El camino de espinas de Uber: la empresa vive su momento m¨¢s delicado
La 'startup' de transporte de viajeros tiene problemas legales, de imagen y de retenci¨®n de talento
?C¨®mo frenar la sangr¨ªa de empleados? ?C¨®mo hacer que los usuarios vuelvan? ?C¨®mo contentar a los conductores que viven exclusivamente de conducir para la aplicaci¨®n? Uber vive su momento m¨¢s delicado, m¨¢s a¨²n que cuando naci¨® y se enfrent¨® al mundo del taxi. Los enemigos crecen y la mayor parte de sus problemas tienen una soluci¨®n compleja. No es por falta de dinero, tampoco de tiempo, sino por haber roto una marca incipiente y creado un lugar de trabajo demasiado agresivo.
La aplicaci¨®n de transporte de pasajeros, reparto y venta de productos sigui¨®, a pies juntillas, el lema fundacional de Facebook: ¡°Mu¨¦vete r¨¢pido, rompe cosas¡±. Sirvi¨® en los comienzos, para darse a conocer y poner al taxi contra las cuerdas. Pero ahora los problemas se suceden. El domingo pasado, Jeff Jones, su presidente, dec¨ªa adi¨®s tras solo seis meses en la empresa. El cofundador y consejero delegado, Travis Kalanick, busca un segundo que le ayude a poner orden en un caos que ¨¦l mismo ha provocado. Los m¨¢s de 50.000 millones de d¨®lares de valoraci¨®n que le otorgan a la compa?¨ªa no sirven para arreglar un c¨²mulo de problemas que ha frenado la esperada salida a Bolsa desde hace m¨¢s de un a?o.
La llegada de Trump a la Casa Blanca fue el primer e inesperado golpe para Uber. El consejero delegado Kalanick estuvo entre los elegidos inicialmente para formar parte de un consejo de asesores econ¨®micos. Las renuncias de los otros representantes de Silicon Valley se sucedieron en cadena, salvo por dos excepciones: Elon Musk (Tesla) que, a pesar de las cr¨ªticas, sigue en el asiento y el cerebro detr¨¢s de Uber. Y una semana despu¨¦s, con la promulgaci¨®n del decreto migratorio de Trump, Uber se convirti¨® en el blanco de las protestas. ?C¨®mo una aplicaci¨®n nacida en la muy liberal San Francisco pod¨ªa quedarse de brazos cruzados? ?C¨®mo ser c¨®mplice y salir airoso?
A finales de enero comenz¨® la campa?a #DeleteUber (borra Uber). Seg¨²n AppAnnie, una consultora de aplicaciones, Uber se han dejado m¨¢s de medio mill¨®n de usuarios en el camino. No es que hayan borrado la aplicaci¨®n de su m¨®vil, es que han dado de baja su perfil por completo. ?C¨®mo lo ha resuelto Uber? Como mejor sabe: tirando de chequera. Comenz¨® a ofrecer tarifa plana a los usuarios m¨¢s fieles confiando en que as¨ª, con el boca a boca de la Bah¨ªa de San Francisco, volviesen los exiliados. Hay una broma recurrente en la zona: ¡°Viajo con dinero de capital riesgo¡±. A cambio de un pago inicial de 30 d¨®lares, ofrec¨ªan hasta 40 viajes compartidos en toda la zona por solo 3 d¨®lares, 7 en el caso de ir solo. Estaba claro que esa remuneraci¨®n no daba para pagar a los conductores.
Problemas laborales
Precisamente este colectivo es otro de los m¨¢s molestos. Han pasado de aliados a un mal necesario. Uber nunca quiso asumir que eran empleados, sino que lo presentaba como una opci¨®n de trabajo aut¨®nomo a tiempo parcial con una flexibilidad nunca vista. As¨ª fue mientras les pagaron a m¨¢s de 40 d¨®lares la hora. Algo que se dej¨® de abonar hace m¨¢s un a?o. Los ¨¢nimos se calentaron en diciembre, momento en que comenzaron las pruebas para el coche sin conductor en la ciudad. Muchos ch¨®feres pensaron que era el principio de su fin. Se quedar¨ªan sin empleo y sin ning¨²n tipo de seguridad, suplantados por una inteligencia artificial.
