Tiziana Terranova: ¡°La nueva econom¨ªa parec¨ªa un mundo lleno de posibilidades¡±
Esta experta en comunicaci¨®n investiga el impacto de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n en el mundo del trabajo
Tiziana Terranova (1967, Italia) se muestra tan concienciada como cauta. A cada paso pone por delante a la soci¨®loga y experta en comunicaci¨®n que vive dentro de ella para no caldear el ambiente con extremismos. Investigadora, con laboratorio en la Universidad de N¨¢poles, esta semana pas¨® por Madrid para fomentar respuestas colectivas a los nuevos mercados de trabajo ef¨ªmeros y vendeburras que predominan en la era de Internet. Junto al norteamericano Trebor Scholz imparti¨® conferencias y talleres en el Museo Reina Sof¨ªa ante un p¨²blico muy joven y atento a las prevenciones y a la b¨²squeda de un resquicio de futuro en el fr¨¢gil mercado laboral que les espera.
Pregunta. Me ha llamado la atenci¨®n el t¨ªtulo de su ciclo: Superexplotados e infrapagados. En Espa?a tenemos un dicho: "Adem¨¢s de cornudo, apaleao¡" ?As¨ª estamos?
Respuesta. El t¨ªtulo viene dado de un ensayo de Trebor Scholz. Cuando apareci¨®, la nueva econom¨ªa parec¨ªa un mundo lleno de posibilidades; con el tiempo fueron muchos los que se dieron cuenta de que no era as¨ª. Todas esas nuevas opciones se nos presentan como muy atractivas cuando lo que prima es el deseo y la necesidad de trabajar. Organizarse por Internet, a priori, parece que carece de costos, que no se necesita de estructuras; pero a la larga sale caro: para la sociedad y para el colectivo, sobre todo. Al principio, nos contagia un sentimiento de libertad, de flexibilidad, luego llegan los efectos colaterales.
P. ?Cu¨¢ndo nos dimos cuenta de que la utop¨ªa de Internet pod¨ªa llegar a ser una distop¨ªa?
R. Existe la tendencia a polarizar el discurso sobre esto. De la ilusi¨®n al Black Mirror. No hay que dejarse llevar por los extremos. La realidad es que vivimos una metamorfosis social del mercado del trabajo que la tecnolog¨ªa transforma, pero deber¨ªamos conseguir que se haga de un modo alternativo al que parecen apuntar las tendencias.
P. En su conferencia del mi¨¦rcoles en el Museo Reina Sof¨ªa la mayor¨ªa de asistentes no llegaba a los 25 a?os. ?Son los m¨¢s j¨®venes conscientes del impacto que estamos viviendo y de qu¨¦ es lo que les espera cuando salgan al mundo laboral?
R. La mayor¨ªa de mis estudiantes en la Universidad de N¨¢poles ya trabajan. En condiciones precarias, claro. As¨ª que son conscientes de la gravedad y de la dureza de la situaci¨®n. Creo que hemos superado aquel estado mental previo a 2008 cargado de un deseo de competitividad. Ahora vivimos una atm¨®sfera de desilusi¨®n y de necesidad de utilizar la tecnolog¨ªa para organizarse alternativamente. No tanto en pro de un capitalismo, ni de convertirse en propietarios, sino tendente a nuevas maneras de entenderse o aliarse de cara al trabajo o a la propia vida.
P. Uno de los riesgos que afecta a la sociedad en general, pero en gran parte a la juventud, es la tentaci¨®n de caer en el populismo xen¨®fobo y neofascista que crece en Europa. Italia es un ejemplo un tanto alarmante en este sentido. ?Por qu¨¦?
?Por qu¨¦ ahora el odio se expande mejor y m¨¢s r¨¢pido que la solidaridad?
R. Basta un equipo reducido en redes sociales para agitar mensajes nocivos. Pero habr¨ªa que ver si estos afectan m¨¢s a los j¨®venes o a los segmentos de mayores de cuarenta. No lo s¨¦. Lo cierto es que la rabia, el deseo de encontrar puntos de vista que les expliquen qu¨¦ ocurre, la sensaci¨®n de impotencia, existen. Pero no tenemos datos que nos digan a qui¨¦n afectan m¨¢s estos mensajes. El control de los mismos sigue siendo opaco.
P. Esa desilusi¨®n, esa rabia, ?tiene que ver con la vieja estructura o con la nueva?
R. Proviene de ese choque entre ambas, de esa sensaci¨®n de haber cambiado una estructura antigua que no funcionaba por otra que no cumple las expectativas; que no da seguridad econ¨®mica sino que ofrece competencia, fatiga, m¨¢s esfuerzo y escasos incentivos. Sentirse bloqueado y capturado ah¨ª es frustrante. Y eso se transforma en mantras que tienen que ver con discursos que apuntan a que nos han robado el futuro.
P. ?Llegan a explicarse en Europa y concretamente en Italia que ese caldo de cultivo del populismo m¨¢s de ultraderecha cale en casi todos los pa¨ªses y en Espa?a, no, por el momento?
R. No estoy segura de si se percibe esa excepci¨®n. Deber¨ªamos centrar nuestra mirada en Espa?a para saber por qu¨¦.
P. Espa?a no es la ¨²nica excepci¨®n, tambi¨¦n ocurre en Irlanda y Portugal. Pero volvamos a Italia, ?por qu¨¦ ese tumor les afecta tanto?
R. Han sido a?os y a?os en que los medios, la televisi¨®n y todos los partidos se sub¨ªan a una corriente antiinmigraci¨®n. Desde la derecha ultra de la Liga de Umberto Bossi al principio, a Berlusconi, pasando por la izquierda del Partido Democr¨¢tico. Todos. No hab¨ªamos resuelto el colonialismo ni el fascismo. Salvini es el fruto de todo eso.
P. ?Por qu¨¦ ha logrado ¨¦l sacar tanta ventaja? ?Es sencillamente m¨¢s listo que el resto?
R. Lo que propagan, y muchos est¨¢n de acuerdo con ellos, es que la Liga es un partido sin precedentes. M¨¢s posmoderno, m¨¢s avanzado en sus t¨¦cnicas de comunicaci¨®n que el resto. Pero el terreno de ahora, repito, se lo hab¨ªan preparado durante dos d¨¦cadas.
P. ?En qu¨¦ medida influyen las noticias falsas en la cuesti¨®n de la inmigraci¨®n?
R. Son poderosas. Utilizan el miedo al inmigrante y ponen ejemplos de condiciones ventajosas sobre la poblaci¨®n con esos cuentos de que ya llegan con su sueldo; o dicen que contagian enfermedades que traen consigo de sus pa¨ªses. Las noticias falsas tienen efecto porque se construyen sobre creencias y temores previos que, sencillamente, se confirman como reales, sin serlo. Se combaten con discursos y datos antirracistas.
P. ?Con qu¨¦ armas?
R. Hace falta un esfuerzo colectivo coordinado. La derecha m¨¢s radical cuenta con ventaja, pero eso no quiere decir que otras sensibilidades no dispongan de armas para organizar una respuesta en la Red. Hay que afrontarlo en grupo, no de manera individual.
P. ?Por qu¨¦ la mentira se ha organizado m¨¢s r¨¢pido que el rigor o las aproximaciones a la realidad, por no decir, la verdad?
R. No lo s¨¦. Y estudi¨¢ndolo, sencillamente te das cuenta de que no hace falta mucha gente para afrontarlo. Pero es cierto, ?por qu¨¦ ahora el odio se expande mejor y m¨¢s r¨¢pido que la solidaridad?
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