Trump siembra vientos, las empresas recogen tempestades
Parece que la perspectiva de una guerra comercial acapara la atenci¨®n. Hasta hace poco, no daba la impresi¨®n de que las grandes empresas y las instituciones que representan sus intereses se tomasen en serio el discurso proteccionista del presidente Trump. Despu¨¦s de todo, las corporaciones han invertido miles de millones de d¨®lares creyendo que los mercados mundiales se mantendr¨ªan abiertos y que la industria estadounidense conservar¨ªa su acceso tanto a los clientes como a los proveedores extranjeros.
Trump no pondr¨ªa en peligro todas esas inversiones, ?verdad? S¨ª, s¨ª lo har¨ªa, y el tard¨ªo reconocimiento de que su postura dura sobre el comercio iba en serio ha provocado una avalancha de reacciones. Las grandes empresas y las patronales env¨ªan cartas al Gobierno advirtiendo de que sus pol¨ªticas destruir¨¢n m¨¢s puestos de trabajo de los que crear¨¢n. Mientras tanto, la C¨¢mara de Comercio estadounidense ha lanzado una campa?a publicitaria para convencer a los votantes de las ventajas del libre comercio. Pat¨¦tico, ?no? ?Qui¨¦n va a prestar atenci¨®n a esas cartas en el Gobierno de Trump? ?Qu¨¦ cree exactamente la C¨¢mara que conseguir¨¢ publicando esos anuncios?
El caso es que las grandes empresas est¨¢n recogiendo lo que han sembrado. No hay una ¨²nica causa que nos haya llevado a este terrible momento, pero la c¨ªnica pol¨ªtica de la Am¨¦rica empresarial durante d¨¦cadas ha desempe?ado un papel clave. ?A qu¨¦ me refiero cuando digo pol¨ªtica c¨ªnica? En cierta medida, aludo a la alianza t¨¢cita entre las empresas y los ricos, por una parte, y los racistas, por otra, que es la esencia del movimiento conservador moderno. Durante tiempo dio la impresi¨®n de que las empresas ten¨ªan el juego bajo control: ganar elecciones con mensajes racistas velados y luego pasar a un programa de rebajas fiscales y liberalizaci¨®n. Pero tarde o temprano iba a pasar algo como Trump: un candidato que habla en serio de racismo, con el apoyo entusiasta de las bases republicanas y al que no se puede controlar.
Hasta hace poco no parec¨ªa que las grandes compa?¨ªas se tomasen en serio el discurso proteccionista del presidente
Hace poco, Tom Donohue, el presidente de la C¨¢mara, publicaba un art¨ªculo en el que condenaba el maltrato de Trump a los ni?os en la frontera, y declaraba que ¡°no somos as¨ª¡±. Lo siento, se?or Donohue, s¨ª son as¨ª: ustedes y sus aliados se han pasado d¨¦cadas empoderando a los racistas, y ahora toca pagar la factura. Pero la pol¨ªtica migratoria racista no es el ¨²nico ¨¢mbito en el que la gente como Donohue se enfrenta a un monstruo que ha ayudado a crear.
Cuando organizaciones como la C¨¢mara de Comercio o la Fundaci¨®n Heritage declaran que los aranceles son una mala idea, se basan en razones intelectuales: todos los expertos econ¨®micos coinciden. Pero no tienen ninguna credibilidad, porque esas mismas instituciones conservadoras se han pasado d¨¦cadas haciendo la guerra contra los expertos. El caso m¨¢s evidente es el del cambio clim¨¢tico, en el que las organizaciones conservadoras, incluida la C¨¢mara por supuesto, se han comportado durante mucho tiempo como ¡°mercaderes de dudas¡±, generando escepticismo y bloqueando la adopci¨®n de medidas frente a un consenso cient¨ªfico abrumador. Hablando en plata, es dif¨ªcil pasar del ¡°no prestar atenci¨®n a esos supuestos expertos que dicen que el planeta se est¨¢ calentando¡± a ¡°el proteccionismo es malo, y todos los expertos est¨¢n de acuerdo¡±.
Del mismo modo, las organizaciones como Heritage han promovido la econom¨ªa de la oferta, es decir, la econom¨ªa vud¨² ¡ªla afirmaci¨®n de que los recortes fiscales generar¨¢n un enorme crecimiento y compensar¨¢n a la larga¡ª aunque ning¨²n experto econ¨®mico est¨¦ de acuerdo. Por tanto, ya han aceptado el principio de que est¨¢ bien decir tonter¨ªas en lo que a econom¨ªa se refiere si resulta conveniente desde el punto de vista pol¨ªtico. Y ahora viene Trump con tonter¨ªas diferentes, afirmando que ¡°las guerras comerciales son buenas y f¨¢ciles de ganar¡±. ?C¨®mo pueden convencer a alguien de que las tonter¨ªas que dice son malas, y que las que dicen ellos son buenas?
El caso es que no est¨¢ solo en peligro el comercio mundial, sino el propio Estado de derecho
Pero puede que una guerra comercial solo sea el principio del castigo que las grandes empresas se han infligido a s¨ª mismas. Es posible que el futuro nos depare m¨¢s espeluznantes, porque Trump no solo es un proteccionista, es un autoritario. Las guerras comerciales son terribles, pero el poder desenfrenado es mucho peor, y no solo para los que son pobres y est¨¢n indefensos.
Piensen en el hecho de que Trump ya ha tomado por costumbre amenazar a las empresas que le llevan la contraria. Despu¨¦s de que Harley-Davidson anunciase que iba a trasladar parte de su producci¨®n al extranjero a causa de los conflictos comerciales, advirti¨® a la empresa de que iba a pagar ¡°m¨¢s impuestos que nunca¡±, lo que desde luego suena a que quiere politizar la agencia tributaria y usarla para castigar a empresas concretas. Por el momento, seguramente no podr¨¢ hacer algo as¨ª, pero vamos a suponer que los republicanos mantienen el control del Congreso este noviembre. Si lo hacen, ?cree alguien que se opondr¨¢n a los abusos del poder presidencial? Con una victoria del Partido Republicano en las elecciones de mitad de mandato, mucha gente y muchas instituciones quedar¨ªan a merced de los instintos autoritarios de Trump, las grandes empresas incluidas.
Pero las organizaciones como la C¨¢mara y Heritage siguen intentando asegurar una victoria republicana. De hecho, hasta su reciente cambio para centrarse en el proteccionismo, la c¨¢mara estaba emitiendo anuncios para intentar (sin ¨¦xito,) conseguir el apoyo de la opini¨®n p¨²blica a los recortes fiscales de Trump en distritos del Congreso con mucha competencia. Y comparen esto con los anuncios a favor del libre comercio, que no tienen un prop¨®sito pol¨ªtico claro. El caso es que no solo est¨¢ en peligro el comercio mundial, sino el Estado de derecho. Y hasta cierto punto est¨¢ en peligro porque las grandes empresas renunciaron a todos sus principios en su af¨¢n de obtener recortes fiscales.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. @ The New York Times Company, 2018.Traducci¨®n de News Clips.
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