La resistencia de la cerveza artesanal
Los productores alemanes ensayan estrategias para sobrevivir al feroz proceso de concentraci¨®n de la industria
En ninguna otra parte de Alemania hay tantas ?cervecer¨ªas como en la Alta Franconia. Pero ?por cu¨¢nto tiempo? Sin duda, las grandes empresas de fabricaci¨®n de cerveza son una competencia descomunal. Cuando Monika Hansen habla de su trabajo, las palabras brotan a raudales. Sentada a la mesa de reuniones de las oficinas de Meinel, la cervecer¨ªa familiar de la ciudad de Hof, menciona la competencia de las marcas industriales, la normativa, los productos regionales, la b¨²squeda de los aprendices adecuados, la guerra de precios y su infancia en la f¨¢brica de cerveza. Junto con su hermana Gisela, esta joven de 27 a?os quiere que el ?negocio tenga futuro, lo cual no es tarea f¨¢cil, como tampoco lo es para tantos otros cerveceros artesanales de la regi¨®n y del mundo.
En Franconia, en particular en la Alta Franconia, la densidad de cervecer¨ªas peque?as y min¨²sculas es especialmente significativa. En muchos pueblos sigue habiendo due?os de restaurantes que producen su propia cerveza, a veces apenas 2.000 hectolitros al a?o. Meinel-Br?u produce 20.000 hectolitros, lo cual la sit¨²a entre las f¨¢bricas de tama?o un poco mayor, aunque incomparable frente a grandes empresas como el grupo Bitburger o el grupo Spaten, que producen varios millones de hectolitros. ¡°Sin embargo, en el fondo utilizamos la misma paila de cocci¨®n y las mismas t¨¦cnicas de control que los grandes, y tambi¨¦n estamos obligados a declarar y a cumplir la normativa de la UE¡±, explica Monika Hansen.
Los Hansen apuestan por la calidad, la creatividad y el servicio. Creen que esto dar¨¢ ventaja a las f¨¢bricas de menor tama?o. ¡°Cuando eres una cervecer¨ªa peque?a, tienes que ir siempre dos pasos por delante¡±. La suya dispone de 16 clases de cerveza: Pilsen, cerveza clara, M?rzen y unas cuantas bebidas combinadas. ¡°La gente bebe cada vez menos cerveza. Hace 25 a?os se consum¨ªan 135 litros por persona y a?o. Actualmente se consumen 105¡±. Raz¨®n de m¨¢s para ofrecer a los clientes lo que quieren. ¡°Con algunos clientes tenemos una relaci¨®n de toda la vida. Eso es un tesoro inmenso¡±.
Calidad, servicio y creatividad es lo que quieren ofrecer las peque?as marcas
La cervecer¨ªa tambi¨¦n cuida de que la relaci¨®n con los proveedores sea buena. ¡°Utilizamos materias primas locales porque tenemos que poder confiar en los proveedores¡±, explica Hansen. Actualmente, un grupo de investigaci¨®n de la Universidad de Bayreuth est¨¢ desarrollando diversos m¨¦todos mediante los cuales se podr¨¢ rastrear la procedencia del cereal. Esto permitir¨¢ comprobar, por ejemplo, si la cebada que les ofrecen realmente se ha cultivado en la regi¨®n.
Aumento de costes
Monika Hansen considera que, en principio, esto es algo positivo. Sin embargo, ?qu¨¦ pasar¨¢ si, en el futuro, las cervecer¨ªas tienen que hacer las pruebas ellas mismas? En ese caso, cuenta con que tendr¨¢n importantes gastos adicionales. ¡°Tendr¨ªamos que contratar a alguien para que lo hiciese, lo cual deber¨ªa ser factible para las f¨¢bricas peque?as¡±.
Las cervecer¨ªas de peque?o tama?o tienen que ajustar bien sus c¨¢lculos. Al contrario que las empresas grandes, en la guerra de precios llevan las de perder. Christof Pilarzyk es maestro cervecero de la cervecer¨ªa Grosch de R?dental, cerca de Coburgo. Tambi¨¦n es el presidente de la asociaci¨®n Bierland Oberfranken. Considera que el mayor problema de las peque?as productoras son ¡°las cerveceras industriales, que destruyen el mercado con sus precios¡±. La cerveza artesanal, elaborada con productos regionales, tiene su coste.
Y los productores tendr¨ªan que atreverse a pedirlo, piensa Gerhard Ilgenfritz, presidente de la Asociaci¨®n de Cervecer¨ªas Particulares de M¨²nich y director gerente de Landwehr-Br?u de Steinsfeld, en la Franconia Central. Seg¨²n ¨¦l, a menudo les falta el valor para hacerlo. Ilgenfritz est¨¢ convencido de que los clientes est¨¢n dispuestos a pagar m¨¢s por una cerveza de alta calidad, m¨¢s personal. Por ejemplo, despu¨¦s de muchos a?os, los Hansen han vuelto a subir el precio de la caja de cerveza. Lo han aumentado 80 c¨¦ntimos.
Hay que preservar la tradici¨®n pero tambi¨¦n hay que acostumbrarse a vender por Internet
El precio justo
Tambi¨¦n Pilarzyk ha vuelto a subir el precio de sus productos despu¨¦s de cinco a?os. Tiene una gama de 10 tipos diferentes y en total produce 3.200 hectolitros al a?o. Los gastos de energ¨ªa y de personal no dejan de aumentar, asegura. La elaboraci¨®n artesanal es m¨¢s cara que la industrial. ¡°Cada cocci¨®n representa una producci¨®n individual. Esa es la raz¨®n de que no podamos mantener los precios y de que muchas cervecer¨ªas peque?as se arruinen¡±. Hace 40 a?os, en la Alta Franconia hab¨ªa 600 cervecer¨ªas. Hoy d¨ªa son menos de 200. Seg¨²n Pilarzyk, cada vez se valora menos la producci¨®n artesana de cerveza. Por eso considera que la recuperaci¨®n de la ¡°ruta cervecera de Franconia¡± es una buena iniciativa.
Tambi¨¦n la cultura hostelera est¨¢ cambiando. Las cervecer¨ªas peque?as sufren las consecuencias de todo ello. ¡°Tenemos que preservar la tradici¨®n y, sin embargo, seguir el ritmo de los tiempos¡±. Por tanto, no habr¨¢ m¨¢s remedio que acostumbrarse a vender por Internet. Por ahora, Meinel-Br?u distribuye el 95% de su producci¨®n dentro de la regi¨®n, como explica Hansen. ¡°En un radio de 30 kil¨®metros alrededor de nuestra chimenea¡±, dice. Abastecen a comerciantes, festivales y fiestas de jardines de infancia y de los bomberos. Ya llevan 13 generaciones haci¨¦ndolo, desde 1731; es decir, casi 300 a?os. ¡°La cerveza siempre me ha fascinado¡±, remacha. ¡°La cervecer¨ªa era el sitio donde jug¨¢bamos. Aqu¨ª tenemos nuestras ra¨ªces¡±.
El contenido de esta informaci¨®n ha sido elaborado en virtud de la integraci¨®n del diario EL PA?S en LENA: Leading European Newspaper Alliance. Traducci¨®n de News Clips.
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