Si el PIB se ha recuperado, ?por qu¨¦ no se nota tanto?
La econom¨ªa ha restablecido los niveles previos a la crisis, pero la renta disponible de los hogares tardar¨¢ m¨¢s en recobrarse
26 de abril de 2013. Tras el Consejo de Ministros, comparecieron cariacontecidos la vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, el titular de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, y el ministro de Econom¨ªa, Luis de Guindos. Con la imagen de esos tres semblantes adustos, el Gobierno escenific¨® en esa rueda de prensa una suerte de funeral de la econom¨ªa espa?ola. Presionados por Bruselas, ten¨ªan que recortar el d¨¦ficit p¨²blico en unos 25.000 millones en cuesti¨®n de meses. De llevar a cabo semejante ajuste, la recuperaci¨®n se habr¨ªa hecho imposible. Y eso lo plasm¨® entonces el Ejecutivo en unas previsiones desalentadoras: la econom¨ªa no lograr¨ªa crecer por encima del 1% hasta tres a?os m¨¢s tarde, en 2016. El FMI y la Comisi¨®n Europea corroboraron esos pron¨®sticos. El drama parec¨ªa no tener fin tras seis a?os de crisis. Por aquel entonces ya se hab¨ªa desplomado casi un 10% del PIB. Era el punto m¨¢s bajo de la crisis. En las siguientes encuestas, cundi¨® el des¨¢nimo y la intenci¨®n de voto al PP se hundi¨®.
Llega el 29 de mayo de 2013. En esa fecha la Comisi¨®n Europea atiende la petici¨®n desesperada del Gobierno espa?ol y suaviza el ajuste fiscal. Bruselas abre la mano y permite que el recorte se reduzca desde los 25.000 a los 5.000 millones. Es m¨¢s: el plazo para reconducir el agujero presupuestario por debajo del 3% del PIB se ampl¨ªa varios a?os hasta el horizonte de 2016.
En 2009, el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero hab¨ªa intentado responder al desplome de la econom¨ªa con una expansi¨®n del gasto p¨²blico, aprovech¨¢ndose de una deuda todav¨ªa baja. Pero el incremento del gasto dispar¨® las alarmas en los mercados y, por ende, en la prima de riesgo. Los inversores no estaban dispuestos a financiar una deuda que crec¨ªa como una bola de nieve. Aunque Zapatero acab¨® tomando medidas para reconducir las cuentas, las comunidades siguieron gastando como si no hubiera ma?ana. El d¨¦ficit se hac¨ªa insostenible. Pero desde 2013 en adelante, el Gobierno de Mariano Rajoy tuvo una ventaja de la que no disfrut¨® Zapatero. ¡°De la prima de riesgo se pas¨® al primo de Zumosol, el presidente del BCE, Mario Draghi¡±, comenta con sorna el economista Jos¨¦ Carlos D¨ªez.
Conforme la intervenci¨®n de Draghi obraba maravillas sobre una prima de riesgo a la baja, el recorte presupuestario se pospuso con la vista puesta en las elecciones de 2015: el ajuste de personal de las Administraciones iniciado en 2012 se frena en la recta final de 2013. Se restablece la paga extra de los funcionarios, que pone en circulaci¨®n 4.000 millones. Y se aprueba un nuevo plan de pago a proveedores que inyecta unos 13.000 millones a la econom¨ªa. Durante los a?os siguientes, el Ejecutivo aprueba una serie de rebajas de impuestos con tintes electoralistas que impiden embridar el d¨¦ficit. Seg¨²n la Agencia Tributaria, la rebaja pone cerca de 12.000 millones en los bolsillos de contribuyentes y empresas. Por eso, todav¨ªa hoy el d¨¦ficit de Espa?a contin¨²a por encima del de cualquier otro pa¨ªs de la zona euro.
Y ese impulso fiscal se ve espoleado por tres vientos de cola. La inseguridad de los destinos competidores en el Mediterr¨¢neo lleva al turismo espa?ol hacia cifras r¨¦cord. La prima de riesgo se ve secuestrada por la intervenci¨®n del BCE y deja de ser un indicador de riesgo. Los tipos negativos hunden el eur¨ªbor, lo que con las hipotecas en tipos variables supone un ahorro para las familias de unos 40.000 millones solo en 2016 frente a lo que pagaron en 2008, seg¨²n el INE. Y el precio del crudo desciende hasta el punto de que, seg¨²n cifras de Comercio, brinda un ahorro en la factura energ¨¦tica de unos 40.000 millones entre 2015 y 2016.
Y luego est¨¢n las reformas del Gobierno: ¡°Las empresas tienen cuatro costes en su escandallo: el laboral, el fiscal, el financiero y el energ¨¦tico. Se puede criticar que lo hayamos hecho peor o mejor, pero hemos aprobado cuatro reformas que atacan esos costes¡±, reiteraba en los foros empresariales ?lvaro Nadal, a la saz¨®n jefe de la oficina econ¨®mica de Moncloa y ahora ministro de Energ¨ªa.
