Jarabe de arce: el oro l¨ªquido de Quebec
La regi¨®n canadiense, l¨ªder mundial en la producci¨®n de este alimento, lo promociona en Europa y Asia
Con la llegada de la primavera a Canad¨¢, los arces se disponen a compartir su l¨ªquida riqueza. Gracias a una cuidada perforaci¨®n, la savia llega al exterior. Despu¨¦s se recolecta y calienta para obtener una especie de miel con una concentraci¨®n de sacarosa del 66%. Es entonces cuando el jarabe de arce est¨¢ listo.
Si el 78% de la producci¨®n mundial de este jarabe es canadiense, el 90% de la actividad nacional se realiza en Quebec. ¡°El 75% de nuestro producto es para la exportaci¨®n. El principal mercado es Estados Unidos, con un tercio de nuestros env¨ªos. Luego le siguen Europa y Asia¡±, cuenta Serge Beaulieu, presidente de la Federaci¨®n de Productores de Jarabe de Arce de Quebec (FPAQ, por sus siglas en franc¨¦s). Comenta que est¨¢n por abrirse paso en otros mercados, como India y algunos pa¨ªses latinoamericanos, y que buscan promocionar con mayor fuerza este l¨ªquido como sustituto de otros edulcorantes.
Los productores canadienses creen que las bondades del producto no han sido suficientemente explotadas como edulcorante en lugar de la miel o la estevia. Distintos estudios locales afirman que este jarabe natural ofrece muchos nutrientes esenciales y un alto valor vitam¨ªnico, con la ventaja de tener menos calor¨ªas que otros siropes. Adem¨¢s, contiene varias propiedades para mejorar el funcionamiento del cuerpo, como potasio, magnesio, manganeso y zinc. Tambi¨¦n sostienen que tiene la capacidad de calmar la ansiedad. Seg¨²n los productores, el jarabe de arce proporciona menos calor¨ªas que otros edulcorantes naturales (unas 250 por cada 100 gramos) y esta es la baza que quieren desempe?ar para meterse de lleno en mercados como el europeo, donde se est¨¢n disparando las ventas de productos comestibles saludables. No obstante, este ¡°az¨²car l¨ªquido¡±, como se conoce coloquialmente a los jarabes de arce, de agave o de ma¨ªz, cuenta a¨²n con muchos cr¨ªticos que insisten en que se intenta vender como m¨¢s sano un producto que, con independencia del origen, contiene entre el 70% y 85% de az¨²cares en peso.
Con poco m¨¢s de 148 millones de libras (unas 67.000 toneladas), la provincia franc¨®fona produjo el 71% del jarabe de arce mundial en 2016. Sin embargo, esta colosal participaci¨®n se ha reducido con los a?os. Ejemplo de ello es que en 2003 fue del 82%, y algunos analistas advierten de que la disminuci¨®n seguir¨¢ en los pr¨®ximos lustros. ¡°Hay que considerar que existen a?os buenos y malos en la producci¨®n, dependiendo de factores como el clima. Tambi¨¦n es cierto que otras zonas de Canad¨¢ y de Estados Unidos participan cada vez m¨¢s en este negocio, pero el n¨²mero de consumidores se eleva de igual forma¡±, precisa Beaulieu.
No obstante, un factor frecuentemente evocado de esta disminuci¨®n tiene que ver con las pol¨ªticas mismas de la FPAQ. El organismo naci¨® en 1966, en el marco de la ley sobre los sindicatos profesionales de Quebec. En 1990 obtuvo el control total de reventa. Asimismo, en 2004 consigui¨® el derecho a decidir qu¨¦ empresas pod¨ªan producir y en qu¨¦ cantidades. ¡°Hemos obtenido muchas ventajas para productores y consumidores. Mantenemos el precio estable y acumulamos excedentes para a?os que no sean prol¨ªficos. Promocionamos el jarabe e investigamos para mejorar procesos y verificar su calidad¡±, afirma Beaulieu.
