El Paso ya sufre las consecuencias de la ¡®era Trump¡¯
Los comerciantes de la ciudad texana pagan el desplome en la afluencia de mexicanos por la depreciaci¨®n del peso y el miedo a los controles fronterizos
Un aparcamiento desangelado. Ni un alma en los pasillos. Son poco m¨¢s de las 10 de la ma?ana de un viernes, otrora uno de los d¨ªas de mayores ventas, y el aspecto del centro comercial Sunland Park es casi des¨¦rtico. Los grandes almacenes Macy¡¯s, que ocupan buena parte de este enorme mall situado en el poniente de El Paso ¡ªen la intersecci¨®n entre Chihuahua (M¨¦xico) y Texas y Nuevo M¨¦xico (EE UU)¡ª, est¨¢n a punto de echar el cierre como parte de un plan de clausuras por baja rentabilidad. El resto de tiendas de esta meca local del comercio tambi¨¦n empiezan a pasar apuros: dependen, en gran medida, de la afluencia de clientes mexicanos residentes en Ciudad Ju¨¢rez, y la severa depreciaci¨®n del peso frente al d¨®lar ¡ªpese a su reciente recuperaci¨®n, se ha dejado un 30% en los dos ¨²ltimos a?os¡ª ha frenado en seco su pulsi¨®n consumista.
¡°Las ventas han ca¨ªdo pr¨¢cticamente a la mitad¡±, afirma en perfecto spanglish Jamie Urquidi, responsable de una peque?a tienda de bisuter¨ªa de Sunland Park, mientras dispone el escaparate para la jornada. El 40% de los clientes que compran en el establecimiento son mexicanos de Ju¨¢rez, seg¨²n sus c¨¢lculos. ¡°Cinco o seis tiendas de este pasillo han cerrado ya¡±, a?ade. A su espalda, un empleado de Macy¡¯s dobla camisetas bajo carteles de "liquidaci¨®n por cierre". En cuesti¨®n de semanas, estos grandes almacenes ¡ªy sus puestos de trabajo¡ª ser¨¢n historia. La raz¨®n: de un tiempo a esta parte se ha convertido en uno de los menos rentables de la firma en todo EE UU.
Todav¨ªa es pronto para que la realidad, a flor de piel en la ciudad, se deje ver en las cifras oficiales. Pero es solo cuesti¨®n de tiempo. Si Trump acaba imponiendo sus tesis proteccionistas, Texas ¡ªel Estado que m¨¢s depende econ¨®micamente de los intercambios con M¨¦xico¡ª ser¨¢ el primer afectado. Y dentro de Texas, El Paso ejerce ¡ªinvoluntariamente¡ª de centinela. Tom Fullerton, profesor de Econom¨ªa en la UTEP, ve un ¡°gran riesgo¡± para la econom¨ªa local. Tras una d¨¦cada de expansi¨®n econ¨®mica por encima de la media estatal y federal y un boom inmobiliario sin precedentes, la econom¨ªa de El Paso empieza a frenarse al son de un peso debilitado. ¡°Las autoridades parecen no darse cuenta de la elevada dependencia econ¨®mica a ambos lados de la frontera¡±, a?ade desde su despacho de la universidad. Su esperanza es que los representantes texanos y del resto de Estados fronterizos presionen en Washington para evitar la deriva proteccionista. Argumentos hay de sobra: las costuras econ¨®micas de ciudades como El Paso empiezan a saltar, y esto es solo el principio. ¡°Si estalla una guerra comercial, las quiebras de negocios se disparar¨¢n¡±. Seg¨²n sus cifras, entre el 8% y el 14% de las ventas totales de esta urbe son a mexicanos que cruzan la frontera para comprar.
