Turismofobia: la cara menos amable de una industria millonaria
Vecinos de Barcelona, Palma y Madrid se rebelan contra la masificaci¨®n tur¨ªstica por los problemas de convivencia y el alza del precio de los alquileres
Unos 300 vecinos sal¨ªan la semana pasada a la calle en Palma disfrazados de turistas y arrastrando maletas. Representaban un carril guiri, paseando como hacen miles de cruceristas. En Barcelona siguen apareciendo pintadas, cada vez m¨¢s agresivas, en el barrio de Gr¨¤cia o cerca del parque G¨¹ell. All tourists are bastards, se le¨ªa d¨ªas atr¨¢s. En Madrid, el Carnaval termin¨® en Lavapi¨¦s con un simb¨®lico entierro de la vecina: alertaba de la expulsi¨®n de poblaci¨®n por la presi¨®n tur¨ªstica.
La industria tur¨ªstica ha vivido un boom. A?o tras a?o, Espa?a bate r¨¦cords, hasta superar los 75 millones anuales de visitantes. En cinco a?os, el turismo internacional ha crecido m¨¢s de un 30%. Simult¨¢neamente, ha aparecido y se ha extendido la turismofobia. El sector vive con inquietud el aumento del rechazo al turismo. ¡°Llamamos a los responsables pol¨ªticos de algunas Administraciones cuyas actitudes no ayudan a rebajar las tensiones¡±, advierte el presidente de la Confederaci¨®n Espa?ola de Alojamientos Tur¨ªsticos, Joan Molas.
Las patronales miran con especial preocupaci¨®n Barcelona y Baleares, donde el turismo representa un elevado porcentaje de la econom¨ªa. Y sobre todo cuando la prensa internacional ya se ha hecho eco del fen¨®meno. A las puertas de otro verano de r¨¦cord, el diario brit¨¢nico The Independent situ¨® a Barcelona como uno de los ocho destinos que m¨¢s odian a los turistas. El ministro del ramo, ?lvaro Nadal, tuvo que salir al paso y afirm¨® que ¡°no es tanto un fen¨®meno social como pol¨ªtico¡±. Pero los expertos consultados, incluso algunos empresarios, convienen en que la irrupci¨®n del turismo masivo en la vida cotidiana de los ciudadanos causa problemas. Bien porque literalmente casi no pueden andar por la calle, como alrededor de la Sagrada Fam¨ªlia de Barcelona, por los problemas de convivencia ¡ªse han llegado a denunciar a turistas que jugaban a f¨²tbol en pisos¡ª o porque el incremento de viviendas tur¨ªsticas ha ido en detrimento del alquiler para residentes, un fen¨®meno que ha disparado los precios.
Barcelona es una de las ciudades donde m¨¢s se ha plasmado la turismofobia. Seg¨²n una encuesta del Ayuntamiento, a pesar de que una abrumadora mayor¨ªa de ciudadanos (el 86,7%) considera que el turismo es beneficioso, casi la mitad cree que se est¨¢ llegando al l¨ªmite. El turismo se ha convertido en la segunda preocupaci¨®n de los vecinos. Es lo que Claudio Milano, profesor de Ostelea y miembro del grupo Turismograf¨ªas, llama el ¡°¨ªndice de irritabilidad¡±. ¡°Las ciudades que viven estos fen¨®menos pasan de una euforia inicial a una situaci¨®n de conflicto, no con los turistas, sino con las pol¨ªticas tur¨ªsticas¡±, sostiene. La turismofobia, apunta, no exclusiva de Espa?a: ¡°Lo hemos visto en Venecia, Berl¨ªn, Toronto, Nueva Orleans o el sureste asi¨¢tico¡±.
?Por qu¨¦ en Benidorm no hay malestar?
El profesor de gesti¨®n tur¨ªstica urbana Paolo Russo cree que la gota que colma el vaso del malestar con los turistas es ¡°la convivencia cotidiana entre el turismo y el residente: se exacerba el malestar y surge un resentimiento comprensible pero que busca el culpable equivocado¡±. Un malestar que no existe en la misma medida cuando los turistas se alojan solo en hoteles, aunque haya muchos.
Estas razones explicar¨ªan que en destinos masivos y maduros como Benidorm (Alicante), Lloret de Mar (Girona) o Canarias no haya turismofobia. ¡°Se han construido a lo largo del siglo XX, son monocultivos dedicados al turismo y la ciudadan¨ªa local est¨¢ vinculada, pero el turismo no ha entrado en sus barrios¡±. Barcelona, en cambio, no se ha construido enfocada al turismo, conviene.
A m¨¢s visitas, m¨¢s enemistad
Paolo Russo, profesor de Gesti¨®n Tur¨ªstica Urbana en la Universidad Rovira i Virgili, ha vivido esa situaci¨®n en sus carnes. Es veneciano. ¡°All¨ª los vecinos hemos perdido la ciudad, es irreversible¡±. Conoce el rechazo y las protestas, pero opina que los ciudadanos se equivocan cuando dirigen su ira al turista. ¡°Es solo la cara de la industria tur¨ªstica. Al ciudadano molesto le resulta m¨¢s f¨¢cil culpar al turista, cuando no lo es: es la industria, el puerto que trae cruceristas, los pol¨ªticos, el urbanismo... Cualquier ciudad que ha sido acogedora con los turistas se enemista con ellos cuando aumenta la presi¨®n¡±.
