El fracaso del b¨¢lsamo milagroso
P¨¢renme si ya me han o¨ªdo decir esto antes. Un candidato presidencial republicano pierde la votaci¨®n popular, pero de alg¨²n modo consigue llegar a la Casa Blanca. A pesar de su dudosa legitimidad, sus aliados en el Congreso aprovechan el que haya sido elegido para aprobar una enorme rebaja de impuestos que dispara el d¨¦ficit presupuestario y al mismo tiempo beneficia de manera desproporcionada a los ricos. Aunque las grandes rentas son las que se quedan con los billetes grandes, la ley fiscal arroja unas cuantas migajas a la clase media, y los republicanos intentan venderla como una bendici¨®n para las familias trabajadoras. Hasta aqu¨ª, el relato es v¨¢lido para George W. Bush y Donald Trump. Pero despu¨¦s da un giro. Bush hizo un trabajo de ventas eficaz: aunque la rebaja tributaria de 2001 no fuera popular, s¨ª tuvo m¨¢s defensores que detractores y proporcion¨® al Partido Republicano como m¨ªnimo un modesto espaldarazo pol¨ªtico. Pero la rebaja fiscal de Trump ha sido impopular desde el principio; de hecho, m¨¢s impopular que algunas subidas de impuestos anteriores.
Y esta rebaja de impuestos no parece estar logrando m¨¢s apoyos con el tiempo. La mayor¨ªa de los estadounidenses afirman que no ven ninguna repercusi¨®n positiva en su n¨®mina. La aprobaci¨®n ciudadana de la rebaja de impuestos parece, en todo caso, caer en lugar de subir. Y los republicanos han dejado incluso de mencionarla en la campa?a electoral. Lo cual suscita la pregunta de por qu¨¦ el b¨¢lsamo milagroso no se vende tan bien como antes. En el pasado, la hipocres¨ªa respecto al d¨¦ficit fue un arma importante en el arsenal pol¨ªtico del Partido Republicano. Ambos partidos hablaban de responsabilidad fiscal, pero solo los dem¨®cratas la practicaban, y de hecho pagaron por iniciativas pol¨ªticas como el Obamacare. Pero a los dem¨®cratas se les castig¨® por hacer lo correcto ¡ª?recuerdan aquello de que ¡°le est¨¢n quitando 500.000 millones de d¨®lares al Medicare?¡±¡ª mientras que los republicanos no pagaban ning¨²n precio por su cinismo. Los votantes se centraban en el dinero de m¨¢s que ten¨ªan en el bolsillo, y hac¨ªan caso omiso de las consecuencias que tendr¨ªan a largo plazo las reducciones de impuestos a los ricos.
?Por qu¨¦ esta vez es distinto? No creo que sea por las particularidades de la pol¨ªtica tributaria. Bush y Trump consiguieron que se aprobaran grandes rebajas de impuestos para los ricos con lo que equival¨ªa a art¨ªculos de reclamo para algunas familias de clase media. Si se fijan en los c¨¢lculos de la distribuci¨®n de sus rebajas de impuestos por renta familiar, la de Bush y la de Trump parecen similares. Sin embargo, el trasfondo pol¨ªtico es diferente. Para empezar, en 2000 EEUU registraba un super¨¢vit presupuestario y la deuda hab¨ªa ca¨ªdo en relaci¨®n al PIB, lo que hac¨ªa que las preocupaciones respecto al impacto fiscal a largo plazo pareciesen remotas. De hecho, Alan Greenspan sostuvo el tristemente c¨¦lebre argumento de que hac¨ªa falta una reducci¨®n de impuestos para impedir que EEUU pagase su deuda con demasiada rapidez.
Muchos estadounidenses de clase media se est¨¢n dando cuenta de que la rebaja fiscal no les est¨¢ trayendo beneficios
Por otro lado, EEUU acumul¨® grandes d¨¦ficit debido a la crisis financiera, y los que m¨¢s vociferaban respecto a una crisis de deuda inminente son los que han aprobado una reducci¨®n de impuestos de 1,5 billones de d¨®lares. Y parece que al menos algunos votantes se han dado cuenta, y que incluso han establecido una conexi¨®n entre la rebaja de impuestos y los intentos republicanos de socavar la atenci¨®n sanitaria a mayores y a personas sin recursos.
Tambi¨¦n influyen, sospecho, un par de temas espec¨ªficos de Trump. Como tal vez recordar¨¢n, la rebaja fiscal estuvo en el programa de Bush desde el principio. Trump, en cambio, se las daba de populista ¡ªhasta afirm¨® que subir¨ªa los impuestos a los ricos¡ª y esper¨® a asumir el cargo para revelarse como otro Robin Hood a la inversa republicano. Esto debe de estar creando problemas de credibilidad. Adem¨¢s, si bien el Gobierno de Bush llevaba a enga?o a la hora de defender las rebajas de impuestos (y la guerra de Irak, y la pol¨ªtica medioambiental, y¡), sus embustes por lo general eran presentaciones de datos selectivas y enga?osas, y no mentiras rotundas. Trump y sus funcionarios no se preocupan por esas sutilezas; mienten de manera descarada acerca de todo. E insisto, parece que algunos votantes se han dado cuenta de ello. Y una cosa en particular que sospecho empieza a hacer mella en los votantes hasta cierto punto, aunque no conozcan bien los detalles concretos: es el rid¨ªculo optimismo de las promesas econ¨®micas de Trump. No es solo que las afirmaciones republicanas respecto a los beneficios que aportar¨¢n las rebajas de impuestos difieran de los c¨¢lculos independientes; es que est¨¢n tan lejos que se sit¨²an en otro universo.
Con el fiasco de la reforma tributaria, en los pr¨®ximos meses el Gobierno de Trump apelar¨¢ mucho al racismo
La conclusi¨®n es que las rebajas de impuestos ya no son tan f¨¢ciles de vender como antes. Lo que hace que nos preguntemos qu¨¦ les queda por ofrecer a los republicanos. Es cierto que las rebajas tributarias influyeron menos en los ¨¦xitos pasados del partido de lo que muchos activistas parecen imaginar. A menudo otros factores fueron mucho m¨¢s importantes. Pero esos otros factores tampoco son lo que eran. Me refiero a que la pretensi¨®n de que defienden los valores de la familia ha perdido gancho en parte porque la ciudadan¨ªa se ha vuelto mucho m¨¢s tolerante socialmente ¡ª?los estadounidenses apoyan ahora el matrimonio entre personas del mismo sexo por una mayor¨ªa de dos a uno!¡ª y en parte porque el actual inquilino de la Casa Blanca quiz¨¢ sea el peor hombre de familia de EEUU. Las afirmaciones apasionadas de que eran m¨¢s patri¨®ticos que los dem¨®cratas le funcionaron a Reagan y a Bush, pero son mucho m¨¢s problem¨¢ticas para un Partido Republicano que cada vez se parece m¨¢s al partido de Putin. Aun as¨ª, los republicanos no tienen por qu¨¦ desesperarse. Despu¨¦s de todo, siempre pueden recurrir al racismo. Y con el fiasco de la rebaja fiscal, yo predigo que en los pr¨®ximos meses veremos muchas apelaciones impl¨ªcitas, e incluso expl¨ªcitas, al racismo.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa.
? The New York Times Company, 2018.
Traducci¨®n de News Clips.
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