Una Reserva Federal olvidadiza
La Fed tiene una ¡°teor¨ªa del h¨¢bitat¡± acerca de por qu¨¦ esta vez la situaci¨®n es distina. Pero se equivoca
Los cambios econ¨®micos sucedidos en el transcurso de los ¨²ltimos 20 a?os han ense?ado ¡ªo deber¨ªan haber ense?ado¡ª cuatro lecciones a la Reserva Federal de Estados Unidos. Sin embargo, la postura actual sobre pol¨ªticas que toma la Fed plantea el interrogante sobre si esta instituci¨®n ha internalizado por lo menos alguna de ellas.
La primera es que?¡ªpor lo menos, mientras se mantenga la configuraci¨®n actual del tipo de inter¨¦s¡ª el objetivo de inflaci¨®n adecuado para la Reserva Federal deber¨ªa ser del 4% anual, en lugar del 2%. Un objetivo m¨¢s elevado es esencial para tener suficiente espacio para hacer recortes de cinco puntos porcentuales o m¨¢s en los tipos de inter¨¦s nominales y seguras a corto plazo, que suelen utilizarse para amortiguar los efectos de una recesi¨®n sobre la econom¨ªa.
La Reserva Federal protesta porque cambiar su objetivo de inflaci¨®n, incluso una sola vez, erosionar¨ªa la credibilidad de su compromiso de garantizar la estabilidad de precios. Pero la Fed puede pagar ahora o puede pagar m¨¢s tarde. Al fin de cuentas, ?de qu¨¦ sirve la credibilidad hoy cuando significa adherirse tenazmente a una pol¨ªtica que lo priva a uno de la capacidad de hacer su trabajo correctamente ma?ana?
La segunda lecci¨®n es que los dos coeficientes de pendiente en la ecuaci¨®n algebraica que es la curva de Phillips ¡ªel v¨ªnculo entre la inflaci¨®n esperada y la inflaci¨®n actual, y la capacidad de respuesta de la inflaci¨®n futura frente al desempleo actual¡ª son, ambos, mucho m¨¢s peque?os que los coeficientes en la d¨¦cada de 1970, o incluso en la d¨¦cada de 1980. El entonces presidente de la Fed, Alan Greenspan, reconoci¨® esto en la d¨¦cada de 1990. De manera correcta, juzg¨® que presionar a favor de un crecimiento m¨¢s r¨¢pido y un menor desempleo no significaba que se estaban tomando riesgos excesivos, sino m¨¢s bien que se estaban cosechando frutos maduros. La Fed actual parece tener una opini¨®n distinta.
La tercera lecci¨®n es que el vuelco de la curva de rendimiento en el mercado de bonos no es ¨²nicamente una se?al de que el mercado piensa que la pol¨ªtica monetaria es demasiado estricta; es una se?al de que la pol¨ªtica monetaria realmente es demasiado estricta. Las personas que pujaron al alza los precios de las letras del Tesoro de Estados Unidos a largo plazo, anticip¨¢ndose a los recortes de los tipos de inter¨¦s cuando la Fed se excede y provoca una recesi¨®n, son las mismas personas que ahora est¨¢n en vilo pregunt¨¢ndose cu¨¢ndo comenzar a recortar los planes de inversi¨®n, ya que una recesi¨®n pronto producir¨¢ un exceso de capacidad.
La Fed tiene hoy una ¡°teor¨ªa del h¨¢bitat¡± acerca de por qu¨¦ esta vez la situaci¨®n es distinta; es decir, por qu¨¦ las preferencias de los que eligen invertir a unos plazos concretos implican que un vuelco de la curva de rendimiento no significar¨ªa lo que siempre ha significado. Pero en 2006, justo antes de que golpeara la crisis financiera, se supon¨ªa que tambi¨¦n la situaci¨®n era distinta. (Y anteriormente hubo una gran cantidad de veces en las que se supon¨ªa que las cosas tambi¨¦n iban a ser distintas). La historia sugiere que esta vez es muy poco probable que la situaci¨®n sea distinta; y tambi¨¦n sugiere que la situaci¨®n no terminar¨¢ bien si la Fed contin¨²a convencida y comport¨¢ndose de otra forma.
La cuarta lecci¨®n refleja de manera similar cambios evolutivos que se remontan a m¨¢s de 20 a?os atr¨¢s. En la d¨¦cada de 1980 no era disparatado argumentar que la pr¨®xima gran conmoci¨®n para la macroeconom¨ªa de Estados Unidos ser¨ªa probablemente inflacionaria. Es mucho m¨¢s dif¨ªcil argumentar razonablemente eso hoy d¨ªa. Durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas y media, los principales impactos no han sido inflacionarios, como lo fueron las crisis petroleras de 1973 y 1979, sino que los impactos han sido m¨¢s bien deflacionistas, como por ejemplo la crisis de las cajas de ahorros de Estados Unidos en los a?os ochenta y noventa, la crisis asi¨¢tica de 1997, la debacle de las compa?¨ªas puntocom de los a?os 2000, los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el colapso de las hipotecas basura de 2007 y la crisis de deuda europea de 2010.
La expresidenta de la Fed Janet Yellen me dijo en la d¨¦cada de 1990 que, en su opini¨®n, dirigir el debate interno de la Fed dentro del marco de las reglas de los tipos de inter¨¦s hab¨ªa aumentado enormemente la facilidad de llegar desde un acuerdo sobre la estructura y el estado de la econom¨ªa hasta un consenso aproximado sobre cu¨¢les ser¨ªan las pol¨ªticas adecuadas.
Pero, al menos como yo lo veo, en este momento el proceso de la Fed de pasar de una visi¨®n realista de la econom¨ªa a una pol¨ªtica monetaria apropiada no parece estar funcionando correctamente en absoluto. Tal vez es hora de que la Fed coloque sus discusiones internas dentro de un marco m¨¢s expl¨ªcito. Uno puede imaginar, por ejemplo, que la Fed adopte un m¨¦todo de ¡°control ¨®ptimo¡±, mediante el cual se establezcan los par¨¢metros de la pol¨ªtica monetaria a trav¨¦s de la ejecuci¨®n de m¨²ltiples simulaciones de un modelo macroecon¨®mico que utilice distintas combinaciones de tipos de inter¨¦s y herramientas contables, con el prop¨®sito de predecir la inflaci¨®n y el desempleo futuros.
El problema con los m¨¦todos de control ¨®ptimos es que el mundo real no es un sistema cerrado en el que las relaciones econ¨®micas nunca cambian, o donde cambian de manera totalmente predecible. La pol¨ªtica monetaria m¨¢s efectiva ¡ªy, por tanto, la m¨¢s cre¨ªble¡ª refleja no s¨®lo las lecciones de la historia, sino tambi¨¦n la voluntad de reconsiderar los supuestos arraigados desde mucho tiempo atr¨¢s.
J. Bradford DeLong, ex subsecretario adjunto del Tesoro de Estados Unidos, es profesor de Econom¨ªa en la Universidad de California en Berkeley e investigador asociado en la Oficina Nacional de Investigaciones Econ¨®micas.
Traducci¨®n del ingl¨¦s por Roc¨ªo L. Barrientos.
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