Los ¨²ltimos resistentes del carb¨®n
Los planes del Gobierno de cerrar las centrales t¨¦rmicas en 2025 indignan a partidos, sindicatos y empresarios asturianos
Pese a las malas noticias que llegan de Madrid, en la Casa del Pueblo de Mieres prefieren dar un voto de confianza al presidente del Gobierno. Doblemente militantes ¡ªen UGT y el PSOE¡ª, dos mineros y un empleado de una central t¨¦rmica recuerdan aqu¨ª el d¨ªa de finales de 2016 en el que un Pedro S¨¢nchez en horas bajas que luchaba por la supervivencia pol¨ªtica les visit¨®. Reci¨¦n expulsado de la jefatura del partido, tanteaba sus posibilidades para dar la batalla para reconquistar lo perdido. Entonces, el hoy jefe de Gobierno regal¨® sonrisas y buenas palabras. Ellos entendieron que estaba de su lado. Quiz¨¢s por eso, en esta ciudad de la cuenca minera asturiana han sentado especialmente mal las declaraciones de su flamante ministra para la Transici¨®n Ecol¨®gica.
¡°El carb¨®n no tiene futuro y las centrales t¨¦rmicas no tienen sentido¡±, dijo Teresa Ribera nada m¨¢s asumir la cartera. ¡°Ser¨¦ un ingenuo, pero a m¨ª a¨²n me queda esperanza. Tiene que haber un poco de justicia con este sector. Y si no es as¨ª, actuaremos como siempre: se cortar¨¢ lo que haga falta. Daremos guerra¡±, responde convencido Andr¨¦s Vallina, que ha pasado 12 de sus 34 a?os en la mina. Ni ¨¦l ni sus compa?eros conciben otra opci¨®n que seguir hacia delante, haciendo lo mismo que siempre han hecho; y que antes hab¨ªan hecho sus padres y abuelos.
En realidad, la lenta agon¨ªa del carb¨®n comenz¨® hace ya 20 a?os. A finales de 2018 deben cerrar todas las minas no rentables. Y en la UE se plantea 2030 como el plazo para acabar con las centrales t¨¦rmicas que se nutren de esta fuente de energ¨ªa. Adem¨¢s, todas aquellas que no realicen cuantiosas inversiones para reducir su impacto medioambiental deber¨ªan echar el cerrojo en 2020. Pero la llegada de los socialistas al Gobierno y, sobre todo, la elecci¨®n de la combativa Ribera como superministra de un departamento que engloba Energ¨ªa, Medio Ambiente y Cambio Clim¨¢tico amenaza con acelerar a¨²n m¨¢s esa muerte ya anunciada. No hay ning¨²n plan cerrado, pero la ministra menciona 2025 como ¡°fecha orientativa¡± para el fin del carb¨®n.
En Asturias, estas palabras han tocado una fibra sensible. Pol¨ªticos de izquierda, centro y derecha, grandes y peque?os empresarios y sindicalistas est¨¢n indignados. No se trata solo de los afectados directos. En una regi¨®n que en 1950 ten¨ªa m¨¢s de 60.000 mineros hoy quedan, entre empresas matrices y subcontratas, solo 1300. Y las t¨¦rmicas que se alimentan del negro mineral dan trabajo a unas 650 personas.
Pero aqu¨ª no importa solo lo escaso de estos n¨²meros. Los empresarios asturianos temen que el fin de las t¨¦rmicas expulse a empresas grandes consumidoras de electricidad, muy dependiente de la energ¨ªa, como Arcelor-Mittal, Alcoa y Asturiana de Zinc.
¡°Una buena pol¨ªtica energ¨¦tica debe asentarse sobre tres patas: seguridad de aprovisionamiento, competitividad y sostenibilidad medioambiental. El Gobierno parece preocuparse solo de esta ¨²ltima pata, pero, sin las otras dos, la mesa no podr¨¢ sostenerse¡±, afirma Vicente Luque, ingeniero que hace a?os se ocup¨® de las pol¨ªticas energ¨¦ticas europeas. ¡°Las renovables no est¨¢n maduras para asegurar la seguridad de suministro. No podemos desperdiciar ninguno de los combustibles que tenemos¡±, a?ade Jos¨¦ Luis Alperi, reci¨¦n reelegido secretario general de SOMA-UGT.
