Contra la desigualdad por tierra, mar y aire
Las empresas han ajustado salarios, pero no m¨¢rgenes comerciales ni beneficios o sueldos de la alta direcci¨®n
?Por qu¨¦ te preocupa tanto la desigualdad? ?Qu¨¦ tienes contra la riqueza que ha logrado tu paisano Amancio Ortega, el fundador y presidente de la gallega Inditex? Estas dos preguntas me las lanz¨® un buen amigo, alto directivo de una conocida empresa espa?ola multinacional, en un coloquio de una conferencia que di en Madrid hace ya m¨¢s de un lustro.
Tengo que reconocer que hicieron mella en m¨ª. ?No me estar¨ªa pasando en mi preocupaci¨®n por la creciente desigualdad? Esas preguntas planteaban la cuesti¨®n de la tolerancia social a la desigualdad y, m¨¢s all¨¢, de la propia deseabilidad de una cierta desigualdad. En general, una desigualdad que sea el resultado de las habilidades y capacidades entre las personas que se desenvuelven en entornos econ¨®micos competitivos donde el m¨¦rito es el principal determinante de la riqueza y la renta no deber¨ªa causar preocupaci¨®n. Al contrario, puede verse incluso como necesaria para que las personas tengan motivos para esforzarse en trabajar e invertir.
Pero aunque pueda encontrar algunos argumentos para defender ciertos grados de desigualdad, no encuentro ning¨²n argumento que permita justificar la actual desigualdad. Est¨¢ amenazando la igualdad de oportunidades, la inversi¨®n productiva y un crecimiento sano y sostenido. Y mina tambi¨¦n el fundamento de la sociedad liberal. La igualdad es uno de los elementos m¨¢s antiguos y profundos del pensamiento liberal. El principio de igualdad no necesita ni de explicaci¨®n ni de justificaci¨®n. La desigualdad, por el contrario, necesita alguna justificaci¨®n para que sea socialmente aceptable, leg¨ªtima. Y no la hay.
Las estad¨ªsticas sobre el aumento de la desigualdad se acumulan. D¨¦jenme que mencione solo una. Seg¨²n los resultados de la macroencuesta sobre Competencias Financieras elaborada por la CNMV y el Banco de Espa?a, el 15 % de personas viven en hogares que si perdiesen su principal fuente de ingresos apenas podr¨ªan mantener un mes su gasto. Tendr¨ªan que endeudarse. En total, un 22% se encuentran en lo que el informe llama ¡°vulnerabilidad econ¨®mica¡±. Est¨¢n abocados a ser carne de ca?¨®n para prestamistas desalmados. Y m¨¢s cuando la extraordinaria concentraci¨®n bancaria en Espa?a ha sido tan violenta que ha provocado la exclusi¨®n financiera de los pobres.
?Por qu¨¦ si la desigualdad es un disolvente tan poderoso de una sociedad liberal decente y de una econom¨ªa de mercado progresista no tiene prioridad en las pol¨ªticas de los gobiernos? Posiblemente porque la lucha contra la desigualdad requiere innovaciones conceptuales que a¨²n no se han producido. Es decir, nuevos marcos mentales con los que pensar las causas, consecuencias y remedios. Un ejemplo es la relaci¨®n entre eficiencia y equidad. Lo que a m¨ª me ense?aron en las aulas, y despu¨¦s yo ense?¨¦ a mis alumnos, era que toda sociedad que quiere mejorar la equidad social se enfrenta a un dilema. Dado que supon¨ªamos que la causalidad era inversa, si se quer¨ªa aumentar la equidad se ten¨ªa que estar dispuesto a aceptar el coste de disminuir la eficiencia de la econom¨ªa. Ese dilema era tr¨¢gico. Pero los nuevos datos y an¨¢lisis muestran que en realidad la relaci¨®n es la contraria: un aumento prudente de la equidad mejora la eficiencia de la econom¨ªa y hace m¨¢s sostenible y sano el crecimiento. De acuerdo con esta nueva evidencia, la conclusi¨®n para las pol¨ªticas es que a la hora de buscar remedios a la desigualdad es mejor redistribuir que endeudarse.
Pero redistribuir m¨¢s y mejor no es suficiente. Tambi¨¦n es necesario luchar desde dentro de la propia econom¨ªa de mercado a la hora de distribuir la renta creada entre salarios y beneficios. Las empresas espa?olas han ajustado salarios, pero no m¨¢rgenes comerciales, ni beneficios, ni sueldos y pensiones de la alta direcci¨®n.
La lucha contra la desigualdad no puede quedarse a las puertas de la empresa. Ha de incorporarse como un objetivo expl¨ªcito de la gobernanza empresarial. Pero para ello tambi¨¦n necesitamos innovaciones conceptuales. El marco anal¨ªtico convencional de la ?tica Utilitarista que se aplica a la responsabilidad social empresarial no es el m¨¢s adecuado para abordar los efectos externos de la desigualdad. Se necesita el marco de la ?tica de la Justicia. Pero tambi¨¦n aqu¨ª hay novedades conceptuales que se van abriendo paso de la mano de estudiosos de la empresa, como el profesor Vicente Salas. De ellas hablar¨¦ en un siguiente art¨ªculo.
Contra la desigualdad hay que luchar desde las pol¨ªticas redistributivas, desde el mejor funcionamiento de los mercados competitivos y desde la autoregulaci¨®n interna del gobierno corporativo. Dicho de otra forma, contra la desigualdad hay que luchar por tierra, mar y aire. Nos jugamos much¨ªsimo en esta guerra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.