Una seguridad privada a precio de saldo
Los guardianes de la protecci¨®n en Espa?a tienen que lidiar con el intrusismo, m¨¢rgenes ajustados y salarios muy moderados, en un sector que cada vez colabora m¨¢s con la Administraci¨®n
Miguel ?ngel Ram¨ªrez, presidente de la empresa Seguridad Integral Canaria, est¨¢ considerado el rey del low cost en su sector. Y no por m¨¦ritos corporativos. Presenta ofertas imbatibles a concursos p¨²blicos gracias a que somete a su plantilla, seg¨²n un informe de la Agencia Tributaria, a ¡°condiciones leoninas¡±, obligando a los empleados a renunciar a los festivos o duplicando jornadas de trabajo. Sus compa?eros de profesi¨®n llaman a empresas como la suya ¡°piratas¡± que tiran los precios. Ese es, seg¨²n los expertos, el tal¨®n de aquiles de un sector considerado uno de los mayores empleadores del pa¨ªs: hay m¨¢s vigilantes (78.200) que guardias civiles (74.958) o polic¨ªas nacionales (65.254). La ciberseguridad y la formaci¨®n son otras dos dimensiones de un negocio donde la protecci¨®n se paga poco: seg¨²n el convenio, un responsable de seguridad cobra 1.122 euros brutos mensuales (en esa cantidad se incluye el prorrateo de las pagas extra). Si el trabajador lleva armas a?ade un plus de unos 179 euros (en total, 1.301 euros brutos). Eso en el mejor de los casos, porque muchas empresas tienen sus propios acuerdos y normalmente retribuyen menos.
¡°Se firma cualquier barbaridad. Algunas empresas colocan de representantes de los trabajadores a personas a dedo, socios o familiares. El problema es que desde la Administraci¨®n se adjudican a estas empresas concursos porque solo se valora el precio. Y si dij¨¦ramos que el salario del convenio sectorial es alt¨ªsimo¡, pero no es el caso¡±, analiza Daniel Barrag¨¢n, secretario de acci¨®n sindical de la federaci¨®n de Servicios de CC OO. A Rafael Salda?a, del Sindicato Libre de Seguridad, le choca comprobar que en un sector tan controlado, donde el factor humano determina el coste final, haya unas empresas ¡°que licitan a unas cantidades que cubren los costes salariales y adem¨¢s obtienen beneficios, mientras otras necesitan descolgarse del convenio colectivo para subrogar a los mismos trabajadores que ya estaban prestando el servicio en organismos oficiales, siendo estas ¨²ltimas las que se quedan con el pastel¡±.
Este y otros motivos han hecho que la facturaci¨®n del sector se haya visto muy mermada en los ¨²ltimos a?os. Las 1.534 empresas registradas en el Ministerio del Interior ingresan en Espa?a menos que hace una d¨¦cada: fueron 3.481 millones en 2015. Entre 2009 y 2014 las ca¨ªdas del negocio llegaron a un ritmo del 8% anual. Gracias al aumento de la demanda de alarmas e instalaci¨®n de equipos, en 2016 las cosas comienzaron a ir moderadamente bien, con crecimientos del 2,7%, hasta los 3.580 millones, algo que, sin embargo, no compensa lo perdido en a?os anteriores.
En el resto del mundo la seguridad, desde la vigilancia a la instalaci¨®n de alarmas, el transporte de explosivos, el traslado de fondos o la protecci¨®n personal, es un mercado con buenas perspectivas. Seg¨²n un estudio de la firma de an¨¢lisis Freedonia, los servicios de seguridad privada mueven 161.000 millones de d¨®lares en el mundo, y se estima que crecer¨¢n a un ritmo medio anual del 6% hasta 2020. La mitad de la poblaci¨®n mundial vive en pa¨ªses donde hay m¨¢s empleados privados de seguridad que oficiales de polic¨ªa, seg¨²n un an¨¢lisis de The Guardian. ¡°En el sentido m¨¢s amplio, el inter¨¦s por los servicios de seguridad est¨¢ impulsado por el riesgo de la delincuencia. A pesar de que las tasas de criminalidad caen en un gran n¨²mero de pa¨ªses, existe una percepci¨®n generalizada de que la delincuencia va en aumento¡±, valora el informe de Freedonia. En Espa?a no es exactamente as¨ª: la tasa de criminalidad, seg¨²n el balance que hace el departamento de Seguridad Nacional, no ha dejado de caer en los ¨²ltimos a?os, ¡°pero tambi¨¦n lo hace la percepci¨®n social de inseguridad¡±, a?aden desde el Ministerio del Interior. En las encuestas del CIS de mayo de 2010 la inseguridad preocupaba a un 9,7% de los ciudadanos, mientras que el pasado diciembre tan solo era de un 3,2%.
