La academia da la espalda al empleo
Crece en Espa?a el n¨²mero de estudiantes que reclama a sus universidades iniciativas que los acerquen a la demanda empresarial
La pol¨¦mica surgi¨® hace un par de a?os. Algunas voces empresariales lamentaron p¨²blicamente que en las universidades se siguiera formando a los futuros ingenieros inform¨¢ticos en lenguajes de programaci¨®n como Pascal o C, que se hab¨ªan quedado obsoletos, mientras que algunas de las tecnolog¨ªas m¨¢s punteras y dif¨ªciles de cubrir en el mercado laboral eran ignoradas. Los aludidos respondieron aduciendo que su misi¨®n no era instruir a los estudiantes en tecnolog¨ªas espec¨ªficas a la medida de las necesidades puntuales de las empresas, sino equiparlos con una s¨®lida base que m¨¢s tarde les sirviera para desenvolverse en el mundo del trabajo.
Lejos de resolverse el desencuentro, los estudiantes se han sumado al mismo. Un reciente estudio de Universum, realizado entre 22.000 universitarios espa?oles, revela que cuatro de cada 10 encuestados demanda a su centro de estudio que incluya en sus programas formativos aspectos pr¨¢cticos y habilidades que sean transferibles a un empleo. "A los estudiantes que salen de la universidad les preocupa no estar suficientemente preparados para enfrentarse al mercado laboral. Quieren salir formados no s¨®lo en conocimientos te¨®ricos, sino manejar tambi¨¦n cuestiones como trabajo en equipo, tolerancia a la presi¨®n y otras habilidades que les van a pedir las empresas", se?ala Carmen Sebrango, directora de Carreras Profesionales de la Universidad CEU San Pablo.
?Son las universidades lo suficientemente ¨¢giles a la hora de incorporar esos conocimientos pr¨¢cticos que demanda el mercado laboral? Seg¨²n Fernando Mart¨ªnez, director general de la Fundaci¨®n Universidad-Empresa, no todo lo que ser¨ªa deseable. "Los tr¨¢mites en las universidades hacen que estos procesos sean a veces demasiado largos". Se trata de una burocracia muy dif¨ªcil de soslayar, ya que de ella depende que grados y posgrados se ajusten a la legalidad y a las exigencias europeas. Mart¨ªnez, sin embargo, urge a simplificarla. De lo contrario, advierte, "la universidad siempre ir¨¢ unos pasos por detr¨¢s de las necesidades de la sociedad".
Las p¨²blicas se suman
Las universidades p¨²blicas tambi¨¦n se han puesto manos a la obra para tratar de conjugar la rigidez de sus planes de estudio con una cada vez m¨¢s vertiginosa obsolescencia de conocimientos y la necesidad de dotar a sus estudiantes de herramientas para enfrentarse a un entorno laboral en continuo movimiento.
¡°Quitar o poner una asignatura de un grado supone un mundo de burocracia, resistencias y gesti¨®n de recursos. As¨ª que no digamos introducir una competencia que tal vez ni siquiera exist¨ªa en el momento en el que se redact¨® el programa¡±, reconoce Pablo Pareja, vicerrector de Estudiantes de la Universidad Pompeu Fabra. Este experto aboga por introducir esas habilidades y competencias en forma de complementos flexibles que los estudiantes reciban adicionalmente a sus estudios de grado. De este modo, explica, ¡°la universidad conjuga la necesidad de cumplir con los requerimientos legales con la asunci¨®n de que nos movemos en un entorno m¨¢s din¨¢mico¡± .
Pero m¨¢s all¨¢ de estas medidas, el vicerrector Pareja cree que es una buena oportunidad para que las universidades hagan una reflexi¨®n m¨¢s profunda. ¡°Quiz¨¢ habr¨ªa que replantearse el modelo de grados de cuatro a?os cerrados y avanzar hacia titulaciones m¨¢s flexibles y plurales en las que el estudiante pueda personalizar sus asignaturas y ajustar su propio itinerario de estudios¡±.