Una visi¨®n diametralmente opuesta tiene Tatiana Nu?o, responsable de carb¨®n de Greenpeace, que protesta cuando oye a los defensores del carb¨®n decir que 2025 es un plazo demasiado corto para cerrar las centrales. ¡°Desde 1998, el sector recibe ingentes cantidades de dinero para reconvertirse, no para perpetuar el carb¨®n. El mensaje que ha lanzado la ministra era muy necesario. Si no fija un plazo concreto, ese momento que todos sabemos que hay que alcanzar jam¨¢s llegar¨¢¡±, a?ade.
El nuevo arre¨®n medioambientalista del Gobierno despierta en los mineros recuerdos de batallas pasadas. La ¨²ltima de las grandes fue en 2012, cuando un PP con mayor¨ªa absoluta dio un tijeretazo a las ayudas al sector. Al mencionar ese conflicto, los tipos duros recuerdan con orgullo los cortes salvajes de carreteras, aquellos d¨ªas en los que los sindicatos ped¨ªan a los trabajadores que resistieran; que era el momento de ¡°apretar¡± un poco m¨¢s. Tambi¨¦n c¨®mo algunos perdieron los dedos lanzando explosivos a los que alguien les hab¨ªa quitado la mecha. O c¨®mo solo un milagro evit¨® que pr¨¢cticas como las de lanzar pelotas de golf no dejaran ninguna tragedia que lamentar. Pero esos m¨¢s de 60 d¨ªas de huelga no sirvieron para nada. Los mineros volvieron al tajo. Se rindieron ante la tozuda realidad. Ante la evidencia de que la suya era una guerra perdida.
Algo de eso flota en el ambiente ahora tambi¨¦n. En Mieres, las huellas del carb¨®n est¨¢n por todas partes. Desde la estatua frente a la Escuela Polit¨¦cnica hasta las cintas transportadoras que cruzan el centro de la ciudad. Son restos de una vida que se evapora en un mundo que ya no les necesita. Cuando hace 40 a?os Julio C¨¦sar Areces comenz¨® a trabajar en la central de Abo?o parec¨ªa como si le hubiera tocado la loter¨ªa. ¡°Entonces se dec¨ªa que hab¨ªa que agarrarse al eje de un alternador, porque all¨ª era donde estaba el futuro. Hoy, los m¨¢s j¨®venes miran con incertidumbre. No entienden que todo esto vaya a desaparecer de un d¨ªa para otro¡±, dice con mirada triste en la Casa del Pueblo de Mieres.
Terrenos f¨¦rtiles donde antes hab¨ªa minas
Cuando una mina se cierra, ?qu¨¦ pasa con los terrenos degradados en los que durante a?os se trabaj¨® a destajo para arrancar carb¨®n? Y, m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, ?c¨®mo buscar en esos lugares una actividad comercial que permita un aprovechamiento energ¨¦tico al tiempo que se recupera una cobertura vegetal? A estas preguntas han buscado respuesta en los ¨²ltimos a?os Asunci¨®n C¨¢mara, directora de la Escuela Polit¨¦cnica de Mieres, y su alumna y doctoranda Mar¨ªa Casta?o.
En pleno proceso para diversificar sus actividades en busca de nuevas v¨ªas de negocio en energ¨ªas renovables, la empresa p¨²blica Hunosa se puso en contacto con la Escuela de Mieres. Preguntaba por posibles aprovechamientos para unos terrenos muy deteriorados por la actividad extractiva que quedaban vac¨ªos. Y C¨¢mara y su equipo han investigado qu¨¦ especies plantar capaces de producir biomasa con fines energ¨¦ticos. ¡°Lo m¨¢s novedoso que hemos logrado es dotar a nuestro proyecto de fines comerciales, no meramente experimentales¡±, asegura la directora de la Polit¨¦cnica.
En el ¨¦xito de su proyecto, de unas 20 hect¨¢reas, influye la meteorolog¨ªa asturiana, con lluvias muy abundantes propicias para la vegetaci¨®n. Lo interesante de su trabajo es que abre la puerta a buscar una rentabilidad a terrenos degradados por la miner¨ªa.
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