Secuelas econ¨®micas a largo plazo
El da?o que el presidente est¨¢ haciendo a la cultura y las instituciones pol¨ªticas puede tardar a?os en borrarse
El presidente Donald Trump suele golpearse el pecho y atribuirse el m¨¦rito de cada nuevo repunte de la econom¨ªa de Estados Unidos. Pero en lo que concierne al desempe?o econ¨®mico, los presidentes norteamericanos tienen considerablemente m¨¢s influencia en las tendencias a largo plazo que en las fluctuaciones a corto.
Sin duda, los recortes impositivos y las alzas del gasto de Trump han ofrecido cierto est¨ªmulo adicional a corto plazo. Aparentemente, lo mismo sucedi¨® con los compradores extranjeros de productos estadounidenses como soja, que se apresuran a abastecerse antes de que la guerra arancelaria se recaliente del todo. Aun as¨ª, no es f¨¢cil acelerar una econom¨ªa de 20 billones de d¨®lares, ni siquiera con un d¨¦ficit presupuestario de casi un bill¨®n, como sucede en la Administraci¨®n de Trump. En verdad, las fluctuaciones a corto plazo en los inventarios de las empresas probablemente hayan contenido el crecimiento en la misma medida que otros factores lo han apuntalado temporalmente.
En un contexto pol¨ªtico tan agrio, no es f¨¢cil pensar en el largo plazo. Pero, gracias a la magia del inter¨¦s compuesto, las medidas que elevan marginalmente el crecimiento a largo plazo son muy importantes. Por ejemplo, las pol¨ªticas de desregulaci¨®n del transporte del Gobierno del presidente Jimmy Carter a finales de los a?os setenta del siglo pasado sentaron las bases para la revoluci¨®n minorista de Internet. Los enormes recortes impositivos de Ronald Reagan en los a?os ochenta ayudaron a restablecer el crecimiento de Estados Unidos en las d¨¦cadas subsiguientes (pero tambi¨¦n exacerbaron las tendencias de desigualdad). Y los esfuerzos del presidente Barack Obama (y antes que ¨¦l, del presidente George W. Bush) para contener los da?os de la crisis financiera de 2008 sostienen la econom¨ªa fuerte por la cual Trump quiere adjudicarse todo el m¨¦rito.
?Cu¨¢l ser¨¢ el efecto acumulado de las pol¨ªticas de Trump en la econom¨ªa dentro de 10 a?os? Dejando de lado el jaleo pol¨ªtico, el juicio sigue sin estar visto para sentencia.
Empecemos por lo que probablemente pueda anotarse en el haber. La reforma del impuesto de sociedades de finales de 2017 fue una de esas raras circunstancias en las que el Congreso norteamericano agiliz¨® y mejor¨® ampliamente el bizantino sistema impositivo de Estados Unidos, aunque deber¨ªa de haberse fijado la tasa del impuesto de sociedades en el 25%, no en el 21%.
A Obama tal vez le habr¨ªa gustado mucho sancionar un proyecto de ley similar. Pero durante su presidencia, el Congreso controlado por los republicanos insisti¨® en que cualquier propuesta no ten¨ªa que ¡°tener impacto en los ingresos¡± ni siquiera en el corto plazo, lo cual es un obst¨¢cu?lo pol¨ªtico dif¨ªcil para cualquier reforma tributaria fundamental. Los esfuerzos de Trump por recortar la regulaci¨®n, particularmente a las peque?as y medianas empresas, probablemente tambi¨¦n sean un plus para el crecimiento a largo plazo, revirtiendo algunos excesos que se filtraron al final del mandato de Obama (aunque Trump est¨¢ mezclando buenas y malas regulaciones).
Un ¨¢rea poco conocida en la que la Administraci¨®n de Trump parece estar esgrimiendo nuevas ideas es la readaptaci¨®n de los trabajadores desplazados y la mejora de la capacitaci¨®n vocacional a nivel de la escuela secundaria. En principio, la tecnolog¨ªa y los datos le permiten al Gobierno federal ayudar a ofrecer mejor informaci¨®n a padres y trabajadores sobre qu¨¦ capacidades son las que m¨¢s se buscan, as¨ª como la ubicaci¨®n geogr¨¢fica de los empleos.