Contratos por los suelos
La Administraci¨®n genera contratos por importe de 600 millones por la custodia y vigilancia de sus infraestructuras y edificios. ¡°Pero los sueldos son paup¨¦rrimos. Para los vigilantes y para todos los que trabajamos en seguridad¡±, lamenta el presidente de la asociaci¨®n de profesionales de jefes de seguridad, Antonio Cedenilla. ¡°Hay una competencia brutal de las empresas pirata para conseguir servicios. Lo ¨²nico que quieren es gran volumen. Los beneficios han sido muy exiguos. Han cerrado empresas, pero creo que hemos tocado fondo y ahora reemprenderemos el vuelo¡±, repasa Cedenilla. ¡°No estamos en una situaci¨®n tr¨¢gica de otros momentos, pero todav¨ªa nos queda un tiempo para la recuperaci¨®n¡±, a?aden en Aproser. ¡°La culpa de esta situaci¨®n la tienen las propias empresas con sus estrategias. No creemos que est¨¦n perdiendo dinero, no son hermanas de la caridad¡±, contrapone Barrag¨¢n (CC OO). El ¡°descuelgue¡± del convenio sectorial es la pr¨¢ctica m¨¢s criticada. Para UGT, modificar la reforma laboral es clave para ¡°recuperar su prevalencia ante los acuerdos de empresa¡±.
Alejandro Fern¨¢ndez, consejero delegado de Ilunion Facillity Services, calcula que alrededor del 70% de los contratos con la Administraci¨®n est¨¢n en manos de empresas que no se adhieren al convenio del sector. ¡°M¨¢s del 90% de los costes de una oferta suelen ser por la mano de obra. Si una propuesta est¨¢ un 30% o un 40% por debajo de la nuestra, es obvio que no se trata de un tema de ahorro por una mejor o peor gesti¨®n. Ah¨ª entran salarios de 700 euros. Eso da?a el servicio y va expulsando a otros operadores, como nosotros, porque tenemos claro que no vamos a precarizar el sector¡±. La empresa que dirige tiene 5.000 trabajadores, medio millar con alg¨²n tipo de discapacidad. ¡°Estamos tratando de aplicar criterios de gesti¨®n muy estrictos, estudiamos muy bien en qu¨¦ operaciones entramos. Lo hemos pasado un poco mal estos a?os, pero no hemos sido la excepci¨®n¡±. Cree que han pasado una ¨¦poca de ¡°huida hacia adelante¡±, donde las empresas se han tenido que proteger para cubrir los costes de estructura. ¡°Tocar¨¢ una nueva situaci¨®n que permita una subida de precios¡±, augura. ?C¨®mo? ¡°La forma de salir de aqu¨ª es capacitando a nuestra gente, ofreciendo algo mejor, especializ¨¢ndonos¡±.
El peligro est¨¢ en la Red
Seg¨²n el Ministerio del Interior, el a?o pasado se registraron 234.174 casos de hurto, casi los mismos que el a?o anterior. La gran distribuci¨®n y el comercio minorista son las empresas que m¨¢s invierten en antenas conectadas con etiquetas adhesivas o duras que se encuentran en la ropa y otros productos. Tambi¨¦n se instalan cajas de policarbonato o las llamadas ¡°ara?as¡±, alarmas que ¡°abrazan¡± productos que suelen ser muy caros. Antes las empresas se limitaban a suministrar la alarma. ¡°Ahora se ofrecen sistemas donde todo se conecta. A trav¨¦s de un sofware ves lo que sucede en la tienda. Ofrecemos sensores y soluciones basadas en la identificaci¨®n por radiofrecuencia. Cada art¨ªculo tiene un identificador como si fuera un DNI. Si sale de la tienda sabemos qu¨¦ art¨ªculo es de forma remota¡±, detalla David P¨¦rez del Pino, director de Checkpoint Systems en Espa?a y Portugal, ¡°Espa?a es el pa¨ªs que m¨¢s invierte en sistemas para la prevenci¨®n de hurtos. Tambi¨¦n es uno de los m¨¢s afectados por esta pr¨¢ctica¡±.