Desde la entrada del euro hasta 2008, la econom¨ªa hab¨ªa perdido un 20% de su competitividad, seg¨²n c¨¢lculos del Banco de Espa?a. Es decir, hab¨ªa que recuperarla desesperadamente. Antes se recurr¨ªa a devaluaciones de la peseta. O lo que es lo mismo, se ganaba competitividad a costa de la capacidad adquisitiva. Pero en esta crisis no hab¨ªa moneda propia y la forma ideal de recuperarla consist¨ªa en aumentar la productividad. Solo que eso tardaba tiempo. As¨ª que en 2008 solo qued¨® rebajar costes y precios. Y lo m¨¢s f¨¢cil de recortar fue el empleo. En un primer momento, se opt¨® por despedir sin tocar los sueldos. Lo cual result¨®, seg¨²n relata el Banco de Espa?a en su informe anual del a?o pasado, en un empeoramiento de la recesi¨®n. A partir de 2012, las empresas empezaron a acometer el ajuste por la v¨ªa de los salarios, en parte gracias a las facilidades que les conced¨ªa la reforma laboral y la contenci¨®n salarial promovida por el acuerdo entre patronal y sindicatos. En ese contexto, la flexibilidad contribuy¨® a preservar puestos de trabajo, se?ala el supervisor.
Contenci¨®n salarial
A su vez, esa contenci¨®n de los costes laborales permiti¨® poco a poco exportar m¨¢s, atraer la inversi¨®n y, por tanto, contratar m¨¢s. Como indica el Banco de Espa?a, aunque los salarios fuesen m¨¢s bajos, al haber en la unidad familiar m¨¢s personas trabajando se propici¨® una mejora del consumo. Y en cuanto se perdi¨® el miedo a quedarse sin trabajo, la demanda que estaba embalsada en ahorros se dispar¨® de nuevo.
Y as¨ª llega la recuperaci¨®n. Ahora el PIB ha restablecido los niveles perdidos de 2008. Sin embargo, el descontento persiste. Y en los n¨²meros se puede explicar una parte de ese malestar. En primer lugar, se est¨¢ produciendo lo mismo con 1,9 millones de empleos menos. Eso supone una ganancia de competitividad brutal. Pero mucha gente se ha quedado fuera. Seg¨²n un estudio de BBVA Research, el 80% de la desigualdad generada se debe al desempleo.
Y eso se traduce en que las rentas del trabajo han perdido su peso en el PIB. En 2008 representaban el 50%, frente al 41,3% de las empresas y el 8,8% de impuestos. Con datos del primer trimestre de 2017, el reparto es del 46,9% para los asalariados, el 42,8% para las empresas y el 10,2% para los impuestos. Estas cifras hay que tratarlas con cautela, pues las rentas empresariales incluyen a los aut¨®nomos o la imputaci¨®n de alquileres. Y esos impuestos son los indirectos. Pero en cualquier caso se vislumbra un patr¨®n: ¡°En gran parte debido a que el empleo no se ha recuperado, se observa una transferencia de la remuneraci¨®n de los asalariados a los excedentes de las empresas¡±, subraya el analista Jos¨¦ Domingo Rosell¨®.
Pero el ajuste no lleg¨® solo por el recorte de puestos de trabajo. Tambi¨¦n toc¨® los sueldos. ¡°El coste energ¨¦tico baj¨® por el petr¨®leo. Los costes financieros por Draghi. En realidad, el Gobierno solo tuvo mano para presionar sobre los costes laborales. De dos formas: legisl¨® para que fuera m¨¢s f¨¢cil y barato despedir y, por otro lado, facilit¨® bajar los salarios. Y el miedo al desempleo hizo el resto¡±, razona Carlos Mart¨ªn, director del gabinete econ¨®mico de CC OO.
Aunque con datos hasta 2014, el ?ndice de Precios del Trabajo del INE analiza una misma cesta de empleos durante la crisis. Y los resultados desvelan que, una vez descontada la inflaci¨®n, la p¨¦rdida de poder de compra alcanz¨® el 9% entre 2008 y 2014.
Y si esas menores rentas se distribuyen per c¨¢pita, la renta disponible resulta todav¨ªa menor. El PIB per c¨¢pita no se recuperar¨¢ hasta finales de 2017 o principios de 2018, seg¨²n predicciones de BBVA. Y la renta disponible per c¨¢pita todav¨ªa tardar¨¢ m¨¢s. Todo ello se traduce en que los ciudadanos est¨¢n consumiendo ahora menos que en 2008. Como argumenta el catedr¨¢tico Jes¨²s Fern¨¢ndez-Villaverde en el blog Nada es Gratis, la producci¨®n no es igual a la demanda. Es decir, aunque se ha recobrado la producci¨®n, hay una parte que se exporta y no se consume en Espa?a. Lo que contribuye a que no se sienta el mismo grado de bienestar. ¡°Si el PIB era 100 en 2008, la demanda entonces era el 109,6%, y eso generaba un d¨¦ficit con el exterior del 9,6% del PIB. En cambio, ahora la demanda es el 97,9%. El consumo es mucho menor. Antes el consumo y la inversi¨®n de los hogares no se correspond¨ªan con lo que se produc¨ªa y eso se pagaba con cargo a deuda¡±, explica el economista de BBVA Rafael Dom¨¦nech.
