Frustraci¨®n entre las empresas europeas en China ante la falta de reformas
Las compa?¨ªas denuncian un "trato injusto" y la falta de reciprocidad en el acceso al mercado
China se presentar¨¢ ante la comunidad internacional como el nuevo referente del libre comercio y la inversi¨®n, pero en casa le quedan muchos deberes por hacer. As¨ª lo consideran la amplia mayor¨ªa de las empresas europeas que operan en el gigante asi¨¢tico, que ven como pasan los a?os y las dificultades para hacer negocios no disminuyen. La ret¨®rica de los l¨ªderes chinos en los grandes cumbres no se traduce en medidas concretas y las expectativas de que la situaci¨®n mejore a corto plazo, afirman los que est¨¢n sobre el terreno, son m¨ªnimas.
Es la idea que se desprende de la encuesta anual de la C¨¢mara de Comercio de la Uni¨®n Europea en China, un documento cuyas demandas apenas var¨ªan a?o tras a?o: m¨¢s apertura de la inversi¨®n a sectores protegidos, un trato igualitario en comparaci¨®n con sus pares locales y, en definitiva, m¨¢s empe?o para abordar las reformas econ¨®micas de calado anunciadas a bombo y platillo a finales de 2013. Solamente un 6% de las empresas consideran que las condiciones mejoraron el a?o pasado y apenas un 4% vieron una "apertura significativa" de sus sectores al capital for¨¢neo.
Los datos muestran que m¨¢s de la mitad de las compa?¨ªas registraron un incremento de ingresos y beneficios en 2016, algo que el organismo atribuye al considerable est¨ªmulo fiscal y monetario inyectado por las autoridades chinas durante el a?o pasado que ha dado impulso a la segunda econom¨ªa mundial. "Viendo el origen de esta bonanza, sabemos que no es una situaci¨®n sostenible", explic¨® el presidente del organismo, Mats Harborn.
De hecho, las compa?¨ªas son esc¨¦pticas cuando se les pregunta por el largo plazo. M¨¢s de un 60% de los encuestados considera que la desaceleraci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs es su principal preocupaci¨®n y un 40% espera un incremento de los obst¨¢culos legales para operar en el pr¨®ximo lustro. Esto, junto a la creciente competitividad y niveles de innovaci¨®n de las compa?¨ªas privadas en China, sit¨²a a las firmas europeas en un ambiente cada vez m¨¢s hostil.
Otra cuesti¨®n que est¨¢ alcanzando niveles "cr¨ªticos", seg¨²n Harborn, es la falta de reciprocidad. Mientras las compa?¨ªas chinas operan en una especie de barra libre en Europa en cuanto a inversi¨®n y acceso al mercado, en China las condiciones se endurecen. Si el a?o pasado China invirti¨® en la Uni¨®n Europea 35.000 millones de euros principalmente para adquirir empresas (un 77% m¨¢s), las empresas europeas hicieron lo propio por valor de 8.000 millones (un 23% menos). "Estas cifras no son sostenibles pol¨ªticamente", dijo Harborn. Prueba de la irritaci¨®n presente en algunas capitales europeas es la propuesta presentada a la Comisi¨®n por Berl¨ªn, Par¨ªs y Roma de bloquear adquisiciones chinas en el continente al no ver avances sustanciales por parte de Pek¨ªn.
Desde la C¨¢mara conf¨ªan en que este desequilibrio se aborde en la inminente cumbre entre la Uni¨®n Europea y China, que se celebrar¨¢ este jueves y viernes en Bruselas y en la que participar¨¢ el primer ministro chino, Li Keqiang. Tambi¨¦n que se d¨¦ un impulso definitivo al tratado de inversiones bilateral (lleva negoci¨¢ndose durante m¨¢s de tres a?os) para despejar el camino a las empresas europeas que operan en China ante un entorno legal imprevisible y la apertura al capital for¨¢neo de nuevos sectores.
"La firma de este acuerdo dar¨ªa credibilidad a China ante la voluntad expresada de tomar el liderazgo del libre comercio y la globalizaci¨®n, apaciguar¨ªa la resistencia pol¨ªtica en Europa y favorecer¨ªa las reformas internas en el pa¨ªs", sostiene Harborn, quien querr¨ªa ver una conclusi¨®n de este pacto en el pr¨®ximo a?o. Las diferencias son m¨¢s que notables, pero tambi¨¦n lo es la voluntad de ambas partes de estrechar relaciones ante la direcci¨®n tomada por la Administraci¨®n de Donald Trump en ¨¢reas como el libre comercio o el cambio clim¨¢tico.
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