob Woodell, otro corredor de Bowerman que qued¨® parapl¨¦jico. Los dos hombres se convirtieron en elementos esenciales para el desarrollo de la empresa. En varias ocasiones lo sacrificaron todo por Blue Ribbon y llegaron incluso a cambiar de domicilio de una costa estadounidense a otra. Sin olvidar el apoyo de su mujer y de su padre, que, sin embargo, se mostraba muy esc¨¦ptico ante la idea de que ¡°su hijo hiciese el tonto con esa historia de las zapatillas¡±, tambi¨¦n hay que mencionar a Bob Strasser, el abogado que solucion¨® los problemas legales que surgieron en 1973. Ese a?o, Onitsuka demand¨® a Blue ?Ribbon por incumplimiento de contrato despu¨¦s de haber descubierto que Knight hab¨ªa lanzado una nueva l¨ªnea de zapatillas llamada Nike.
En cierto modo, Nike naci¨® porque se rompi¨® la alianza entre Blue Ribbon y su socio japon¨¦s. Knight, que lo vio venir, entendi¨® ya en 1970 que su fabricante buscaba nuevos importadores para el mercado estadounidense. La alternativa era producir sus propias zapatillas. En 1971, despu¨¦s de haber encontrado un primer lugar de producci¨®n en M¨¦xico (que se traslad¨® r¨¢pidamente a Jap¨®n porque la calidad de las zapatillas era insuficiente), solo le faltaba un logotipo y un nombre.
Hoy, despu¨¦s de a?os de intenso marketing, Nike se asocia autom¨¢ticamente a Nik¨¦, la diosa de la mitolog¨ªa griega que simboliza la victoria. Y en cuanto a su s¨ªmbolo en forma de coma, representa el ala simb¨®lica de esta divinidad. En su libro, Knight revela que la verdad es menos glamurosa. El logotipo, al que llamaba Swoosh, fue creado por una joven artista por 35 d¨®lares antes incluso de que se barajase el nombre de Nike. ¡°A uno de nosotros le parec¨ªa un ala; a otro, un soplo de aire o tambi¨¦n lo que un corredor podr¨ªa dejar en su estela¡±, cuenta el estadounidense.
El nombre so?ado
Solo faltaba encontrar un nombre. Se barajaban varias ideas, como Falcon, Bengal y Dimension Six, pero ninguna lograba convencer a Knight y a sus socios. El d¨ªa D, en el momento en que hab¨ªa que proporcionar sin falta un nombre a su f¨¢brica mexicana, segu¨ªan sin tener nada. Woodell le habl¨® entonces de un sue?o que tuvo Johnson la noche anterior. ¡°Dice que se despert¨® sobresaltado en su cama en mitad de la noche y que se le hab¨ªa ocurrido un nombre¡±. ¡°?Qu¨¦ nombre?¡±, pregunt¨® el empresario. ¡°Nike¡¡±. ¡°No s¨¦ realmente qu¨¦ me hizo tomar esta decisi¨®n. ?La suerte? ?El instinto? Alg¨²n esp¨ªritu que hay en m¨ª¡±, escribe Knight, que opt¨® finalmente por ese nombre, y subraya que pens¨® que a lo mejor le empezar¨ªa a gustar con el paso del tiempo.
La r¨¢pida explosi¨®n de las ventas y la creciente notoriedad de la nueva marca hicieron que el empresario cambiase finalmente la denominaci¨®n de su empresa. ¡°Nuestras buenas cifras nos llevaban a reconsiderar nuestros objetivos a largo plazo, porque nos ofrec¨ªan algo que siempre nos hab¨ªa faltado: una identidad¡±. En 1976, el nombre de Blue Ribbon fue sustituido por el de Grupo Nike.
Todav¨ªa se podr¨ªan extraer m¨¢s elementos de esta autobiograf¨ªa, como su odio hacia Puma y Adidas, que dio origen a uno de los ¨¦xitos m¨¢s importantes de su empresa: las Nike Air. Un verdadero golpe de suerte, porque Knight no cre¨ªa en absoluto en la idea de Frank Rudy, un ingeniero aeroespacial que vino a presentarle su dise?o de unas zapatillas con una c¨¢mara de aire presurizada. Pero en cuanto se enter¨® de que Adidas tambi¨¦n se hab¨ªa mostrado esc¨¦ptica ante esta idea, cambi¨® totalmente de parecer. Despu¨¦s de haberlas probado ¨¦l mismo, le escribi¨® a Bob Strasser: ¡°Puede que tengamos algo¡±.
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