El fraude de los ¡®halcones¡¯ del presupuesto
El ¨²nico objetivo de los republicanos siempre ha sido transferir riqueza de los pobres a los ricos
In 2011, los republicanos de la C¨¢mara de Representantes, liderados por Paul Ryan, emitieron un informe lleno de funestas advertencias sobre los peligros de los desequilibrios presupuestarios. ¡°Estados Unidos est¨¢ bajo una carga de deuda aplastante¡±, declaraba, y advert¨ªa sobre una inminente crisis fiscal que podr¨ªa en breve ¡°trastornar¡± la econom¨ªa. Citando los horrores de los grandes d¨¦ficit, los republicanos se negaron a subir el techo de endeudamiento federal, y amenazaron con provocar una tormenta financiera, chantajeando de hecho al presidente Barack Obama para obligarle a recortar el gasto en programas nacionales.
?Eran tan grandes estos aterradores desequilibrios? En el ejercicio fiscal de 2012, el d¨¦ficit federal fue de 1,09 billones de d¨®lares. Buena parte del mismo era, sin embargo, consecuencia directa de una depresi¨®n econ¨®mica que frenaba los ingresos y aumentaba los desembolsos en prestaciones por desempleo y otros programas de protecci¨®n social. La brecha se fue reduciendo r¨¢pidamente en los siguientes a?os, a medida que la econom¨ªa fue recuper¨¢ndose.
Esta semana, los republicanos, que acaban de promulgar una enorme reducci¨®n de impuestos, han aceptado alegremente un acuerdo presupuestario que, seg¨²n expertos independientes, situar¨¢ el d¨¦ficit del pr¨®ximo a?o en aproximadamente 1,15 billones de d¨®lares, mayor que en 2012. Es cierto que en porcentaje del PIB no igualar¨¢ los n¨²meros rojos de 2012; pero esta vez ninguna parte de ese desequilibrio se deber¨¢ a la depresi¨®n econ¨®mica.
Esperen, que es a¨²n peor. En 2012 hab¨ªa fuertes razones econ¨®micas para soportar d¨¦ficits presupuestarios. La econom¨ªa segu¨ªa sufriendo las consecuencias de la crisis financiera de 2008. El desempleo rondaba el 8%. Y la Reserva Federal, que normalmente toma la delantera en la lucha contra las depresiones, dispon¨ªa de muy poca munici¨®n: ya hab¨ªa reducido a cero los tipos de inter¨¦s, y su pol¨ªtica de ¡°expansi¨®n cuantitativa¡± ¡ªcomprar deuda a m¨¢s largo plazo¨C ten¨ªa una eficacia cuestionable. (Y Ryan, entre otros, atac¨® con ferocidad los esfuerzos de la Reserva, afirmando ¡ªerr¨®neamente¡ª que ¡°devaluar¨ªan la moneda¡±).
El estado de la econom¨ªa en 2012 era exactamente el tipo de situaci¨®n en la que es de hecho bueno mantener d¨¦ficits presupuestarios, porque ayudan a sostener el gasto total. En cambio, no hay un razonamiento comparable para defenderlos en la actualidad, cuando la econom¨ªa se acerca al pleno empleo y la Reserva Federal va a subir los tipos de inter¨¦s para prevenir una posible inflaci¨®n. (A lo mejor la Reserva se est¨¢ apresurando, pero el contraste con 2012 sigue siendo extremo).
Si acaso, deber¨ªamos aprovechar esta ¨¦poca de relativo pleno empleo para reducir la deuda, o al menos reducirla con respecto al PIB. ¡°La expansi¨®n, no la depresi¨®n, es el momento adecuado para la austeridad del Tesoro¡±, escrib¨ªa John Maynard Keynes. Pero los republicanos le han dado la vuelta a ese sabio consejo. Est¨¢n proporcionando m¨¢s est¨ªmulo a una econom¨ªa con un desempleo del 4% del que estuvieron dispuestos a aportar a una econom¨ªa con un desempleo del 8%.
Muchos ¡°an¨¢lisis de la actualidad¡± se han preguntado por qu¨¦ los republicanos han cambiado de opini¨®n respecto a gastar m¨¢s de lo que se recauda. Pero seamos serios: su opini¨®n no ha cambiado en absoluto. Lo cierto es que la deuda y los d¨¦ficits nunca les han preocupado; ha sido una mentira todo el tiempo. Lo ¨²nico que ha cambiado es que ahora hay un republicano en la Casa Blanca.
?C¨®mo sabemos que los republicanos nunca han sido sinceros respecto al d¨¦ficit? Era algo evidente, incluso entonces, para cualquiera que analizase sus propuestas fiscales. Estas propuestas siempre implicaban gigantescas reducciones de impuestos para los ricos ¡ªqu¨¦ curioso¡ª compensadas con salvajes recortes en las prestaciones sociales. Aun as¨ª, las afirmaciones de que los d¨¦ficit se reducir¨ªan se basaban por completo en suponer que se obtendr¨ªan enormes ingresos gracias a la eliminaci¨®n de lagunas jur¨ªdicas no especificadas y a los enormes ahorros que se obtendr¨ªan con la reducci¨®n de programas p¨²blicos no especificados. En otras palabras, incluso en lo m¨¢s ¨¢lgido de su postura radical contra el d¨¦ficit, todo lo que los republicanos ten¨ªan realmente que ofrecer era la redistribuci¨®n de los pobres a los ricos.
Sin embargo, fingir que se preocupaban por el d¨¦ficit s¨ª cumpl¨ªa fines pol¨ªticos ¨²tiles. Era una forma de presionar por recortes en los programas sociales. Tambi¨¦n era una forma de poner trabas a la presidencia de Obama.
Y no piensen que es injusto insinuar que hab¨ªa un elemento de sabotaje econ¨®mico deliberado. Despu¨¦s de todo, los republicanos no solo se opon¨ªan con vehemencia al est¨ªmulo fiscal, sino que tambi¨¦n se opon¨ªan vehementemente al est¨ªmulo monetario. B¨¢sicamente, estaban contra todo lo que pudiera ayudar a la econom¨ªa mientras el presidente Obama estuviese al mando.
Ahora Obama se ha ido, y de repente los d¨¦ficits no tienen importancia.
Pero no voy a criticar solo a los republicanos. Perm¨ªtanme criticar tambi¨¦n a quienes se lo permitieron, a todos aquellos que se dejaron embaucar y creyeron en sus afirmaciones de que se opon¨ªan al d¨¦ficit financiero, o que fingieron creerles para parecer equilibrados e imparciales. Esa gente le hizo un flaco favor a Estados Unidos.
Y seguir¨¢n haci¨¦ndoselo si ocultan lo que ocurre ahora. Por favor, no hablemos del desatino de la pol¨ªtica fiscal ¡ªde imponer la austeridad a una econom¨ªa deprimida, y despu¨¦s aumentar el d¨¦ficit cuando estamos ya cerca del pleno empleo¡ª como un problema de ¡°disfunci¨®n pol¨ªtica¡±, ni afirmemos que la culpa es de ambos partidos. Los dem¨®cratas no han bloqueado el est¨ªmulo cuando la econom¨ªa lo necesitaba, ni han defendido un recorte de impuestos que empeorara la desigualdad y disparara la deuda nacional.
No, el problema est¨¢ en la mala fe de los republicanos. Todo lo que han dicho acerca de los presupuestos, a cada paso, era mentira. Y nadie deber¨ªa creer nada de lo que dicen ahora.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa.
? The New York Times Company, 2018.
Traducci¨®n de News Clips.
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