Es un ejemplo de c¨®mo el futuro del sector es convergente: la seguridad f¨ªsica y la l¨®gica van camino de integrarse. Es una tendencia imparable, juzga Gianluca D¡¯Antonio, director acad¨¦mico del Master in Cybersecurity del IE y presidente de ISMS F¨®rum Spain. ¡°Las grandes multinacionales de defensa, tanto en Estados Unidos como en Europa, est¨¢n desarrollando el mercado de ciberseguridad. El negocio tradicional va a cambiar. Dentro de cinco a?os la sociedad ser¨¢ b¨¢sicamente digital, domotizada, sensorizada¡ esto se tiene que tomar en serio. Vamos muy por detr¨¢s de los malos¡±. Se calcula que el cibercrimen mueve 280.000 millones de d¨®lares, el equivalente al PIB de Irlanda. ¡°Se va a convertir en una prioridad para muchas empresas, porque pueden darse ataques a personas o a equipamientos¡±. S21 SEC, Necsia, Counter Craft son algunas empresas medianas, de entre 100 y 200 empleados, que desarrollan sus propios productos en competencia con gigantes del sector como Indra o Telef¨®nica. Desde la Asociaci¨®n Espa?ola de Empresas de Seguridad (AES) lo ven como un camino que no tiene marcha atr¨¢s. ¡°Es verdad que en la realidad muy pocas empresas se conjugan la seguridad f¨ªsica y l¨®gica, pero los an¨¢lisis de riesgos van siendo comunes, aunque el camino es lento¡±.
Prosegur, el l¨ªder del mercado, factura cerca de 4.000 millones en el mundo y est¨¢ fuertemente internacionalizado: en Espa?a su plantilla alcanza los 27.000 empleados sobre un total de 160.000. ¡°Tenemos un crecimiento consistente en ventas y rentabilidad. Nuestra estrategia para crear valor ha empezado a dar resultados¡±, se?al¨® Antonio Rubio, el director financiero, durante la presentaci¨®n del ¨²ltimo balance a los analistas. Es una de las m¨¢s din¨¢micas en la apuesta por la convergencia entre seguridad f¨ªsica y l¨®gica. ¡°El sector se est¨¢ adaptando. El mercado de la ciberseguridad crece a un ritmo del 25% anual. Prosegur tiene un potente departamento¡±, valora Iv¨¢n Rubio, director de la revista Cuadernos de Seguridad.
Nichos de mercado
Eulen, otro gran actor, tambi¨¦n ha girado el enfoque de su negocio. ¡°Llevamos impuls¨¢ndolo desde 2008. Las empresas tienen la necesidad de asegurar todos sus activos, tanto tangibles como intangibles, eso nos ha llevado a integrar servicios de vigilancia con sistemas de seguridad (f¨ªsica y electr¨®nica), inteligencia, ciberseguridad y ciberinteligencia¡±, explica Luciano Valladares, director de Eulen Seguridad. Este a?o esperan alcanzar los 207 millones en facturaci¨®n. Lo que s¨ª han notado, apunta Valladares, es que el principal servicio que disminuye es ¡°la vigilancia convencional¡±, frente a la creciente demanda de acciones en infraestructuras cr¨ªticas. En Securitas Direct, por ejemplo, combinan la innovaci¨®n entre sus centros de Malm? (Suecia, pa¨ªs sede de la empresa) y Madrid. ¡°En ellos trabajan m¨¢s de 350 ingenieros en un gran abanico de especialidades¡±, analiza Cristina Rivas, directora de tecnolog¨ªa. Desde Internet de las cosas hasta procesado de im¨¢genes, reconocimiento de voz, dise?o de interfaces de usuario o big data. ¡°Habitualmente trabajamos de forma simult¨¢nea en cinco o seis innovaciones¡±.
M¨¢s all¨¢ de estos grupos, sin embargo, fuentes empresariales reconocen que la seguridad privada en Espa?a no es un sector lo suficientemente atractivo para captar capital de otros pa¨ªses, ni tampoco brilla por su gran m¨²scu?lo exportador o por su desarrollo tecnol¨®gico. ¡°Estamos poco concienciados, y lo vemos en la poca atenci¨®n que dedicamos a los primeros auxilios o a la protecci¨®n contra incendios. Estamos en un nivel de alerta antiterrorista 4 [considerado alto] y tenemos a los vigilantes presando el servicio con una defensa de goma, lamenta Jos¨¦ Ignacio Olmos, de la Asociaci¨®n de Diplomados Espa?oles en Seguridad y Defensa. ¡°La seguridad siempre se ve como un gasto, y en cambio puede ser una ventaja competitiva¡±.
Una ventana de oportunidad se abre en el corto plazo para que el sector crezca: la Ley de Seguridad Privada, del a?o 2014, contiene un art¨ªculo (el 41.3) que autoriza a que las empresas privadas participen ¡°en la prestaci¨®n de servicios encomendados a la seguridad p¨²blica, complementando la acci¨®n policial¡±. Se ha especulado ¡ªy polemizado mucho¡ª sobre si es l¨ªcito que un vigilante pueda llegar a actuar en una manifestaci¨®n, o haga identificaciones en una zona p¨²blica, por ejemplo. ¡°Antes no est¨¢bamos acostumbrados a que los vigilantes realizasen funciones de escoltas (como en el Pa¨ªs Vasco), que estuviesen en aeropuertos, desempe?asen servicios en aguas internacionales o vigilasen determinados espect¨¢culos, y ahora es normal. La ley, por su t¨¦cnica legislativa, y por una flexibilizaci¨®n del concepto de la v¨ªa p¨²blica, ha abierto la puerta al desarrollo de nuevos servicios que puedan desem?pe?ar las empresas en el futuro¡±, recuerdan en Aproser. ¡°Si tiene sentido la vigilancia de un centro comercial, ?por qu¨¦ no lo tiene en una zona comercial delimitada de una ciudad?¡±, se preguntan. ¡°Cada caso tendr¨¢ que analizarse y el papel que tengamos que desempe?ar lo ir¨¢n definiendo las necesidades¡±.
