¡°Una nueva econom¨ªa surgir¨¢ de combinar tecnolog¨ªas¡±
¡°La conectividad y la capacidad de los ordenadores cambiar¨¢n muchos sectores¡±
Basta acudir a cualquier feria de tecnolog¨ªa para convencerse de que las redes 5G son las que ahora acaparan el inter¨¦s de la industria. Comenzar¨¢n a desplegarse el a?o que viene, impulsar¨¢n la conectividad a cotas impensables hace solo un lustro, y ser¨¢n el elemento en el que se sustentar¨¢ el salto cualitativo de otros sectores punteros. Serge Willenegger, vicepresidente s¨¦nior de Qualcomm, uno de los mayores fabricantes de procesadores del mundo, tambi¨¦n tiene grandes expectativas puestas en la nueva generaci¨®n de telecomunicaciones. Pero advierte de que no conviene crear una burbuja en torno a una tecnolog¨ªa concreta.
¡°Ser¨¢ la combinaci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas la que provoque una revoluci¨®n¡± econ¨®mica, dice el directivo suizo en una entrevista celebrada durante el Mobile World Congress de Shangh¨¢i. ¡°Ser¨¢ una transformaci¨®n que hunde sus ra¨ªces en el auge de la plataforma m¨®vil que se produjo a finales de la era 3G y, sobre todo, con el 4G. La explosi¨®n en la utilizaci¨®n de dispositivos m¨®viles se ha dado en una escala nunca vista, lo cual ha facilitado la integraci¨®n de todo tipo de tecnolog¨ªas. Amazon es un ejemplo. La diferencia, ahora es que la conectividad y la capacidad de computaci¨®n van a dar un salto que transformar¨¢ otros sectores porque impulsar¨¢ la automatizaci¨®n¡±.
Willenegger, que se encarga en Qualcomm del desarrollo de nuevos productos que resultan vitales para estas tecnolog¨ªas, vaticina grandes cambios en todas las industrias: ¡°Pero ir¨¢n llegando paulatinamente, dependiendo del nivel de complejidad y de regulaci¨®n de cada sector¡±. El de automoci¨®n ser¨¢, en su opini¨®n, el que viva una mayor y m¨¢s r¨¢pida transformaci¨®n. ¡°Los veh¨ªculos aut¨®nomos y la electrificaci¨®n van a cambiar por completo el panorama. Y tambi¨¦n van a suponer un torbellino en el sector del transporte y, por ende, en el de la log¨ªstica¡±, afirma.
L¨®gicamente, este nuevo escenario provoca tanta expectaci¨®n como temor. ¡°Hay nuevas amenazas para las que hay que buscar soluciones de seguridad, que ahora es a¨²n m¨¢s cr¨ªtica. Y posiblemente sea necesaria nueva regulaci¨®n, por ejemplo, para los datos¡±, a?ade Willeneger. Adem¨¢s, en las empresas los cambios se dan a gran velocidad y la adaptaci¨®n, tanto de la plantilla como de la direcci¨®n es complicada. ¡°No es que todas vayan a sufrir una disrupci¨®n, pero s¨ª que tendr¨¢n que evolucionar para adaptarse a los nuevos modelos de servicios y de fabricaci¨®n que se avecinan¡±, advierte el vicepresidente.
Y recalca, en tono m¨¢s positivo, que la nueva coyuntura disparar¨¢ la eficiencia y la productividad. Tambi¨¦n abrir¨¢ nuevas oportunidades de negocio. ¡°El Internet de las cosas demuestra c¨®mo, una vez que ya contamos con una plataforma m¨®vil diversa y consistente, puede servir para interconectar diferentes industrias y crear nuevos modelos de negocio¡±. Willenegger pone como ejemplo el sector de pagos con el m¨®vil. ¡°Quienes ofrecen el hardware para estos servicios [como las m¨¢quinas de punto de venta (POS)] pueden extenderse a otros ¨¢mbitos, como la contabilidad o incluso la gesti¨®n de impuestos, porque gestionan los datos, que es uno de los pilares del nuevo modelo¡±, apunta.