La hija del presidente, Ivanka Trump, est¨¢ encabezando el esfuerzo. Si bien es f¨¢cil ser c¨ªnico (algunos dicen que el nuevo programa es apenas una excusa para recortar fondos de los programas de readaptaci¨®n existentes), la idea de que las plataformas digitales pueden mejorar sustancialmente la reeducaci¨®n y la formaci¨®n es buena.
Pero si bien la Administraci¨®n de Trump ha fortalecido de varias maneras el potencial de crecimiento de largo plazo de la econom¨ªa de Estados Unidos, la otra columna del libro contable es bastante l¨²gubre. Por empezar, un amplio rango de estudios ¡ªdesde el trabajo del ya fallecido economista David Landes hasta una investigaci¨®n m¨¢s reciente de Daron Acemoglu, del MIT, y de James A. Robinson, de la Universidad de Chicago¡ª determina que las instituciones y la cultura pol¨ªtica son los ¨²nicos determinantes m¨¢s importantes del crecimiento de largo plazo. La recuperaci¨®n del da?o que Trump est¨¢ infligiendo a las instituciones y a la cultura pol¨ªtica en Estados Unidos puede llevar a?os; si fuera as¨ª, los costes econ¨®micos podr¨ªan ser considerables.
Es m¨¢s, en virtud del desd¨¦n de la Administraci¨®n por la ciencia, los presupuestos propuestos para la investigaci¨®n b¨¢sica, que incluye a los Institutos Nacionales de Salud y a la Fundaci¨®n Nacional para la Ciencia, fueron reducidos enormemente (por suerte, el Congreso de Estados Unidos rechaz¨® los recortes). Y la ley antimonopolio, necesaria para contrarrestar el poder excesivo de las grandes corporaciones en muchas partes de la econom¨ªa, no se est¨¢ aplicando en la pr¨¢ctica. Eso exacerbar¨¢ la desigualdad en el largo plazo; las minas de carb¨®n y los aranceles comerciales de Trump, en el mejor de los casos, son tiritas para cubrir una herida de bala.
Por ¨²ltimo, pero no menos importante, muchas de las regulaciones a las que apunta Trump deber¨ªan fortalecerse, no eliminarse. Es dif¨ªcil imaginar que destripar a la Agencia de Protecci¨®n Ambiental y retirarse del acuerdo clim¨¢tico de Par¨ªs ayude al crecimiento de largo plazo, dado que los costes de limpiar la contaminaci¨®n m¨¢s adelante superan marcadamente los costes de mitigarla hoy.
En cuanto a la regulaci¨®n financiera, las toneladas de nuevas reglas adoptadas despu¨¦s de la crisis financiera de 2008 han sido un sue?o hecho realidad para los abogados. En lugar de intentar gestionar al detalle a la banca, ser¨ªa mucho mejor garantizar que los accionistas sufran m¨¢s ¡°en carne propia¡±, de manera que los grandes bancos sean m¨¢s proclives a evitar el riesgo excesivo. Por otro lado, neutralizar la legislaci¨®n existente sin reemplazarla por otras normas adecuadas sienta las bases para otra crisis financiera.
De manera que, si bien la econom¨ªa de Estados Unidos en efecto est¨¢ creciendo r¨¢pidamente, el alcance completo que deje el legado econ¨®mico de Trump tal vez no se note al menos en los pr¨®ximos 10 a?os o m¨¢s. Mientras tanto, si se produce una crisis, no ser¨¢ culpa de Trump ¡ªal menos seg¨²n Trump, que ya se est¨¢ preparando para culpar a la Reserva Federal de Estados Unidos por aumentar los tipos de inter¨¦s y echar por la borda todo su buen trabajo¡ª.
Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI, es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªticas P¨²blicas en la Universidad de Harvard. ? Project Syndicate, 2018. www.project-syndicate.org
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