Sindicatos y huelgas pol¨ªticas ilegales en el ¡®proc¨¦s¡¯
No cabe la menor duda de que la ¨²ltima de las huelgas convocadas por un sindicato minoritario en Catalu?a vulnera la legalidad vigente aqu¨ª y lo har¨ªa en cualquier legislaci¨®n en Europa
Los actores pol¨ªticos del proc¨¦s han pretendido forzar que el conjunto de las instituciones sociales catalanas se involucren en el mismo, forz¨¢ndolas a actuar m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito que les corresponde. Ejemplo paradigm¨¢tico es lo sucedido con los sindicatos, presionados para identificarse con el independentismo y poner a su servicio su estructura y facultad exclusiva de convocar huelgas.
Frente a ello, los dos sindicatos representativos en Catalu?a, CCOO y UGT, a pesar de la tensi¨®n sufrida, han logrado elaborar un discurso propio, marcando distancias frente a unos y otros. Tales sindicatos se caracterizan por integrar afiliados de todos los colores pol¨ªticos, en los que coexisten la riqueza y complejidad de la diversidad catalana y, en ¨²ltima instancia, constituyen un veh¨ªculo de recuperaci¨®n de la convivencia ciudadana y referente del di¨¢logo imprescindible para superar el actual bloqueo institucional.
A resultas del fracaso del intento de que lo hiciesen los sindicatos representativos, los actores del proc¨¦s buscaron un suced¨¢neo para que convocase las huelgas en el momento que les interesase. Ateni¨¦ndonos a las conductas de sus protagonistas y a su contexto, no cabe la menor duda de que la ¨²ltima de las huelgas convocadas por un sindicato minoritario en Catalu?a, m¨¢s all¨¢ de las apariencias, exhibe un objetivo exclusivamente pol¨ªtico que, como tal, no s¨®lo vulnera la legalidad vigente aqu¨ª, sino que ser¨ªa considerada ilegal por cualquier legislaci¨®n en Europa.
Los actores del proc¨¦s han practicado constantemente el juego de la ambig¨¹edad, intentando evitar las actuaciones judiciales bajo una simulaci¨®n de legalidad formal, cuando materialmente es palpable su violaci¨®n. En este caso, para ocultar la finalidad de que la huelga es una herramienta instrumental del proc¨¦s, se alegan te¨®ricas motivaciones laborales, pero que resulta imposible creer que son las reales: se protesta frente a una reforma laboral que se adopt¨® hace ya m¨¢s de cinco a?os, contra unas sentencias del Tribunal Constitucional contra leyes sociales catalanas indeterminadas y contra la autorizaci¨®n del Gobierno de cambio de sede social de empresas fuera de Catalu?a, sin explicar por qu¨¦ se hace ahora cuando ya se ha reducido la sangr¨ªa y no cuando se produjo su aplicaci¨®n en masa.
Por el contrario, hay conductas y hechos que evidencian la estrecha conexi¨®n entre el desarrollo de la huelga y el concreto momento pol¨ªtico en Catalu?a: desconocimiento en la opini¨®n p¨²blica de los motivos laborales de la huelga con publicidad subliminal de que su finalidad es reactiva a las medidas adoptadas en Madrid; huelga incitada por parte de actores no sindicales; un sindicato convocante casi desconocido ausente de efectiva implantaci¨®n; convocatorias, suspensiones y desconvocatorias coincidentes con precisos acontecimientos pol¨ªticos, sin explicar las razones de tales cambios; huelga de ¨¢mbito catal¨¢n cuando los motivos oficiales afectan a todo el territorio espa?ol; oposici¨®n de otros sindicatos realmente representativos que pueden compartir los motivos oficiales pero no los reales.
Deber¨ªa matizarse que ilegalidad no implica conducta delictiva y que s¨®lo quienes participen activamente en la misma podr¨¢n ser despedidos; pero que tal huelga es ilegal resulta a todas luces indiscutible.
Jes¨²s Cruz Villal¨®n es catedr¨¢tico de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
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