Lecciones del caso Uber

La revoluci¨®n tecnol¨®gica digital puede ser la primera que venga hist¨®ricamente impulsada por un aire de democratizaci¨®n. No sin pegas. La econom¨ªa colaborativa abre un universo de posibilidades para acceder a servicios acabando con el poder de monopolio de ciertos colectivos , pero el ajuste no es simple. Las posibilidades ligadas a esta econom¨ªa tal vez se han exagerado, en la medida en que en ocasiones se ha asegurado que algunos servicios ser¨ªan gratuitos cuando, en realidad, una vez y otra se demuestra que nada es gratis.

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Como indica el propio concepto, las ventajas surgen de compartir recursos en torno a tecnolog¨ªas de la informaci¨®n: la producci¨®n, el conocimiento e, incluso, la financiaci¨®n. Un caso conocido es el de Uber. Su reciente prohibici¨®n (preliminar y sujeta a recurso) en Londres ¡ªdebido a problemas de seguridad y de control¡ª ha reabierto una pol¨¦mica que hab¨ªa llegado a ser muy agria e, incluso, violenta. Este rev¨¦s para Uber ¡ªempresa que ya hab¨ªa estado en las noticias por una importante crisis de car¨¢cter corporativo en el ¨²ltimo a?o¡ª ha ocurrido adem¨¢s en Londres, s¨ªmbolo de la globalizaci¨®n y liberalizaci¨®n donde, sin embargo, el sector del taxi tradicional es uno de los m¨¢s poderosos de Europa.

No faltan argumentos a favor y en contra de esta clase de nuevos operadores en el transporte p¨²blico y en otros servicios. Parece obvio que empresas como Uber suponen una p¨¦rdida de rentas para los titulares de licencia de taxi que, en algunos casos, han excedido la naturaleza de esa concesi¨®n. El resultado es que esas licencias aumentaron su valor de forma desproporcionada y ahora parece l¨®gico que resulte un drama para muchos taxistas enfrentarse a la ca¨ªda abrupta del valor. No es la primera vez en la historia que un cambio tecnol¨®gico genera una disrupci¨®n sectorial con un importante ajuste en las rentas.

Tampoco faltan argumentos leg¨ªtimos para los taxistas. Ellos deben superar determinadas pruebas de conocimientos y de idoneidad para el puesto. Sus taxis deben cumplir ciertos requisitos de calidad y de aseguramiento. Pero ninguna de estas cuestiones parece insalvable para los nuevos competidores.

Puesto que los clientes de Uber eval¨²an y punt¨²an a los conductores, estos tambi¨¦n se ven sujetos a escrutinio. Cierto es que las rese?as de los consumidores imponen unos est¨¢ndares m¨¢s laxos, en particular sobre cuestiones de dif¨ªcil observaci¨®n por los clientes: condiciones laborales, est¨¢ndares de informaci¨®n sobre rutas, facturaciones o seguros de responsabilidad, todas ellas cuestiones cr¨ªticas en el proceso abierto en la capital brit¨¢nica.

Por otro lado, si Uber y plataformas similares no ofrecieran ventajas no ser¨ªan los preferidos de muchos usuarios, ni generar¨ªan medio mill¨®n de firmas en su defensa en 24 horas, como ha sucedido en Londres. Una regulaci¨®n homog¨¦nea puede ser ineficiente si elimina las ventajas de los nuevos canales. Pero una deficiente regulaci¨®n puede acabar siendo un problema en t¨¦rminos de seguridad y protecci¨®n del consumidor.