Esa misma inteligencia artificial demostr¨® tener lagunas, al saltarse sem¨¢foros en pleno centro financiero, a las mismas puertas del MOMA de San Francisco. El Departamento de Veh¨ªculos de Motor, DMV, el equivalente a la ITV de Espa?a, tom¨® cartas en el asunto y cancelaron el experimento por un motivo muy sencillo. No hab¨ªan sido informados y, l¨®gicamente, Uber no ten¨ªa permiso para usar ese tipo de coches en el colapso del tr¨¢fico navide?o. Otro fracaso.
El 28 de febrero, en plena espiral de destrucci¨®n, Travis?¡ªcuyo nombre se pronuncia en esta zona igual que se dice Tim para referirse a Cook, el patr¨®n de Apple, o Mark, para el de Facebook¡ª, se enfrent¨® con un conductor que le reprochaba la p¨¦rdida de calidad de vida. Se encendi¨® y le termin¨® insultando, pero nunca contempl¨® la posibilidad de que hubiese una c¨¢mara que registr¨® el altercado en el veh¨ªculo.
Denuncias de machismo
Era finales de febrero. Solo cuatro d¨ªas antes un nuevo esc¨¢ndalo puso la gesti¨®n de Uber en el centro de la atenci¨®n. Una ingeniera, Susan J. Fowler, cont¨® en su blog por qu¨¦ se iba despu¨¦s de un a?o. Su testimonio era un rosario de humillaciones a las que nadie prestaba atenci¨®n. El propio departamento de Recursos Humanos estaba afectado por la pol¨¦mica, pues tambi¨¦n mir¨® para otro lado. Esa era la consigna: no importa el machismo mientras los ingenieros estrella saquen adelante su cometido.
Solo Amit Singhal ha salido da?ado en ese esc¨¢ndalo y se le ha forzado a salir. Se le acusa de conducta impropia y, tambi¨¦n, de no haber contado que ya en Google, su anterior empresa, tuvo problemas de acoso sexual y laboral.
Enfrentamientos con Google
Uber vive al l¨ªmite, rozando los m¨¢rgenes de la legislaci¨®n. No solo como met¨¢fora, sino de una manera habitual. La ambici¨®n por el triunfo a cualquier precio les ha llevado a enfrentarse con quien fue su gran apoyo inicial, Google. El buscador vio con buenos ojos su alternativa al taxi. Su simpat¨ªa se reflej¨® en una inversi¨®n de 240 millones de d¨®lares por parte de Google Ventures. Hoy la situaci¨®n es muy distinta. Waymo y Otto tienen que verse en los juzgados. La primera es la divisi¨®n de Alphabet, matriz de Google, dedicada al coche aut¨®nomo; la segunda es una adquisici¨®n de Uber que, casualmente, fund¨® uno de los l¨ªderes de Google.
Anthony Levandowski ha puso en pie solo dos meses despu¨¦s de irse de Google y estaba orientada a hacer que los camiones sean aut¨®nomos. Despu¨¦s, fue reconvertida en el laboratorio del coche robotizado de Uber. El problema es que Google supo, a trav¨¦s de una investigaci¨®n interna y correos cruzados con proveedores, que Levandowski se hab¨ªa llevado consigo patrones, dise?os y documentos cuya propiedad intelectual pertenec¨ªa a Google.
A estos problemas en casa, se le suma la batalla contra administraciones y colectivos de taxis en medio mundo. Espa?a, Alemania, Francia y el sur de Asia son los puntos calientes en una lucha cuyo fin no se ve en el horizonte.
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Uber necesita algo m¨¢s que un n¨²mero 2. Mientras, contin¨²a la sangr¨ªa de empleados. Muchos est¨¢n esperando que llegue la fecha en que puedan convertir sus acciones en dinero de curso legal para dar el salto. Uber ha pasado de ser una l¨ªnea que resalta en el curr¨ªculum a una mancha en el historial. El ¨¦xodo incluye perfiles de alto nivel, como el citado Jones, pero tambi¨¦n a Brian McClendon, vicepresidente de mapas; Raffi Krikorian, director del coche sin conductor, que sali¨® hace solo una semana; o Ed Baker. Gary Marcus entr¨® en diciembre como director del laboratorio de Inteligencia Artificial despu¨¦s de que comprasen su startup Geometric Intelligence. Dimiti¨® esta misma semana.
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