La sociedad de la excepci¨®n
Las ¨¦lites quieren gobernar directamente no s¨®lo la econom¨ªa sino la pol¨ªtica
No ha sido ning¨²n intelectual melenchonista de extrema izquierda sino uno de los m¨¢ximos aliados del nuevo presidente de la rep¨²blica francesa (Francois Bayrou, l¨ªder del Movimiento Democr¨¢tico) el que lo ha dicho: Macron es ¡°el intento de grandes intereses, financieros y otros, que no se contentan ya s¨®lo con tener el poder econ¨®mico¡±. Alain Minc, asesor de pol¨ªticos franceses y consejero de Macron, lo ha rematado: este ¨²ltimo es un producto de las ¨¦lites, pero los que lo votan no son las ¨¦lites.
La cosa tiene miga y replantea (despu¨¦s de la presencia del multimillonario Trump en la Casa Blanca) si se est¨¢ produciendo poco a poco, una sustituci¨®n de los gestores y expertos de la pol¨ªtica y de la econom¨ªa por millonarios, financieros y empresarios. Una suplantaci¨®n de los mediadores. Si as¨ª fuese, los que se habr¨ªan radicalizado ser¨ªan esas ¨¦lites que ahora pretenden gobernar directamente no s¨®lo la econom¨ªa sido tambi¨¦n la pol¨ªtica. Hemos pasado de la declaraci¨®n de Hollande para ganar el El¨ªseo de ¡°mi enemigo son las finanzas¡± a ceder su asiento a un representante de la Banca Rothschild. Otro modelo de democracia. Lo que Esteban Hern¨¢ndez ha denominado la sociedad de la excepci¨®n (Clave Intelectual).
Una nueva c¨²spide fabrica la esencia del discurso pol¨ªtico e ideol¨®gico dominante bajo del manto de la sociedad abierta y de la globalizaci¨®n. Est¨¢ cambiando la naturaleza del poder. En su intervenci¨®n en el homenaje al economista Santiago Rold¨¢n, a los 20 a?os de su muerte, su hijo, el joven diputado y portavoz econ¨®mico de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, Toni Rold¨¢n, reconoci¨® que en sus estudios de Econom¨ªa ha aprendido muchas matem¨¢ticas y mucha econometr¨ªa, y poca historia econ¨®mica y pocas relaciones del poder econ¨®mico y del poder pol¨ªtico. Estas relaciones eran obsesivas para el colectivo de economistas que durante muchos a?os firm¨® con el seud¨®nimo de Arturo L¨®pez Mu?oz (Santiago Rold¨¢n, Juan Mu?oz, Jos¨¦ Lu¨ªs Garc¨ªa Delgado, ?ngel Serrano,¡) y que fueron recordados hace unos d¨ªas en la madrile?a Residencia de Estudiantes. Si ese colectivo que tanto influy¨® en la formaci¨®n de numerosos ciudadanos estuviese activo hoy habr¨ªa de dar un salto en sus estudios sobre la composici¨®n del capitalismo, a la luz de las actuales transformaciones. Y el libro de referencia de uno de ellos, el a?orado Juan Mu?oz, El poder de la banca en Espa?a, habr¨ªa de ser reescrito casi por completo (no sus tesis).
Fueron premonitorios Rold¨¢n, Mu?oz y Serrano cuando, poco antes de desaparecer los dos primeros, publicaron su ¨²ltimo art¨ªculo en EL PA?S (a?o 1996) titulado El monopolio del amiguismo, que terminaba as¨ª: lo que se presenta como un proceso de liberalizaci¨®n empresarial a favor de miles de accionistas privados (el capitalismo popular) se convierte en la pr¨¢ctica en una mayor concentraci¨®n del poder econ¨®mico, lo que implica un abuso de posici¨®n dominante y una mayor restricci¨®n de la competencia a favor de una determinada plataforma.
Es necesario regular estos cambios, seg¨²n el ¨²ltimo estudio de la Comisi¨®n Europea sobre la globalizaci¨®n, si se quieren limitar los efectos electorales y la influencia de lo que se denominan populismos renovados. Lo que expresan Bayrou y Minc es que Macron representa, sobre todo, a los ganadores y a los protegidos de la globalizaci¨®n. El problema es la credibilidad europea para poner sem¨¢foros a la globalizaci¨®n. Todav¨ªa est¨¢n muy cercanas las palabras de Sarkozy, al principio de la Gran Recesi¨®n, apelando a refundar el capitalismo, regularlo, embridarlo,¡ con los resultados que todos conocemos. Poco m¨¢s que ret¨®rica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.