El abrigo de los tercios de Flandes
La firma Grazalema mantiene viva una industria del siglo XVII: los tejidos de lana de la Sierra de C¨¢diz
M¨¢s que un reclamo de marketing, lo suyo es toda una declaraci¨®n de intenciones: "Este art¨ªculo ha sido tejido exclusivamente con lana de primera calidad, utilizando t¨¦cnicas artesanales de tradici¨®n centenaria transmitidas de generaci¨®n en generaci¨®n". En la f¨¢brica Artesan¨ªa Textil de Grazalema les gusta a?adir este mensaje en las etiquetas prendidas en cada una de las mantas, bufandas o capas que tejen.
Sus prendas son el ¨²ltimo vestigio del que fue un prol¨ªfico sector con m¨¢s de 200 a?os de antig¨¹edad: la industria de las mantas de Grazalema. La misma que hoy subsiste en la zona gracias a la producci¨®n semiartesanal de esta f¨¢brica, la ¨²nica superviviente de un tejido empresarial que lleg¨® a ser famoso en toda Espa?a. Las mantas grazaleme?as cobijaron al grueso de los 65.000 soldados de los tercios espa?oles en la guerra de los Ochenta A?os (1568-1648) contra las entonces provincias de Flandes (los actuales B¨¦lgica, Pa¨ªses Bajos, Luxemburgo y la zona francesa de Artois).
Grazalema es un pueblo blanco, de algo m¨¢s de 2.100 habitantes, enclavado en el fondo de un valle de la Sierra de C¨¢diz. Hoy, la localidad es conocida (y subsiste de ello) gracias a sus atractivos tur¨ªsticos y por ser uno de los puntos m¨¢s lluviosos de la geograf¨ªa espa?ola. Pero, del siglo XVII al XIX, su fama le ven¨ªa por la ping¨¹e industria del tejido de mantas, que lleg¨® a dar trabajo a 4.000 personas en 10 empresas. "Era un pueblo industrial gracias a las mantas. Ahora somos diez los que trabajamos en esta f¨¢brica, la ¨²nica que contin¨²a", reconoce Mario S¨¢nchez, responsable de comunicaci¨®n y cuarta generaci¨®n asegurada para Artesan¨ªa Textil de Grazalema.
"Es una inc¨®gnita por qu¨¦ se desarroll¨® una industria as¨ª en este lugar. Se dice que, como llueve tanto, es posible que hubiese mucha ganader¨ªa (y, entre ellas, las ovejas merinas) aliment¨¢ndose de pastos", reconoce S¨¢nchez, mientras una d¨¦bil y persistente lluvia empapa el exterior de su f¨¢brica, enclavada en el centro de Grazalema. Fue en 1908 cuando Vicente Narv¨¢ez Baj¨®n inici¨® la andadura empresarial en la ribera del Gaidovar, aprovechando la fuerza hidr¨¢ulica generada por el r¨ªo para el accionamiento de la maquinaria. "En los a?os cuarenta, con la llegada de la electricidad al pueblo, nos vinimos para ac¨¢", a?ade S¨¢nchez, de 33 a?os. Con ellos se trajeron los telares y batanes artesanales de madera que hoy se conservan como piezas de museo. Desde 1995 es su padre, Jos¨¦ Mario S¨¢nchez Campuzano, el que lleva las riendas de la f¨¢brica, mientras ¨¦l intenta abrir hueco en la venta online.
Aunque, en su origen, la industria textil grazaleme?a se encargaba del proceso completo de la lana (con el lavado, tinte y abatanado incluido), la empresa de los S¨¢nchez hoy es solo f¨¢brica de hilo y tejido. Compran bobinas de hilo "de la mejor calidad y de lana merina" para tejerlos en mantas y pa?os con dise?os y tramas cl¨¢sicas. "Realizamos cuadros, l¨ªneas... Son cosas sencillas, pero muy bien hechas", reconoce S¨¢nchez. Y para conseguirlo, los 10 trabajadores se emplean a fondo.
Proceso artesanal
Una m¨¢quina urdidera prepara las bobinas de hilos de lana de hasta 13.000 metros de longitud, la distancia que separa Grazalema del pueblo vecino de Villaluenga, para introducirlas en los telares. Con las urdimbres listas, dos empleados atan hilo a hilo a los telares, donde urdimbre y trama (los dos hilos que componen un tejido) se combinan perpendicularmente para crear las prendas. Cada m¨¢quina, en funcionamiento desde los a?os ochenta, lleva la l¨ªnea de producci¨®n de un cliente. Luego, un operario lava los tejidos, otro los corta y, en el caso de las piezas cl¨¢sicas de alta calidad, teje a mano los flecos. En la ¨²ltima fase, se cose o borda la etiqueta y se prepara para distribuir a tiendas propias o a clientes a los que proveen de bufandas, capas, mantas, ponchos o rollos de pa?o para la confecci¨®n de trajes de chaqueta. Adem¨¢s, a¨²n dedican el 25% de su producci¨®n al tejido de las tradicionales mantas de Grazalema (ponchos con flecos en colores terrizos que se usaban en el campo) y a mantas para caballos.
Artesan¨ªa Textil de Grazalema hace a?os que defini¨® una estrategia empresarial para ser una de las "tres o cuatro f¨¢bricas de este tipo que sobreviven en Espa?a", explica S¨¢nchez. "A mi padre le ofertaron dedicar su producci¨®n a una gran firma, pero prefiri¨® no aceptarlo. Poner el 90% de tu creaci¨®n en manos de un ¨²nico cliente es un riesgo. No queremos perder nuestra independencia, nuestro modelo es el de diversificar, tener una cartera de 400 clientes medianos o peque?os", sentencia S¨¢nchez. Con todo, no se libraron de la dureza de una crisis que hizo descender su facturaci¨®n anual a los 260.000 euros. "Fueron tiempos duros", recuerda. "Ahora llegamos a los 400.000 euros de facturaci¨®n, que nos permiten estar tranquilos y plantearnos reinvertir en comprar hilo en stock y mejorar la maquinaria"
Su estrategia de diversificaci¨®n de clientela y crecimiento los ha llevado a trabajar "para clientes que aprecian la calidad". "Ahora estamos elaborando las mantas para el hotel Majestic (un hotel cinco estrellas gran lujo de Barcelona) y llevamos varias temporadas haciendo las bufandas de El Ganso", ejemplifica S¨¢nchez. Tambi¨¦n trabajan para grandes marcas en la elaboraci¨®n de regalos de empresas y han conseguido que el 15% de su clientela sea internacional. "Exportamos a Holanda, Jap¨®n o Francia y nos gustar¨ªa entrar con m¨¢s fuerza en el mercado alem¨¢n", adelanta el que ser¨¢ futuro gestor de la empresa.
Mientras, intentan no descuidar la tienda online, que supone el 25% de sus ventas: "En Internet funcionan los productos exclusivos y poco vistos, lo que no se encuentra f¨¢cilmente". Es el caso de los zahones (protectores de las piernas para montar a caballo que ya vend¨ªan al rey Alfonso XIII) o las mantas de alpaca. En todas las prendas, cuelgan esa etiqueta en la que dejan claro al cliente que compran un producto ¨²nico y escaso, un vestigio del pasado que se resiste a marcharse.
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