El d¨ªa en el que los empresarios aceptaron las reglas democr¨¢ticas
La CEOE comenz¨® en 1977 a jugar un papel esencial en el desarrollo del pa¨ªs
El 7 de junio de 1977 un nutrido grupo de empresarios se reuni¨® a cenar en el restaurante Medinaceli de Madrid, a la espalda del hotel Palace hoy desaparecido. Hab¨ªan acudido divididos, pero con el prop¨®sito de organizarse para vivir en democracia tras haber perdido la protecci¨®n del sindicato vertical. Se hab¨ªan quedado hu¨¦rfanos tras la desaparici¨®n del sindicato vertical, con el que se sent¨ªan protegidos, mientras los trabajadores estaban mucho mejor estructurados en unos sindicatos que solo tuvieron que cambiar la clavija para dejar la clandestinidad.
A aquel encuentro estaba invitada una representaci¨®n catalana, cuya presencia fue vital para el acuerdo final. Los empresarios catalanes se hab¨ªan mantenido organizados durante el franquismo bajo el paraguas de la bicentenaria Fomento del Trabajo Nacional (entonces solo denominada en castellano). Eso hizo que, tras acordar la integraci¨®n de Fomento, no fuera dif¨ªcil designar a un empresario catal¨¢n, joven, deportista, con idiomas, ligado a la burgues¨ªa barcelonesa y due?o de una empresa exitosa. Se trataba de Carlos Ferrer Salat.
Y as¨ª, el 29 de junio, se constitu¨ªa la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE). Tres meses despu¨¦s se juntar¨ªan 408 delegados de 89 organizaciones territoriales y sectoriales que representaban a m¨¢s de 800.000 empresarios para aprobar los estatutos y los ¨®rganos de Gobierno.
Los empresarios estaban divididos y solo los catalanes estaban organizados
La gran patronal comenzaba a andar. Pero su primera frustraci¨®n fue no participar en los Pactos de la Moncloa (tampoco los sindicatos). Por eso, pusieron en marcha asambleas para llamar la atenci¨®n. Al final, Adolfo Su¨¢rez les recibi¨® en La Moncloa en v¨ªsperas navide?as. Los empresarios pusieron sobre la mesa una serie de exigencias: defensa de la econom¨ªa de mercado, petici¨®n de una ley de huelga, un marco laboral similar al europeo, reducci¨®n del sector p¨²blico y rebaja de impuestos y cotizaciones sociales. La CEOE presume de que desde entonces se la tuvo en cuenta y la Constituci¨®n la reconoci¨® como interlocutor social.
La interlocuci¨®n no tard¨® en dar paso a la concertaci¨®n social. El primer pacto, que firm¨® con UGT y con el rechazo de CC?OO, fue el Acuerdo B¨¢sico Interconfederal (ABI), base del Estatuto de los Trabajadores. Un a?o despu¨¦s los mismos protagonistas firmar¨ªan el Acuerdo Marco Interconfederal (AMI), que redujo la conflictividad laboral un 60%. ¡°Se trataba de organizar las relaciones laborales en un pa¨ªs que en 1979 hab¨ªa tenido 170 millones de horas de huelga (el a?o pasado se perdieron 11 millones)¡±, recuerda el actual presidente, Juan Rosell.
La manzana y el gusano
La gran patronal hab¨ªa entrado en la democracia, y se doctorar¨ªa al rechazar el golpe de Estado de 1981, como destaca Fabi¨¢n M¨¢rquez, consultor y colaborador de la patronal durante a?os. Pero no les hizo mucha gracia la rotunda victoria socialista de octubre de 1982. Hubo que templar gaitas y, por eso, Felipe Gonz¨¢lez y Miguel Boyer (ministro de Econom¨ªa in pectore) se reunieron a cenar con una comitiva empresarial en El Parrill¨®n para forjar un pacto de no agresi¨®n. Todav¨ªa escoc¨ªa el cartel de una manzana con un gusano que los empresarios difundieron en la campa?a electoral contra el PSOE.
Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, que relev¨® a Carlos Ferrer, se mantuvo 23 a?os en el cargo
A aquel encuentro Ferrer acudi¨® con Carlos P¨¦rez de Bricio (dirigente del metal) y el secretario general, Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, al que dejar¨ªa el puesto en 1984. Cuevas era un avispado ejecutivo, chaparro, que no hablaba idiomas ni jugaba al tenis y no era empresario, una caracter¨ªstica que se convirti¨® en debate durante los 23 a?os que estuvo al mando y que sigue siendo objeto de pol¨¦mica sin saber qu¨¦ es mejor.
