Apoyo a los m¨¢s chicos
La estabilidad en el empleo y los salarios razonables son par¨¢metros decisivos para el crecimiento
Tambi¨¦n las peque?as y medianas empresas tienen derecho a prosperar, reforzarse y, si es necesario, obtener tan buenos resultados relativos como las grandes en reductos de mercado muy espec¨ªficos. El modo que han encontrado en Europa para conseguirlo consiste en centrar su actividad en productos espec¨ªficos, en los que aplican tecnolog¨ªas avanzadas y sin riesgo de que las grandes compa?¨ªas entren en competencia porque son productos que exigen gran cuidado y atenci¨®n. En Alemania se conocen como mittelstand y en Espa?a se les denomina, un poco a la pata la llana, minimultinacionales, porque suelen contar con peque?as representaciones en varios pa¨ªses, que es donde colocan sus productos especializados. Podr¨ªa decirse que estamos ante casos en los que el negocio consiste en mantener la empresa entre un tama?o peque?o y mediano; es decir, en el que no es imperativo crecer.
El t¨¦rmino minimultinacional es equ¨ªvoco porque, por citar una cuesti¨®n de trazo grueso, una multinacional dispone de capacidad de influencia en cada pa¨ªs donde opera sobre los factores que influyen sobre su producto, sean infraestructuras, ayudas p¨²blicas, ventajas laborales o fiscales. No es el caso de las minis; tiene presencia en otros pa¨ªses, pero s¨®lo de car¨¢cter representativo a efectos de la propia maquinaria de la empresa. La cuesti¨®n de las mittelstand en Espa?a tiene que ver con su escaso peso relativo en el conjunto total de las pymes en relaci¨®n con el peso proporcional que estas minis especiales tienen en otras econom¨ªas.
Es esto lo que hay que explicar y, en la medida de lo posible, corregir. La escasez de minis tiene que razonarse a partir de debilidades generales del sistema empresarial espa?ol. La primera por orden de importancia es el exang¨¹e sistema de financiaci¨®n espa?ol de las pymes. Si en un momento pivot¨® sobre las Cajas de ahorros y ya entonces era manifiestamente mejorable, hoy est¨¢ reducido pr¨¢cticamente a m¨ªnimos vitales. Las razones (o excusas) son abundantes y la m¨¢s o¨ªda insiste en los efectos de la crisis financiera y en el da?o que causa en el negocio bancario el nivel cero de los tipos de inter¨¦s.
La tecnolog¨ªa, m¨¢s bien la escasa preocupaci¨®n por ella, tambi¨¦n influye. A pesar de que en todos los manuales de gesti¨®n figura alto y claro que la prosperidad de una empresa (con independencia de su tama?o) y sus expectativas de beneficio dependen de la calidad de su capital humano y de su inversi¨®n en capital tecnol¨®gico, desgraciadamente las empresas (sobre todo las pyme) tienen a recurrir en momentos de aflicci¨®n a la reducci¨®n de empleo y al recorte de salarios y en los momentos de bonanza a estabilizar los gastos considerando superflua cualquier veleidad en formaci¨®n y tecnolog¨ªa. Y a pesar de que las doctrinas de gesti¨®n m¨¢s avanzadas (y popularizadas) coinciden en que la buena retribuci¨®n de los empleados, el buen ambiente y las concesiones al ocio elevan la productividad y aumentan los beneficios, las empresas espa?olas (en general) prestan poca atenci¨®n a estos factores; casi tan poca como a la atenci¨®n al cliente.
Por m¨¢s vueltas que se den en torno a la ret¨®rica de la recuperaci¨®n, al final la estabilidad en el empleo y los salarios razonables cuentan como los par¨¢metros decisivos para mantener un crecimiento econ¨®mico que beneficie a las rentas de capital y a las rentas salariales. Por el mismo argumento, contribuyen decisivamente a reforzar la posici¨®n de las empresas, a mejorar su capacidad tecnol¨®gica y a elevar su competitividad internacional. Y todo eso con independencia de su tama?o. Si las pymes concentran la creaci¨®n de empleo en Espa?a, har¨ªan bien en reflexionar sobre la tecnolog¨ªa y la formaci¨®n que necesitan para afianzarse en los mercados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.