Para¨ªsos fiscales, islas del tesoro
Estas jurisdicciones violentan los principios de progresividad e igualdad garantizados por la Constituci¨®n
Hoy, d¨ªa mundial contra los para¨ªsos fiscales, los principales partidos debatir¨¢n sobre los mismos en el Congreso. Los impuestos son un buen indicador sobre el estado de la democracia de un pa¨ªs: si se acepta que la calidad de la misma aumenta conforme los ciudadanos tienden a la igualdad, la presencia de un sistema tributario progresivo que limite las desigualdades de renta y de riqueza puede calificarse como un instrumento adecuado que mejora la calidad democr¨¢tica y que, al mismo tiempo, es un reflejo de la misma.
?Por qu¨¦ los gobiernos han hecho tan poco contra los para¨ªsos fiscales (a los que la OCDE define como ¡°instrumentos de competencia fiscal perjudicial¡±) desde 2008, cuando las cumbres del G20 los consideraron una excrecencia del sistema, y han perdido la oportunidad de actuar cuando se tem¨ªa que cualquier cosa ocurriese en la econom¨ªa mundial? El economista franc¨¦s Thomas Pikkety analiza que las autoridades se paralizaron en cuanto pasaron las urgencias, bajo la ilusi¨®n de que no hab¨ªa necesidad de actuar; sus bancos centrales hab¨ªan impreso papel moneda suficiente para evitar el colapso total del sistema financiero, evitando as¨ª los errores posteriores a 1929. El resultado ha sido que se ha eludido una depresi¨®n generalizada pero, al mismo tiempo, no se hicieron las reformas reguladoras y fiscales necesarias para que la crisis no se repita. Adem¨¢s, hay quienes siguen defendiendo que los para¨ªsos fiscales son una especie de mal necesario, un escape para determinadas rentas y patrimonios en el entorno de una alta tributaci¨®n (en Espa?a, la presi¨®n fiscal es menor que la media europea) y con disminuci¨®n de la rentabilidad de los mercados que debe mantenerse dentro de ciertos cauces para la estabilidad del sistema financiero y fiscal internacional.
Todos los datos que se conocen indican que en Espa?a se utilizan los para¨ªsos fiscales, reduciendo los ingresos fiscales y haciendo real la competencia desleal entre las empresas que deslocalizan sus beneficios y las que no lo hacen. La inmensa mayor¨ªa de las empresas del Ibex 35 mantienen alguna filial en esos para¨ªsos. Se violenta as¨ª el art¨ªculo 31 de la Constituci¨®n, que reconoce los principios de progresividad (garant¨ªa de que cuanto mayor sea la capacidad econ¨®mica, m¨¢s se tenga que contribuir) y de igualdad (a igual capacidad econ¨®mica la contribuci¨®n tributaria ha de ser la misma, sean, por ejemplo, rentas del trabajo o del capital): ¡°Todos contribuir¨¢n al sostenimiento de los gastos p¨²blicos de acuerdo con su capacidad econ¨®mica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ning¨²n caso, tendr¨¢ alcance confiscatorio¡±.
Los impuestos son un buen indicador sobre el estado de la democracia de un pa¨ªs
En la reflexi¨®n citada, Piketty comenta que la exacerbada competencia fiscal sobre la tributaci¨®n de los beneficios de las grandes empresas sigue aumentando en Europa. ¡°El Reino Unido va a reducir su tasa al 17%, algo in¨¦dito para un pa¨ªs importante, sin dejar de proteger las pr¨¢cticas depredadoras de las Islas V¨ªrgenes y otros para¨ªsos fiscales bajo la corona brit¨¢nica. Si no se hace nada, en ¨²ltima instancia acabaremos todos aline¨¢ndonos en el 12% de Irlanda, o posiblemente el 0%¡±. Y concluye que la fragmentaci¨®n pol¨ªtica de Europa y la falta de una autoridad p¨²blica fuerte en materia de impuestos pone a los ciudadanos de la zona a merced de los intereses privados.
Este es el meollo de la cuesti¨®n.
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