Menos reciclas, m¨¢s pagas: el futuro de la basura
El pago por generaci¨®n funciona en varios pa¨ªses europeos (y en 13 municipios espa?oles)
Una ducha r¨¢pida no vale lo mismo que un ba?o de 20 minutos. Dejar puesta la calefacci¨®n todo el d¨ªa es caro; encenderla solo cuando notamos el fr¨ªo supone un ahorro. Vivimos en un mundo en el pagamos por lo que consumimos. A ese mismo principio se ci?e el pago por generaci¨®n, un modelo de gesti¨®n de la basura que funciona en varios pa¨ªses europeos (y en 13 peque?os municipios espa?oles) y enarbola el ¡°quien contamina, paga¡±. Es decir: los ciudadanos que ensucien m¨¢s abonar¨¢n una cantidad mayor, y los que menos lo notar¨¢n para bien en sus bolsillos.
El sistema se basa en contar cu¨¢ntos desechos generamos individualmente. Para ello existen dos v¨ªas: la recogida puerta a puerta de bolsas de residuos que identifiquen a cada usuario, o el contenedor de calle al uso, que solo se abrir¨ªa con una tarjeta personal. Despu¨¦s, en funci¨®n del peso o volumen de lo recogido, se aplicar¨ªa una tasa acorde con una parte fija para cubrir los costes de gesti¨®n y una variable calculada seg¨²n lo generado.
En un escenario perfecto, aquel que separe y deposite en el contenedor cada una de los cinco flujos (envases pl¨¢sticos, met¨¢licos y briks, vidrio, papel y cart¨®n, org¨¢nica y resto) solo abonar¨ªa por la fracci¨®n resto, la "basura" de toda la vida, en la que tienen cabida pa?ales, restos de barrido, fotograf¨ªas, colillas o platos rotos, como aqu¨ª lista el Ministerio. Silvia Ayerbe, directora de estrategia de Ecoembes, la organizaci¨®n que coordina el reciclaje en Espa?a, recuerda que en la actualidad los ciudadanos ya est¨¢n pagando por la gesti¨®n de los residuos: "Con el nuevo modelo, las personas que reciclen m¨¢s pagar¨¢n menos porque a los Ayuntamientos les ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil y barato procesar los desechos", resume.
En Espa?a esta alternativa opera en 13 municipios cuyas poblaciones suman en total menos de 50.000 habitantes: Esporles, Binissalem, Porreres, Bunyola, Santa Mari¨¢, Alar¨®, Campanet, Mancor de la Vall y B¨²ger (Baleares), Argentona, Miravet y Rasquera (Catalu?a), Usurbil (Pa¨ªs Vasco). En ellos se seleccionan las cinco fracciones y un calendario espec¨ªfico marca los d¨ªas de la recogida puerta a puerta.
Como resultados principales, en algunos casos se ha logrado prevenir la generaci¨®n hasta en un 20%, y en todas las ocasiones se incrementa la recogida selectiva entre un 30% y un 170%, seg¨²n un estudio de Ecoembes. "All¨ª donde funciona se alcanzan tasas de reciclaje del 80%", detalla Ayerbe. Una cifra superior al 50% exigido por Bruselas para 2020 que tambi¨¦n cumplir¨ªa con los objetivos del Paquete de Econom¨ªa Circular 2025-2030.
Una receta para cada ciudad
Uno de los condicionantes a los que se enfrenta el pago por generaci¨®n es la configuraci¨®n de las ciudades. Cada municipio, por su orograf¨ªa, urbanizaci¨®n y particularidades, plantea una situaci¨®n ¨²nica. En las localidades donde ha prosperado¨Csemirurales, de escasa poblaci¨®n y viviendas horizontales¨C, el bolseo se ha demostrado el m¨¦todo id¨®neo. Pero este sistema no se puede extrapolar a urbes plagadas de altos edificios de apartamentos.
"En una ciudad vertical el puerta a puerta es econ¨®micamente inviable", se?ala Alfonso Laruelo, responsable de relaciones e informaci¨®n ciudadana de Emulsa, la organizaci¨®n que gestiona la fracci¨®n resto y la materia org¨¢nica en Gij¨®n. "Hay que adaptar el modelo a cada geograf¨ªa".