El otro motivo de que la recuperaci¨®n no se note tanto radica en c¨®mo se distribuye esta, es decir, la desigualdad. En general, los expertos se?alan la polarizaci¨®n que existe en el mercado de trabajo entre los que han mantenido el empleo y los que lo perdieron. ¡°Los que se mueven pierden sueldo al haberse quedado sin ocupaci¨®n y empezar una nueva. Ah¨ª reside el grueso de la devaluaci¨®n¡±, sostiene Jos¨¦ Ignacio Garc¨ªa P¨¦rez, de la Universidad Pablo de Olavide.
Y diversas estad¨ªsticas confirman este hecho: aunque el ¨ªndice Gini que mide la desigualdad ha mejorado muy levemente gracias al incremento del empleo, si se analiza el Gini exclusivamente de los asalariados, se detecta que la desigualdad sigue ampli¨¢ndose con datos de 2015. En esta misma l¨ªnea, seg¨²n la Encuesta de Estructura Salarial del INE, en 2015 los grupos menores de 40 a?os cobraron menos que un a?o antes. Por el contrario, para los mayores de esa edad las retribuciones medias subieron o se mantuvieron. Y en los ¨²ltimos datos del INE publicados el pasado viernes, el salario bruto medio de 2016 retrocedi¨® un 0,3%. Y la explicaci¨®n se halla una vez m¨¢s en el efecto composici¨®n: los que entran tienen salarios m¨¢s bajos que los que se jubilan. De lo que se deduce que hay una importante brecha generacional.
La formaci¨®n, clave
La desigualdad se halla tambi¨¦n en las condiciones de los contratos. El 60% del empleo generado en la recuperaci¨®n es temporal. Y el n¨²mero de contratos mensuales alcanza cotas r¨¦cord, lo que significa que hay mucha m¨¢s rotaci¨®n en el trabajo. ¡°Otro elemento de precarizaci¨®n es el abuso del tiempo parcial no deseado¡±, concluye el portavoz de Econom¨ªa del PSOE, Pedro Saura.
Adem¨¢s, se percibe mucha polarizaci¨®n seg¨²n el nivel de estudios. Pese a que el empleo crece m¨¢s en la hosteler¨ªa, un informe de Mar¨ªa Jes¨²s Fern¨¢ndez de Funcas revela que la ocupaci¨®n de mayor formaci¨®n ha generado el 58% del empleo. De ah¨ª que no se pueda decir que todo el empleo nuevo sea de mala calidad. El problema estriba en que entre 2014 y 2016 solo el 11% de los puestos creados han sido ocupados por trabajadores con formaci¨®n baja, entendida como inferior a la secundaria. Y ello a pesar de que este tipo de mano de obra supone el 38% de la poblaci¨®n activa. As¨ª que la formaci¨®n desempe?a un papel decisivo en la desigualdad, en un contexto en el que la tecnolog¨ªa reduce el empleo poco cualificado y aumenta el cualificado.
Otro factor que explica el descontento es la inflaci¨®n. Con esta exist¨ªa la ilusi¨®n de que los sueldos sub¨ªan aunque perdiesen capacidad adquisitiva. Desde ahora, los salarios podr¨¢n subir, pero vigilando la evoluci¨®n de los pa¨ªses competidores si no queremos repetir los errores del pasado, se?alan los expertos.
Un reparto de la tarta distinto
Los sectores que han ganado peso en el PIB son las exportaciones, las actividades profesionales, las comunicaciones y la hosteler¨ªa. En cambio, se ha hundido la construcci¨®n y caen los servicios financieros e inmobiliarios y la industria. El sector exportador y los profesionales son m¨¢s productivos y precisan menos mano de obra. La hosteler¨ªa necesita trabajadores, aunque con peores condiciones: antes de la gran recesi¨®n la temporalidad era m¨¢s alta por el ladrillo. Pero esa temporalidad estaba mejor retribuida.
Por otra parte, llama la atenci¨®n que el sector p¨²blico consuma ahora m¨¢s. En opini¨®n de Fern¨¢ndez-Villaverde, se ha parado la tendencia de aumento del gasto pero no ha bajado la cantidad. De hecho, este se ha reorientado hacia las pensiones, cuya partida crec¨ªa a ritmos superiores al PIB. La nueva redistribuci¨®n de los impuestos tambi¨¦n explica el menor poder de compra. Seg¨²n un estudio del Banco de Espa?a previo a la crisis, ya entonces se estimaban 2 puntos de PIB de recaudaci¨®n asociada al inmobiliario. Tras el estallido de la burbuja, cabe pensar que esa recaudaci¨®n supon¨ªa mucho m¨¢s. Solo que era m¨¢s f¨¢cil pagarla porque se escond¨ªa en la hipoteca. Ahora la estructura ha cambiado y el IRPF recauda un poco m¨¢s del contribuyente al haber suprimido la deducci¨®n a la compra de vivienda. Y el tipo medio efectivo del IVA se ha disparado del 11,1% en 2009 al 15,4% en 2016.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.