El dirigente palentino, bajo cuyo mandato se hizo el primer Congreso Nacional de Empresarios, esperaba que el mandato socialista fuera corto. Sin embargo, el PSOE se mantuvo 13 a?os largos, y ¨¦l tuvo que hacer equilibrios entre el necesario di¨¢logo con el Ejecutivo y los sindicatos (Pacto Social de Progreso, en 1991) y su apoyo al PP (y sobre todo a su tocayo Aznar). Fue por aquellas fechas cuando Felipe Gonz¨¢lez le dijo: ¡°Cada d¨ªa me caes mejor, l¨¢stima que no me pueda fiar de ti¡±. Y cuando Aznar gan¨® al tercer intento en 1996, este le ningune¨® todo lo que pudo.
Cuevas, no obstante, sigui¨® su camino, estrechando lazos con los sindicatos (Acuerdo de Negociaci¨®n Colectiva en 2002) y atendiendo las reivindicaciones de la empresa. Dos a?os despu¨¦s le encarg¨® a Juan Rosell, que desde 1995 presid¨ªa la veterana Foment, un proyecto para modernizar la gran patronal.
Todo parec¨ªa indicar que hab¨ªa elegido delf¨ªn; pero el documento se durmi¨® en un caj¨®n y el relevo no se produc¨ªa. Luego lleg¨® el conflicto generado por una desacertada frase de Cuevas respecto a la opa de Gas Natural sobre Endesa. ¡°Es una opa a la catalana, donde hay poco dinero y mucha pol¨ªtica¡±, dijo. Rosell exigi¨® una rectificaci¨®n y las relaciones se deterioraron. Hasta el punto de que, en 2007, Cuevas se decant¨® por Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n, de lo que no tardar¨ªa en arrepentirse.
Fue su segundo gran error (el primero fue haberse mantenido tanto tiempo). La elecci¨®n de D¨ªaz Ferr¨¢n, que apenas recibi¨® rechazos, fue un fiasco. Aunque al empresario tur¨ªstico se le reconoce que trat¨® de cambiar la estructura, no tuvo reparos en aprovecharse del cargo en beneficio propio, lo que le llev¨® a dimitir en 2010 y, a la postre, a prisi¨®n. En su mandato, fue sonado el portazo que dio a Zapatero tras haber acordado apoyar la negociaci¨®n colectiva.
Y entonces Rosell tuvo la segunda oportunidad, en plena crisis y con el proceso secesionista catal¨¢n al alza. Poca broma. Gan¨® las elecciones a Santiago Herrero, presidente de la patronal andaluza que se hab¨ªa opuesto al nombramiento de D¨ªaz Ferr¨¢n (perdi¨® 9 a 2 en la ejecutiva de Cuevas), y lleg¨® con un librillo lleno de notas. De ah¨ª surgi¨® la regeneraci¨®n plasmada en el C¨®digo ?tico y de Buen Gobierno que, entre otras cosas, limita los mandatos a ocho a?os. Tras haber aplicado una renovaci¨®n lenta, se ha preocupado por la innovaci¨®n, la internacionalizaci¨®n y el tama?o de la empresa, as¨ª como buscar nueva financiaci¨®n tras haber perdido la fuente principal que ten¨ªa con la formaci¨®n.
Una sopa de organizaciones
Al igual que pas¨® con los partidos, durante la Transici¨®n brotaron movimientos empresariales, con tres organizaciones destacadas: la Confederaci¨®n General de Empresarios (CGE), que encabezaba el vasco Luis Olarra; la Agrupaci¨®n Empresarial Independiente (AEI), dirigida por Max Maz¨ªn, y la Confederaci¨®n Empresarial Espa?ola (CEE), impulsada por Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n, que ser¨ªa ministro con Su¨¢rez. A su alrededor destacaron otros dirigentes: Arturo Gil, Jos¨¦ Antonio Segurado, Felix Mansilla, Enrique Kaibel, Celso Garc¨ªa, Juan Manuel de Mingo, Ignacio Briones, Javier Gonz¨¢lez Estefani, Javier Ferrer, el catal¨¢n Alfredo Molinas o el andaluz Otero Luna... En paralelo, se hab¨ªa formado el C¨ªrculo de Empresarios por iniciativa del exministro Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez de Letona.
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