Mientras que a Sunland Park y Cielo Vista, otro mall de grandes dimensiones enclavado en el lado opuesto de El Paso, acuden ¡ªo acud¨ªan¡ª los juarenses de ingresos medios, suficientes para cruzar la frontera en su propio coche, los de mayor poder adquisitivo prefieren tomar un vuelo a San Francisco o Los ?ngeles. En el centro de la ciudad, justo despu¨¦s de franquear el l¨ªmite territorial, se quedan aquellos que tienen m¨¢s tiempo que dinero. Cruzan a pie y hacen sus compras en las peque?as tiendas regentadas, mayoritariamente, por chinos y coreanos y focalizadas en productos importados de Asia: desde zapatos hasta ropa econ¨®mica y una amplia gama de bienes de bazar.
All¨ª trabaja Leticia Uribe, una mexicana afincada en EE UU responsable de la primera tienda con la que se topan quienes cruzan a pie el puente de Santa Fe. ¡°En octubre, cuando la ca¨ªda del peso se aceler¨®, las ventas empezaron a venirse abajo. A eso se suma el miedo a tener problemas en la frontera desde la llegada de Trump¡±, apunta. El nombre del barrio, Chihuahuita, es toda una declaraci¨®n de intenciones: el 90% de la clientela de esta zapater¨ªa de mujer son mexicanos residentes en el Estado de Chihuahua. Las ventas han ca¨ªdo un 70% respecto al mismo periodo del a?o pasado, dice bajo la atenta mirada de su jefa, una mujer china de mediana edad que regenta el comercio desde hace dos d¨¦cadas.
En cuesti¨®n de meses, la fotograf¨ªa de este enclave ha cambiado radicalmente. Uno de cada cinco establecimientos est¨¢ vac¨ªo y sus comerciantes empiezan a replantarse su futuro. ¡°Tienda que estaba aqu¨ª era tienda que prosperaba, pero ahorita se ven muchos locales solos. Eso nunca antes hab¨ªa sucedido, ni siquiera en la crisis de 2008 y 2009¡±, afirma Marco Grado detr¨¢s del mostrador de su joyer¨ªa, dedicada a la compraventa de art¨ªculos de plata y oro. Si las ventas no remontan, ¨¦l s¨ª se plantea echar el cierre o, al menos, cambiarse a un local situado en una zona con mayor p¨²blico estadounidense, que sigue comprando con fruici¨®n.
Ahora, Grado est¨¢ al albur del peso: siete de cada 10 clientes son residentes en Ju¨¢rez que cruzan a pie con una visa l¨¢ser, renovable cada 10 a?os y que les permite permanecer en un radio de 25 millas desde la frontera. En enero y la primera mitad de febrero, la ca¨ªda interanual en las ventas supera el 80%. Adem¨¢s del tipo de cambio ¡ªel factor que, reconoce, m¨¢s ha influido¡ª, le consta que los agentes de inmigraci¨®n ¡°se est¨¢n poniendo un poco m¨¢s pesados por la cuesti¨®n pol¨ªtica. Son m¨¢s inquisitivos con quienes quieren cruzar y mucha gente con visa de visita se siente amenazada¡±. Sus propios hijos, residentes en Ciudad Ju¨¢rez, han disminuido el ritmo de visitas en las ¨²ltimas semanas.
A las cuatro de la tarde, Marta Mac¨ªas, ama de casa, vuelve a Ju¨¢rez tras un d¨ªa de compras moderadas en la ciudad texana: el bolsillo no da mucho m¨¢s de s¨ª. Se dispone a cruzar, a paso ligero, el puente de Santa Fe. Carga con una bolsa con zapatos chinos reci¨¦n comprados. ¡°Son de mejor calidad que en Ciudad Ju¨¢rez¡±, afirma. Es la primera vez que pasa la frontera desde noviembre: con el peso tan bajo, su capacidad de compra en EE UU ha mermado mucho. ¡°Se nota, ya no se puede comprar como antes¡±. Si el peso no remonta, no volver¨¢ a El Paso hasta dentro de meses. ¡°No me merece la pena¡±, cierra.
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