El Ayuntamiento de Barcelona calcula que el alquiler tur¨ªstico es hasta cuatro veces m¨¢s rentable que el convencional. Y eso desv¨ªa el mercado hacia los visitantes y dispara los precios. ¡°Ha habido manifestaciones vecinales como la de la Barceloneta. Pero all¨ª solo hay un hotel de 30 habitaciones. El problema son las miles de viviendas de uso tur¨ªstico ilegales. Y nos preocupa, porque nos dificulta hallar alojamiento para nuestros trabajadores¡±, lamenta Molas. Las Administraciones han puesto esa oferta en el punto de mira. ¡°El hotel es una burbuja: protege al ciudadano de los turistas, que visitan la ciudad de d¨ªa, pero durante la noche se concentran en ¨¦l¡±, abunda Russo.
En el barrio G¨°tic de Barcelona m¨¢s de la mitad de los edificios tienen pisos tur¨ªsticos. Reme G¨®mez, activista vecinal y miembro de la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible, rechaza el t¨¦rmino turismofobia. ¡°Desv¨ªa el foco de atenci¨®n, da argumentos a los grandes lobbies, y se?ala a colectivos que llevamos a?os denunciando las consecuencias negativas con argumentos¡±. La activista alerta de que la masificaci¨®n est¨¢ ¡°destruyendo el tejido local¡± y apuesta por el ¡°decrecimiento¡±.
Las protestan tambi¨¦n crecen en Mallorca. All¨ª se han organizado en colectivos como La ciutat per a qui l¡¯habita o Palma21. Maci¨¤ Bl¨¢zquez, profesor de Geograf¨ªa de la Universidad de las Islas Baleares, recuerda que el turismo es ¡°una industria muy bendecida. Siempre se ha dicho que no tiene chimeneas porque presta servicios y no extrae recursos¡±.
Gasto compartido
Precisamente, el experto en espacio p¨²blico David Bravo y el ge¨®grafo Francesc Mu?oz coinciden en que el turismo debe ser tratado como una industria. ¡°Asumimos todos el gasto en limpieza, transporte p¨²blico y seguridad de los cruceristas y a menudo solo dejan el envoltorio de la comida que les dan¡±, se queja Bravo. Mu?oz defiende ¡°ir al tu¨¦tano: igual que el promotor que quiere hacer negocio tiene que pagar un aprovechamiento, las empresas tur¨ªsticas que se aprovechan de inversiones colectivas (como una peatonalizaci¨®n) tendr¨ªan que pagar un retorno a las ciudades¡±.
El consultor de Magma Turismo Bruno Hall¨¦, convencido de que el problema ha sido originado ¡°desde opciones pol¨ªticas¡±, resalta en cambio la generaci¨®n de ¡°riqueza, conocimiento y puestos de trabajo¡± del sector. ¡°Los esfuerzos deben dirigirse a vigilar la oferta ilegal¡±, opina. En realidad, muchos vecinos han aprovechado el boom para alquilar pisos o habitaciones a turistas tambi¨¦n durante la crisis.
Italia estudia controles en ciudades y monumentos
La alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, quiere evitar que los 30.000 visitantes que cada d¨ªa se acercan a la Fontana de Trevi en Roma se detengan ante ella. Lo ha dejado claro este mes. Toma as¨ª el testigo del ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini, que semanas antes habl¨® de fijar l¨ªmites en las visitas a ¡°los centros hist¨®ricos¡± del pa¨ªs.
La Fontana de Trevi es uno de esos centros de los que habl¨® Franceschini, como lo es la famosa escalinata de Trinit¨¤ dei Monti, tambi¨¦n en Roma, ciudad que recibe decenas de millones de visitas cada a?o.
En Venecia la presi¨®n se multiplica. All¨ª viven 50.000 personas y recibe la visita de m¨¢s de 30 millones de visitantes cada a?o. All¨ª se han instalado contadores en la entrada a la ciudad por los tres puentes de acceso y en los muelles donde desembarcan los cruceros.
Este es un mecanismo para que se pueda empezar a poner l¨ªmites al n¨²mero de visitantes que reciben esos ¡°centros hist¨®ricos¡±, como propone Franceschini.
Otro lugar donde las autoridades intentan que el turismo no muera de ¨¦xito es Islandia. La volc¨¢nica isla del norte del oc¨¦ano Atl¨¢ntico, en la que viven 330.000 personas, ha visto c¨®mo en los ¨²ltimos a?os se ha multiplicado su atractivo tur¨ªstico. En 2010, a trav¨¦s de su aeropuerto internacional, recibi¨® casi medio mill¨®n de visitas; el a?o pasado fueron 1,76 millones.
Este boom ha llevado a las autoridades del pa¨ªs a plantearse este mismo a?o medidas para encarecer el precio de los alojamientos tur¨ªsticos para limitar la llegada de visitas.
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