Quiz¨¢ ese desajuste sea inevitable. Despu¨¦s de todo, universidad y empresa juegan en ligas distintas. "Un centro educativo est¨¢ sujeto a regulaciones administrativas, limitaciones de financiaci¨®n, reformas, controles de calidad... Y todos estos elementos pueden desacelerar su capacidad para incorporar estructuralmente conocimientos nuevos al ciclo educativo. El mundo de la empresa, en cambio, por exigencias comerciales y de pura subsistencia, debe ser mucho m¨¢s ¨¢gil", opina Rafael Garavito, responsable de Universum Espa?a.
En los ¨²ltimos a?os numerosas iniciativas est¨¢n intentando tender puentes entre el mundo acad¨¦mico y el empresarial. Foros de empleo, talleres formativos sobre habilidades, charlas o metodolog¨ªas apoyadas en la transversalidad, la innovaci¨®n o la resoluci¨®n de problemas tratan de llenar esos huecos dejados por los estudios de grado. "No tiene mucho sentido esperar que los cuatro a?os del grado sirvan para cubrir los conocimientos que vas a necesitar durante 40 a?os de carrera profesional", razona Juan Luis Rubio, vicerrector de Relaciones Universidad-Empresa de la UDIMA. Para este docente la ¨²nica forma de acompasar esas necesidades formativas que van surgiendo a lo largo del tiempo es por medio de la formaci¨®n continua. "Y la universidad puede aportar muchas soluciones de actualizaci¨®n de conocimientos a trav¨¦s de los diferentes estudios de postgrado, muchos de los cuales se dise?an e imparten en colaboraci¨®n con las empresas".
?Universidades y empresas hablan idiomas diferentes? El profesor Rubio recuerda que los prop¨®sitos de estas dos instituciones son distintos y a veces es dif¨ªcil hacerlos coincidir. "Las empresas necesitan conjugar sus objetivos comerciales y de rentabilidad con la captaci¨®n de talento universitario. Mientras que para una universidad nutrir al mercado laboral con sus egresados es una forma de aportar valor a la sociedad, pero no la ¨²nica; debe compatibilizarla con otras igual de importantes como la difusi¨®n del conocimiento o la investigaci¨®n"
Canales de comunicaci¨®n
Desde la Fundaci¨®n Universidad-Empresa, su director general apuesta por establecer canales de comunicaci¨®n entre ambas instituciones "para poder escuchar, entender y proponer ideas que mejoren esa relaci¨®n". Una de las piedras angulares de ese entendimiento son las pr¨¢cticas, "fundamentales para que los j¨®venes puedan ampliar conocimientos y adquirir las competencias que se les exigen desde las empresas". Mart¨ªnez insta a conseguir que las pr¨¢cticas se conviertan en una prolongaci¨®n de la formaci¨®n que reciben los estudiantes en las aulas. Pero, avisa, "debe ser un acercamiento mutuo que no s¨®lo se traduzca la firma de convenios, sino que contin¨²e a trav¨¦s de acciones de seguimiento y evaluaci¨®n por ambas partes".
Un estudio publicado en abril de este a?o por la plataforma de empleo universitario BeWanted, tras analizar m¨¢s de 12.000 procesos de selecci¨®n, arrojaba un dato revelador: solo el 10% de las empresas est¨¢n interesadas en la nota media de los universitarios que contratan. Todo un indicador de que, en lo que concierne a mutuo entendimiento, a¨²n hay mucho margen de mejora. Carmen Sebrango a?ade: "Ahora un despacho de abogados no solo busca profesionales con buenos conocimientos jur¨ªdicos, tambi¨¦n necesita que tengan buenas habilidades comerciales y orientaci¨®n al cliente porque su sector es muy competitivo. El mercado cambia y la Universidad no puede dar la espalda a esa realidad".
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