Hay fricciones entre los productores y el ente regulador por la explotaci¨®n del recurso
Conflictos internos
Hay voces de productores que acusan a la FPAQ de pr¨¢cticas poco tersas y de limitar lo que pueden hacer con el l¨ªquido elaborado con sus esfuerzos. Robert Hodge, habitante en la regi¨®n de Cantons-de-l¡¯Est, lleva 48 a?os trabajando con el jarabe de arce de los 70 que tiene de vida. Tuvo que pagar a la FPAQ una multa en 2016 de 141.000 d¨®lares canadienses por no haber respetado la cuota en 2009. Aquel a?o decidi¨® vender el excedente a una empresa de Ontario. Hodge tuvo que hipotecar su propiedad para cubrir la deuda. En 2015, cuando a¨²n no se resolv¨ªa el litigio, guardias privados vigilaron varios d¨ªas su centro de trabajo con el argumento de evitar que su producci¨®n anual fuera trasladada a otro sitio. ¡°La FPAQ limita nuestras libertades. Estamos obligados a darle nuestro jarabe. Adem¨¢s, nos pagan la producci¨®n excedente cuando se vende. Pueden pasar a?os y tenemos gastos que cubrir de forma cotidiana. La FPAQ deber¨ªa flexibilizar sus pol¨ªticas y reducir el monto de las multas¡±, comenta.
La prensa canadiense ha informado de los problemas de otros productores con la FPAQ. Un caso muy publicitado es el de Ang¨¨le Grenier, quien desembols¨® cerca de 100.000 d¨®lares canadienses tan solo en gastos judiciales para enfrentar una acusaci¨®n por haber vendido su jarabe en Nuevo Brunswick. La FPAQ le exige una multa de 400.000 d¨®lares. Las sanciones reflejan el elevado valor de este edulcorante. Actualmente, la libra (454 gramos) alcanza 2,94 d¨®lares. La venta fuera del radar de la FPAQ es una gran tentaci¨®n. Incluso un acto criminal mostr¨® tambi¨¦n esta riqueza: entre agosto de 2011 y julio de 2012, 9.500 barriles de jarabe ¡ª?con un valor de 18 millones de d¨®lares¡ª fueron robados de una bodega de la FPAQ. En octubre de 2013, el organismo abri¨® una instalaci¨®n ¡ªde alta tecnolog¨ªa y con plena vigilancia¡ª donde descansa la mayor reserva de jarabe de arce del mundo.
¡°Siempre consultamos a los productores. Despu¨¦s de todo, somos sus representantes. Cerca de 200 han mostrado su descontento con algunas de nuestras pol¨ªticas, pero agrupamos a 7.500. Las reglas sirven para asegurar la estabilidad. Nuestro modelo funciona y por eso debemos hacer cumplir lo que ha sido votado en las asambleas¡±, se?ala Beaulieu. Adem¨¢s del incremento de la producci¨®n en Nuevo Brunswick y Ontario, Nueva York y Vermont participan cada a?o con m¨¢s fuerza. En este sentido, algunos productores de Quebec han decidido mudarse a estas tierras, lejos de los controles de la FPAQ. ¡°Las mudanzas no han sido significativas. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta que es una pr¨¢ctica desde hace varias generaciones¡±, comenta Beaulieu.
Un informe encargado a un experto independiente por el Ministerio de Agricultura de Quebec concluy¨® que, dado que la industria del jarabe quebequ¨¦s se enfoca en la exportaci¨®n, no es recomendable seguir con cuotas e interdicciones de ventas directas. Con estas pol¨ªticas, de acuerdo al documento publicado en febrero de 2016, los principales beneficiados han sido los productores fuera de la provincia. El Gobierno quebequ¨¦s no se ha pronunciado a¨²n sobre posibles modificaciones al statu quo. Habr¨¢ que mirar en unos a?os si Quebec seguir¨¢ con su dulce reinado.
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