Precisamente en la ciudad norte?a, donde la mayor¨ªa de sus 300.000 habitantes viven en el casco antiguo, ya se est¨¢n llevando a cabo peque?as experiencias piloto que esbozan lo que est¨¢ por venir. Entre ellas, cuenta Laruelo, uno de los participantes del coloquio El reciclaje en las ciudades del futuro de Ecoembes, una tarjeta ciudadana para abrir los nuevos contenedores selectivos de la urbe, en la que adem¨¢s se ha renovado recientemente la flota de recogida por camiones impulsados de GNV. "Es fundamental evitar alarmismos con el pago por generaci¨®n", dice Laruelo, "y para ello hay que invertir en comunicaci¨®n y explicar bien a la ciudadan¨ªa en qu¨¦ consiste".
B¨¦lgica, ejemplo europeo
Uno de los pa¨ªses donde impera el "quien contamina, paga" es B¨¦lgica. Su tasa del reciclaje es del 52%, seg¨²n la ¨²ltima actualizaci¨®n de Eurostat, una de las m¨¢s altas del continente. "Durante 20 a?os nos hemos planteado como sociedad c¨®mo nos financiamos para gestionar los residuos", explica Lieven Capon, director de desarrollo de negocio de Fost Plus, la entidad que impulsa el reciclaje de envases belga. "No es f¨¢cil cambiar de modelo, pero es necesario para una sociedad y un planeta mejor".
El pay-as-you-throw exige un alto nivel de control para evitar fraudes como el llamado turismo de basuras, que no es otra cosa que tirar las bolsas en otras localidades para esquivar el pago, un problema extendido en Europa y que padecen varios municipios espa?oles. "A veces hay que tomar decisiones dif¨ªciles para mantener el buen funcionamiento", se?ala Capon, "como son las sanciones econ¨®micas".
Seg¨²n datos de Fost Plus, el 91% de los belgas recicla, una pr¨¢ctica que lleva a?os imbricada en su ADN y consideran igual o m¨¢s importante que "instalar paneles solares o montar en bicicleta". Otras naciones como Austria, Finlandia, Suecia e Irlanda, este ¨²ltimo hace menos de un a?o, tambi¨¦n han adoptado el sistema. Francia, por su parte, ultima un plan para extenderlo a unos 25 millones de habitantes.
En B¨¦lgica ya se ha logrado, explica Capon, superar la separaci¨®n entre el comportamiento p¨²blico y privado en cuanto a cuidado de los residuos, y entre el individuo particular y los grandes generadores en cuanto a exigencias. "Tenemos las mismas reglas para ciudadanos y para establecimientos", explica Capon. "Pero todo lleva su tiempo: yo nac¨ª en un mundo en el que el pago por generaci¨®n era ya la norma".
Horizonte 2030
Los expertos coinciden en que para aumentar la tasa de reciclaje en Espa?a (un 30%, seg¨²n Eurostat), el camino pasa por el pago por generaci¨®n y el tratamiento de la materia org¨¢nica ¨Cfracci¨®n que supone el 40% de lo que tiramos¨C, cuyo compostaje est¨¢ bonificado en la mayor¨ªa de municipios donde rige este modelo. "Palancas para lograrlo hay", sostiene Ayerbe. "Tenemos que cambiar muchas inercias, pero una inversi¨®n en medioambiente siempre es beneficiosa a medio y largo plazo". La tecnolog¨ªa para facilitar el cambio apunta a la sensorizaci¨®n y el internet de las cosas, un terreno en el que ya se est¨¢n desarrollando proyectos para conocer al mil¨ªmetro los h¨¢bitos de la poblaci¨®n y que los Ayuntamientos optimicen los programas de recogida.
Como punto de partida, Ecoembes ha realizado un an¨¢lisis sobre el tr¨¢nsito hacia el pago por generaci¨®n, cuyo borrador est¨¢ en manos del ministerio de Medio Ambiente (aunque la competencia final es de los Ayuntamientos). En ¨¦l se especifican los cambios formales y log¨ªsticos que exigir¨ªa la conversi¨®n. Un proceso que, estima Ayerbe, se podr¨ªa extender hasta 2030 entre adaptaciones normativas, pruebas y campa?as de comunicaci¨®n.
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