Para Willenegger, el Internet de las cosas no supone solo vender aparatos interconectados, sino llevar la conectividad y la capacidad de computaci¨®n al l¨ªmite, ¡°de forma que la venta de hardware cree oportunidades de negocio en el sector servicios¡±. Xiaomi es un buen ejemplo: utiliza sus tel¨¦fonos m¨®viles ¡ªque vende siempre con un m¨¢ximo del 5% de beneficio¡ª como puerta de acceso para sus servicios, de los que pretende obtener la mayor¨ªa de sus ingresos en el futuro. El caso inverso lo protagoniza Google, que ha sumado a su negocio el hardware con los m¨®viles Pixel. ¡°Cada vez veremos m¨¢s empresas que explotan sectores tradicionalmente sin conexi¨®n¡±, prev¨¦ el directivo suizo.
El 5G, afirma, va a facilitar eso. ¡°Va a ofrecer posibilidades que ahora mismo ni siquiera somos capaces de prever, porque la industria es muy mala haciendo predicciones¡±. Pero Willenegger se aventura a avanzar que otro de los sectores que m¨¢s cambiar¨¢ ser¨¢ el de la sanidad. ¡°Llevar¨¢ mucho m¨¢s tiempo porque hay muchos m¨¢s intereses y requerir¨¢ mayor regulaci¨®n, pero llegar¨¢¡±, comenta con una sonrisa que se desvanece cuando se le pregunta por las promesas incumplidas de tecnolog¨ªas que han provocado gran expectaci¨®n y cuyo negocio no ha terminado de cuajar, como la realidad virtual.
¡°Es uno de esos casos en los que no se ha alcanzado el punto de inflexi¨®n que le permita hacerse omnipresente, como sucedi¨® con el m¨®vil. La interfaz de usuario no es la m¨¢s adecuada, porque a nadie le gusta ir andando con unas gafas enormes en la cara. Eso la ha relegado a un mercado de nicho¡±, reconoce. ¡°Pero el potencial est¨¢ ah¨ª. En ocasiones hay que esperar a que otros elementos complementen una tecnolog¨ªa rompedora. Quiz¨¢ el momento llegue con la combinaci¨®n de una nueva generaci¨®n de bater¨ªas y de pantallas¡±, a?ade.
Papel protagonista
En lo que no tiene dudas Willenegger es en el papel que va a jugar en esta nueva revoluci¨®n tecnol¨®gica un pa¨ªs: China. ¡°Es una gran fuerza en el desarrollo del 5G. Tanto desde el punto de vista del mercado interno como del ecosistema de terminales dise?ados y fabricados all¨ª. Nosotros hemos tra¨ªdo gran parte de la tecnolog¨ªa, pero China tiene la escala y la energ¨ªa necesarias para extenderla. Es un pa¨ªs que adopta lo nuevo a una velocidad de v¨¦rtigo y que experimenta con innovadores modelos de negocio sin miedo¡±, sentencia.
Por otra parte, aunque la guerra arancelaria con la que se amenazan EEUU y China es suficiente como para poner los pelos de punta a cualquier empresa que tenga negocios a ambas orillas del Pac¨ªfico, Willenegger est¨¢ convencido de que la sangre no llegar¨¢ al r¨ªo. ¡°Hay mucho en juego como para dar ahora un paso atr¨¢s en el comercio global¡±, afirma. La econom¨ªa mundial ha tejido una red tan interdependiente que gravar componentes fabricados en un pa¨ªs puede tener consecuencias negativas en otro al que no se pretend¨ªa castigar. ¡°Romper la cadena de valor ser¨ªa peligroso para todos¡±, subraya.
No obstante, existe otra guerra entre las principales potencias mundiales: la tecnol¨®gica. Qualcomm tiene grandes clientes chinos, y Willenegger reconoce que ¡°el caso de ZTE ha sido una llamada de atenci¨®n para China¡±. El Gobierno estadounidense ha prohibido a sus empresas proporcionar componentes a ZTE, un gigante del sector de las telecomunicaciones, y la compa?¨ªa china ha detenido todas sus operaciones, lo cual ha dejado en evidencia la dependencia del exterior de las tecnol¨®gicas chinas.
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