Contribuyentes, les han timado
No necesitamos menos ingresos, sino m¨¢s. Lo que va a pasar es que se recortar¨¢n programas de ayuda social
Suponga que sale a cenar con un conocido rico. ¡°Corre de mi cuenta¡±, dice, y pide una hamburguesa para usted. Despu¨¦s se pide para ¨¦l un caro solomillo y una botella de vino, que no comparte. Y cuando el camarero llega con la cuenta, le dice se?al¨¢ndole a usted: ¡°C¨¢rguelo a su tarjeta de cr¨¦dito¡±.
Esa es la esencia de la reducci¨®n de impuestos de Trump, convertida en ley hace m¨¢s de dos meses.
Lo fundamental que necesitamos saber es que ahora mismo el Gobierno estadounidense no tiene razones para reducir impuestos. Lo que necesitamos es m¨¢s ingresos, no menos. ?Por qu¨¦? Como dice una vieja expresi¨®n, la administraci¨®n p¨²blica federal es una compa?¨ªa de seguros gigantesca con ej¨¦rcito. La mayor¨ªa de sus costes proceden de la Seguridad Social, el Medicare (atenci¨®n sanitaria para ancianos) y el Medicaid (atenci¨®n sanitaria a personas sin recursos), y los tres programas se est¨¢n volviendo m¨¢s caros a medida que m¨¢s personas nacidas durante la explosi¨®n de la natalidad en la posguerra alcanzan la edad de jubilaci¨®n. Esto significa que, a no ser que recortemos fuertemente las prestaciones de las que depende la clase media estadounidense, necesitaremos recaudar m¨¢s dinero que en el pasado.
Pero incluso antes de la rebaja fiscal, la recaudaci¨®n federal era floja para una econom¨ªa con un bajo desempleo y un mercado burs¨¢til al alza; por ejemplo, mucho m¨¢s baja en porcentaje del PIB que los impuestos recaudados durante la expansi¨®n de Clinton, en la d¨¦cada de 1990, e incluso un poco m¨¢s bajos que al final de la expansi¨®n en la ¨¦poca de Bush. El recorte fiscal los reducir¨¢ a¨²n m¨¢s. Algo tendr¨¢ que ceder.
Y ya sabemos lo que va a ceder si los republicanos se salen con la suya: los programas que benefician a los trabajadores estadounidenses. De hecho, los sospechosos de rigor como Paul Ryan hablaban ya de la necesidad de ¡°reformar los subsidios¡± ¡ªrefiri¨¦ndose a recortes en Medicare y Medicaid¡ª para reducir el d¨¦ficit al tiempo que aprobaban una enorme reducci¨®n de impuestos que empeorar¨¢ a¨²n m¨¢s esos d¨¦ficits.
De ah¨ª mi analog¨ªa del tipo que te ¡°da¡± una hamburguesa y despu¨¦s la carga a tu tarjeta de cr¨¦dito. Ryan celebr¨® la bajada de impuestos con un tuit sobre una maestra que se ahorrar¨¢ 1,5 d¨®lares de impuestos a la semana; es como decir que deber¨ªamos estar agradecidos por un ¡°regalo¡± que de hecho se va a cargar a nuestra tarjeta. ?Qu¨¦ le parecer¨¢ a la maestra ese ahorro de 75 euros al a?o cuando descubra que, en parte debido a esa reducci¨®n de impuestos, el Medicare de su madre se ha convertido en un deficiente sistema de cupones y que Medicaid no va a pagar la residencia de ancianos de su padre?
Y respecto al solomillo del acompa?ante: la mayor parte de la reducci¨®n tributaria consist¨ªa de hecho en enormes deducciones para las grandes empresas, que en realidad suponen grandes reducciones para los accionistas. Y aunque muchos estadounidenses poseen algunos activos a trav¨¦s de sus cuentas de jubilaci¨®n, incluso incluyendo estas posesiones indirectas, m¨¢s del 80% de las acciones est¨¢ en manos del 10% m¨¢s rico de la poblaci¨®n. De modo que, a juzgar por las apariencias, los ricos se est¨¢n haciendo un gran regalo y endos¨¢ndole la cuenta a la clase media.
Ahora bien, los defensores de la rebaja insisten en que no es as¨ª como funciona realmente, que los beneficios de la reducci¨®n del Impuesto de Sociedades se filtrar¨¢n a los trabajadores. ?C¨®mo se supone que ocurrir¨¢ eso?
Bien, la teor¨ªa es que unos impuestos de sociedades m¨¢s bajos atraer¨¢n mucho dinero del extranjero, que las grandes empresas invertir¨¢n en nuevas f¨¢bricas y equipamiento, lo que a su vez aumentar¨¢ la demanda de trabajadores, y eso a su vez aumentar¨¢ los salarios. Y para ser justos, probablemente esta teor¨ªa tenga algo de cierto; algo, pero no mucho.
Lo primero de todo, incluso si el proceso funcionase tal como se ha promocionado, llevar¨ªa mucho tiempo, probablemente d¨¦cadas. Hasta los an¨¢lisis m¨¢s optimistas indican que los primeros a?os tendr¨ªa poca repercusi¨®n en los salarios, lo que significa que, por ahora, lo que parece una desgravaci¨®n fiscal para los ricos es, de hecho, una desgravaci¨®n fiscal para los ricos.
En segundo lugar, el relato se basa en una larga cadena de acontecimientos con m¨²ltiples eslabones d¨¦biles. Por ejemplo, las empresas con poder de monopolio no ver¨¢n la reducci¨®n de impuestos como una raz¨®n para invertir m¨¢s; simplemente se quedar¨¢n con el dinero. Por otro lado, cada vez hay m¨¢s pruebas de que los grandes empresarios est¨¢n empleando su poder para moderar los salarios; el rebajarles los impuestos no va a cambiar ese hecho. De modo que incluso a largo plazo no deber¨ªamos esperar mucha filtraci¨®n.
Un momento, ?no hab¨ªa muchas noticias de empresas que estaban utilizando la reducci¨®n de impuestos para dar primas a sus trabajadores? S¨ª, pero solo porque los medios informativos se dejaron enga?ar. La mayor parte de estas primas se habr¨ªan entregado de todas formas: en una econom¨ªa con un bajo desempleo, siempre hay empresas que deciden pagar algo m¨¢s para atraer trabajadores. Pero las empresas ten¨ªan todos los incentivos para fingir que era gracias a la reducci¨®n de impuestos, aunque solo fuera para congraciarse con el Gobierno de Trump.
Y en todo caso, el bombo que se dio a las primas fue desproporcionado respecto a la realidad. Hasta el momento, hemos visto unos 6.000 millones de d¨®lares en primas frente a m¨¢s de 170.000 millones en recompra de acciones, es decir, en dar dinero a los accionistas ricos. Y el dinero gastado en recompras es dinero que no se est¨¢ invirtiendo en f¨¢bricas y equipamiento, el supuesto objetivo de la rebaja.
De modo que el mensaje para los contribuyentes de clase media es que si pensaban que la reducci¨®n de impuestos iba a ayudarles, mejor que se lo piensen dos veces. Donald Trump y sus aliados hac¨ªan como que les daban un regalo, pero se han dado a s¨ª mismos y a sus mecenas ricos unos regalos mucho m¨¢s grandes, y van a hacer que los paguen ustedes. Les han timado.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times Company, 2018. Traducci¨®n de News Clips.
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