Vainilla a precio de oro
Los desastres naturales, una mala cosecha y la especulaci¨®n han puesto sobre las cuerdas a la especia
Hace 500 a?os, consumir vainilla era todo un privilegio. Del otro lado del Atl¨¢ntico, all¨ª en el nuevo mundo, el emperador Moctezuma Xocoyotzin tomaba una bebida preparada a base de cacao y ma¨ªz, y aromatizada con un particular perfume. Los ind¨ªgenas la llamaban ¡°la bebida de los dioses¡± y solo pod¨ªa ser ingerida por la ¨¦lite del imperio azteca. El aroma que desprend¨ªa el brebaje cautiv¨® de inmediato a los conquistadores de Hern¨¢n Cort¨¦s que quedaron fascinados al descubrir que emanaba de una varita negra: la vainilla, que hoy ha vuelto a convertirse en un lujo para el paladar. Al menos aquella de calidad y proveniente principalmente de Madagascar, denominada bourbon, introducida en ?frica por los franceses en el siglo XIX y que encontr¨® tierra f¨¦rtil en la isla malgache, que controla entre el 80% y 85% del cultivo de la planta en el mundo.
En tan solo tres a?os, la especia multiplic¨® su precio por diez, sobrepasando incluso el de la plata. A mediados de 2017, un kilogramo de vainilla val¨ªa m¨¢s de 600 d¨®lares (508 euros, al tipo de cambio actual), mientras que el metal precioso alcanzaba los 528 d¨®lares (449 euros) por kilogramo, seg¨²n Financial Times, en base a estad¨ªsticas de Reuters. El alza ha sido significativa. En 2014, la vainilla llegaba a solo 60 d¨®lares (50,8 euros) por kilo, explica Josephine Lochhead, presidenta de Cook Flavoring, una compa?¨ªa estadounidense extractora de la esencia, una de las m¨¢s longevas de la industria, que ha visto c¨®mo el coste de la especia en Madagascar se ha embarcado en una monta?a rusa desde su liberalizaci¨®n, en 1989.
En esta historia, los desastres naturales han jugado un gran papel. En 2000, un hurac¨¢n azot¨® Madagascar, uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo. En aquel entonces, la producci¨®n no se recuper¨® del todo debido a unas temperaturas m¨¢s fr¨ªas de las habituales y abundantes lluvias, que deriv¨® en un aumento constante en el coste de la especia hasta que, en 2003, alcanz¨® casi los 600 d¨®lares por kilogramo, explican Paul Krugman y Robin Wells, en su libro Macroeconom¨ªa (Reverte, 2016). Esto produjo una ca¨ªda de la cantidad demandada: el consumo mundial se redujo un 35% en ese periodo, pero los ciudadanos no dejaron de degustar alimentos y productos con sabor a vainilla. En su lugar empezaron a comprar (a menudo sin darse cuenta) helados y otros productos preparados con una esencia artificial, que procede de otras sustancias naturales y derivados de la industria petrol¨ªfera, explican los economistas.
Despu¨¦s vino la debacle. El precio no era sostenible y en tan solo un a?o descendi¨® hasta los 15 d¨®lares, comenta Lochhead. Entre 2004 y 2011, los agricultores fuera de Madagascar, como India, Indonesia, Pap¨²a Nueva Guinea y Uganda, entre otros, perdieron el inter¨¦s en el cultivo, pues los precios rondaban los 20 y 30 d¨®lares, explica la presidenta de Cook Flavoring. ¡°Los campesinos dedicaron sus vides a sembrar otros alimentos m¨¢s lucrativos y menos intensivos en mano de obra¡±, comenta. Este fen¨®meno redujo las reservas de la especia, mientras que Europa, Estados Unidos, y recientemente China y Brasil, no paraban de demandar el producto, destaca.
La ley de la oferta y la demanda marcaba la ruta de la especia. Pero en 2017, despu¨¦s de cinco a?os de mesuradas alzas, los desastres naturales llevaron a los precios nuevamente al cielo. El golpe del cicl¨®n Enawo, que dej¨® 38 muertos y 53.000 desplazados, destruy¨® las plantaciones de vainilla malgaches y con ello redujo las cosechas hasta un 30% en la isla, de acuerdo con Aust & Hachmann, distribuidor de vainilla canadiense. Fue entonces que los exportadores empezaron a especular con el coste del producto, detalla Lochhead.
Menos oferta
A la par, las reservas de vainilla se reduc¨ªan d¨ªa tras d¨ªa. En 2007, los inventarios en todo el mundo superaban las 2.000 toneladas, pero se han agotado lentamente desde entonces, comenta Lochhead. Los grandes exportadores, principalmente de Madagascar, que tienen inventarios est¨¢n aprovechando esta coyuntura. ¡°[Ellos] har¨¢n todo lo posible para mantener los precios altos¡±, destaca la analista, que espera una moderaci¨®n hacia el pr¨®ximo a?o. ¡°La mayor¨ªa de los expertos cree que la fuerte ca¨ªda de los precios ocurrir¨¢ en 2019, cuando la producci¨®n de vainilla comience a aumentar significativamente¡±, afirma.
Mientras tanto, las multinacionales como H?agen-Dazs, Coca-Cola, Nestl¨¦, Unilever o Danone, entre otras, est¨¢n obligadas a pagar los altos precios, comenta David van der Walde, director of Aust & Hachmann. ¡°Las grandes compa?¨ªas pueden absorber los crecientes aumentos... simplemente no pueden cambiar sus f¨®rmulas. Saldr¨¢n de la tormenta y ganar¨¢n m¨¢s dinero m¨¢s tarde, cuando el coste sea menor¡±, relata en un an¨¢lisis.
Hacia fines de 2017, los comerciantes de vainilla hab¨ªan previsto un posible descenso de los precios en alg¨²n momento de este a?o, pero la tendencia bajista est¨¢ siendo muy gradual, comenta Julian Gale, experto en materias primas en IEG Vu, una agencia inglesa dedicada al an¨¢lisis de materias primas. Hoy, el precio ronda entre los 525 y 575 d¨®lares, seg¨²n Cook Flavoring. A pesar de ello, no hay evidencia de escasez de vainilla en el mercado ni compras de p¨¢nico, concluye la presidenta de la firma.
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