El mercado del t¨¦, demasiado fr¨ªo para la demanda
La infusi¨®n m¨¢s popular del mundo conquista nuevos mercados pese a su antiguo y complejo canal de ventas
Al entrar en un restaurante en Kioto (Jap¨®n), la propietaria del local se acerca y deja al visitante sobre la mesa un peque?o vasito de cer¨¢mica con t¨¦ verde caliente. Al mismo tiempo, en una casa adosada en las afueras de Dubl¨ªn, un jubilado prepara t¨¦ negro bien cargado para ¨¦l y su esposa. Horas m¨¢s tarde, en un Starbucks de Seattle, un joven estudiante universitario pide un iced chai latte para tomarlo mientras estudia.
El t¨¦ es la rara excepci¨®n dentro de las materias primas agr¨ªcolas del planeta. Al contrario que su gran rival, el caf¨¦, la mayor¨ªa de la producci¨®n a¨²n se comercializa a trav¨¦s de subastas. "El mercado del t¨¦ es muy diferente del del caf¨¦ o del cacao", considera Monika Beutgen, secretaria general de Tea & Herbal Infusions Europe, una de las patronales del sector. "Las dos principales diferencias son, por un lado, la estructura del mercado y, por otro, el car¨¢cter del producto".
La primera diferencia es la preeminencia de los peque?os cultivadores en las cadenas de distribuci¨®n de los grandes pa¨ªses exportadores, como Sri Lanka o Kenia. Siete de cada diez cultivos son propiedad de minifundistas. "Es un comercio muy internacional, pero a la vez muy personal", considera Beutgen. "Cuando vas a los congresos internacionales, ves a los productores hablar muy po¨¦ticamente de sus jardines".
La segunda dificultad es la fragmentaci¨®n del mercado, que impide el desarrollo de est¨¢ndares comercializables como el barril brent o el colombiano suave del mercado cafetero. "Es un mercado de especialidades", considera Beutgen. "El t¨¦ tiene un car¨¢cter muy diferente dependiendo del origen y de su forma de procesado, sea el tradicional t¨¦ negro u otros como el verde, el rojo o el blanco". Sin embargo, un estudio del Gobierno indio en los a?os noventa indic¨® que muchas de estas especialidades tienen volumen suficiente como para sostener un mercado propio.
'Rooibos' y mate
La yerba mate es uno de los productos indispensables para la cultura del Cono Sur. En 2014, se cosecharon casi un mill¨®n de toneladas, que se consumieron, en su mayor¨ªa, en los pa¨ªses de la regi¨®n, especialmente Argentina. Mientras, una planta de origen sudafricano, el 'rooibos' (arbusto rojo, en afrik¨¢ns) ha ganado popularidad en los principales mercados internacionales. Consumida desde hace siglos en su pa¨ªs natal la producci¨®n, de alrededor de 14.000 toneladas, aporta a la econom¨ªa del pa¨ªs alrededor de 30 millones de euros.
El sistema de subastas refuerza el peso que los gigantes del consumo, como la india Tata Global Beverages (propietaria de marcas como Tetley), la angloholandesa Unilever (que controla Lipton) y la brit¨¢nica ABF (due?a de Twinings), tienen en el mercado, tanto a trav¨¦s de plantaciones propias como en su presencia en las subastas.
"La ausencia de un referente internacional de precios complica mucho las oportunidades de venta de los peque?os productores", explica Juanjo Mart¨ªnez, portavoz de Oxfam. "Dado que la casu¨ªstica del t¨¦ obliga a los productores a procesar sus cosechas con mucha rapidez, se ven expuestos a aceptar precios de compra muy bajos que no tienen como comparar". "Las grandes empresas tienen un poder de compra tal que pueden influir en la demanda ¡ªy, en consecuencia, en el precio¡ª de determinadas cantidades y tipos de t¨¦", denuncian de la ONG Fairtrade. "En ocasiones, los negociantes y compradores se han confabulado para influir en los precios, reduciendo lo que reciben los productores".
Nuevos productos
El desarrollo de nuevos productos no ha hecho sino aumentar el problema. Tanto el t¨¦ como bebidas basadas en la hoja como el chai (una mezcla de t¨¦ con hierbas y especias de origen indio como canela, clavo y cardamomo) han ganado para la infusi¨®n todo un nuevo mercado de mayor valor a?adido, una moda que grandes cadenas como Starbucks han contribuido a impulsar. "El car¨¢cter del consumidor de t¨¦ ha cambiado much¨ªsimo", sostiene Beutgen. "Ahora el t¨¦ es interesante para los j¨®venes".
Pero la falta de un ¨ªndice de referencia impide hacer un seguimiento de c¨®mo han evolucionado los precios. La FAO elabora una comparaci¨®n, pero las ¨²ltimas cifras solo llegan hasta 2014. Sin embargo, desde los grandes mercados exportadores, como India, Sri Lanka o Kenia (este ¨²ltimo, el mayor exportador de t¨¦ negro del mundo), se han levantado las se?ales de alarma con la crisis econ¨®mica en Turqu¨ªa y Rusia (grandes consumidores e importadores de t¨¦) y la ca¨ªda del consumo en mercados consolidados como Reino Unido.
La situaci¨®n ha hecho que en los pa¨ªses productores hayan vuelto a crecer las voces que piden mercados de futuros, con el objetivo de estabilizar el mercado, ofrecer una referencia a los cultivadores y reducir la importancia de los intermediarios. Sin embargo, las iniciativas en esa direcci¨®n de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas han acabado en fracaso.
Desde su expansi¨®n por todo el mundo en el siglo XVII, el t¨¦ (Camellia sinensis) se convirti¨® en la primera bebida global, parte del ritual diario de millones de personas. De su popularidad no hay duda: con 4,9 millones de toneladas consumidas en 2014, el t¨¦ en todas sus formas es la bebida m¨¢s popular del mundo despu¨¦s del agua. Seg¨²n la Organizaci¨®n de Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n (FAO), en 2013 ¡ª¨²ltimo a?o del que hay cifras¡ª se export¨® t¨¦ por valor de 5.700 millones de d¨®lares (4.300 millones de euros).
De 2001 a 2014, la producci¨®n mundial ha crecido un 77%, alimentada por la explosi¨®n del mercado chino, que casi se ha multiplicado por tres. Sin embargo, casi toda esa producci¨®n adicional se ha ido a alimentar la demanda del propio gigante asi¨¢tico: de 453.400 toneladas en 2000 (el equivalente a alrededor de 120 tazas por persona y a?o), a 1,64 millones en 2013 (casi el cu¨¢druple). La FAO estima que la demanda china por t¨¦ (especialmente el verde) seguir¨¢ impulsando el crecimiento del mercado mundial al menos hasta 2020.
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