El reglamento que desarrolla la ley, sin embargo, no se ha aprobado ¡ªcontin¨²a vigente el del a?o 1992¡ª, y con el actual mapa pol¨ªtico no se anticipan cambios muy dr¨¢sticos. ¡°Sin saber su contenido es dif¨ªcil valorar c¨®mo nos va a afectar¡±, piensa el responsable de CC OO. ¡°El tema m¨¢s delicado est¨¢ en servicios de seguridad p¨²blica. Se baraja que puedan ejercerse funciones complementarias, como en otros pa¨ªses de nuestro entorno donde eso est¨¢ m¨¢s avanzado, incluso con patrullas externas controladas por la polic¨ªa ejerciendo sus funciones en la calle. Pueden llegar a detener o participar en funciones policiales¡±. La l¨ªnea roja, para Barrag¨¢n, es ¡°que no se use a los trabajadores como arma arrojadiza. No se les puede poner en situaci¨®n de indefensi¨®n. Polic¨ªas y vigilantes no tienen el mismo oficio¡±. El ejecutivo de Ilunion pronostica que habr¨¢ un nuevo desarrollo dentro del sector de prisiones, los eventos y las infraestructuras cr¨ªticas (las que se consideran estrat¨¦gicas para que funcionen los servicios esenciales del pa¨ªs).
Poca formaci¨®n
?Est¨¢ capacitado el sector para afrontar un mayor papel cuando el 45% de los vigilantes solo ha completado la ense?anza obligatoria y solo el 8% son licenciados o diplomados? ¡°Muchos profesionales no se est¨¢n formando sobre las nuevas v¨ªas de negocio que se abren¡±, juzga Iv¨¢n Rubio. Por ejemplo, s¨®lo las personas acreditadas del sector pueden operar un dron para funciones de seguridad privada. ¡°La ley establece las horas obligatorias de formaci¨®n, pero se deber¨ªa mejorar el reciclaje de los profesionales¡±. Es m¨¢s, a?ade Gianluca D¡¯Antonio, director acad¨¦mico del m¨¢ster en Ciberseguridad del IE, ¡°las nuevas tecnolog¨ªas van m¨¢s r¨¢pido, el mercado de la seguridad avanza hacia otro perfil de empleo y el sector tiene que reflexionar sobre la gesti¨®n de los recursos humanos¡±.
Yendo m¨¢s lejos, hay quien incluso apunta a que la colaboraci¨®n p¨²blico-privada crezca como brazo de los servicios de seguridad ciudadana. ¡°Los responsables de banca ya colaboran con las autoridades en temas de ciberseguridad. Hay otros campos, como la amenaza yihadista, donde se est¨¢ trabajando¡±, a?ade Rubio.
Una profesi¨®n dura y poco reconocida
La Polic¨ªa Local de Fuenlabrada (Madrid) denunci¨® el mes pasado a la empresa de seguridad de un centro comercial de la ciudad porque sus vigilantes acosaban, supuestamente, a clientes homosexuales, gitanos, subsaharianos y magreb¨ªes. Previamente, dos j¨®venes de 18 y 20 a?os hab¨ªan sido expulsados de la zona por besarse mientras paseaban. "La percepci¨®n de los compa?eros que se dedican a la vigilancia no es la mejor", recuerdan en CCOO. Una encuesta de la patronal realizada entre un millar de personas muestra que el 62% valora positivamente las funciones de los vigilantes y que el 57% no los sustituir¨ªa por personal p¨²blico. La mayor¨ªa reconocen que se trata de una profesi¨®n dura y menos de la mitad identifica a los profesionales con una figura de autoridad. El 73% cree que la profesi¨®n no tiene el reconocimiento social y solo el 24% indica que la sensaci¨®n de seguridad es la cualidad m¨¢s valorada. Los ciudadanos, seg¨²n el sondeo, no apuestan porque la presencia de los vigilantes se ampl¨ªe a zonas p¨²blicas: solo el 11% demanda seguridad privada en las calles, el 8% en colegios y universidades y el 8% en jardines y parques.
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